Mary's Meals alimenta la bondad innata de las personas
Francesca Merlo
"Si los niños que hemos conocido esta mañana, hambrientos y esperando una comida, estuvieran en la misma habitación que la gente de Londres o Nueva York, serían alimentados inmediatamente".
Tras conocer a un niño que le contó cómo tiembla de hambre, Magnus MacFarlane-Barrow, fundador y director general de Mary's Meals, comparte su sencillo llamamiento a la humanidad para que mire siempre más allá. Sentado en el almacén de Mary's Meals en Lilongwe, Malaui, y rodeado de sacos de Corn Soy Blend, MacFarlane-Barrow comparte la urgente y sencilla misión de Mary's Meals: que ningún niño pase hambre. Y la organización benéfica ha estado trabajando duro para cumplirla proporcionando una comida al día a los niños en lugares de educación.
Lo que una vez fue una pequeña iniciativa, que comenzó en un cobertizo del jardín de la casa familiar de MacFarlane-Barrow en Escocia durante la guerra de Bosnia, es ahora un movimiento mundial que alimenta diariamente a casi 2,5 millones de niños en 16 de las naciones más pobres del mundo.
Empoderar a las comunidades locales
En una entrevista concedida a Pope, MacFarlane-Barrow describe la generosidad de quienes, repartidos por todo el mundo, apoyan Mary's Meals y contribuyen de alguna manera. Una de las grandes cosas, añade, es el número de jóvenes que participan en las escuelas de todo el mundo. Sin embargo, afirma, "en el corazón del trabajo están los voluntarios, especialmente en países como Malaui, que se levantan temprano cada mañana para cocinar y servir estas comidas a los niños de sus propias comunidades".
La organización benéfica no podría funcionar sin los voluntarios, miembros de la comunidad y a veces padres de los niños escolarizados. Una vez que Mary's Meals proporciona los recursos necesarios, los voluntarios se hacen cargo del programa. La comida, en el caso de Malawi y otros países del sur de África, es Corn Soy Blend (CBS) -o gachas- y Mary's Meals se asegura de que siempre que sea posible los ingredientes sean de origen local, para apoyar a los agricultores y las economías locales.
Una misión alineada con las enseñanzas del Papa Francisco
Aunque Mary's Meals no es una agencia católica, su trabajo está profundamente marcado por la doctrina social católica. En su núcleo, subraya MacFarlane-Barrow, hay un profundo respeto por la dignidad humana y un compromiso con el bien común. "Mary's Meals es una labor realizada en nombre de la Madre de Jesús", reflexiona MacFarlane-Barrow. "Al mismo tiempo, es universal: todas las personas de buena voluntad están invitadas a participar en esta misión".
Es un mensaje que resuena con fuerza en el pontificado del Papa Francisco. Como Papa de las periferias, el Pontífice ha llamado continuamente la atención sobre las comunidades marginadas del mundo, nuestros hermanos y hermanas necesitados. Mary's Meals está en primera línea respondiendo a esta llamada a la acción, reflejando en su trabajo la cultura del encuentro que tanto reclama el Papa.
Mary's Meals: Sirviendo esperanza, cuenco a cuenco
"Queremos estar allí donde la necesidad es mayor", afirma MacFarlane-Barrow, señalando que esto "a menudo significa trabajar en lugares afectados por guerras, disturbios y desplazamientos". Es difícil, añade, "pero nos mantenemos fieles a estas comunidades".
De hecho, mientras el Papa Francisco sigue rezando semanalmente por las zonas devastacadas por conflictos, por los migrantes que huyen de la persecución y por los derechos y la dignidad de cada persona humana, Mary's Meals se mantiene firme en algunos de los países del mundo devastados por la guerra, alimentando a niños en la región etíope de Tigray o en Haití, o incluso en Sudán del Sur, donde el conflicto ha causado lo que se describe como la peor crisis humanitaria del mundo. Pero sólo pueden seguir operando en esas zonas gracias a socios locales que, señala MacFarlane-Barrow, "no se van cuando estalla la guerra", sino que se quedan, "porque es su hogar".
Pero, prosigue, "algún día queremos ser redundantes. Queremos ver a países como Malaui libres de la pobreza, gestionando sus propios programas de alimentación escolar. Todo lo que hagamos ahora debe tener eso en mente".
Sobre una humanidad compartida
MacFarlane-Barrow nos recuerda que en un momento en el que todos estamos absortos en nuestros propios problemas y las naciones más ricas se sienten abrumadas por las crisis, incluso los actos más pequeños pueden marcar una enorme diferencia. "Sólo cuesta 19,15 libras (22 euros) alimentar a un niño durante todo un curso escolar", afirma. "Eso son unos 10 céntimos por comida. Todo el mundo puede hacer algo". Es un precio tan pequeño que parece difícil de creer, pero es cierto: el precio de una comida fuera de casa para muchos de nosotros puede alimentar a un niño durante todo un año.
Sin embargo, Magnus MacFarlane-Barrow también subraya lo importante que es que ninguno de sus colaboradores se sienta nunca como un cajero automático humano. Insiste en que se trata de una cuestión de humanidad compartida y que "si este trabajo se hace como es debido, mejora la vida de todos, incluidos los que dan". A menudo, añade, "la gente nos da las gracias, diciendo que su vida ha cambiado desde que empezaron a compartir".
Magnus MacFarlane-Barrow representará a Mary's Meals el 3 de febrero, cuando el Vaticano acoja el Encuentro Mundial sobre los Derechos del Niño. En esa ocasión, en respuesta a los retos globales a los que millones de niños se enfrentan cada día, defensores de todo el mundo hablarán sobre la acuciante cuestión de los derechos del niño en un mundo asolado por la injusticia y los conflictos.
Una creencia infinita en la bondad innata de las personas
Con millones de niños que siguen pasando hambre, la labor de Mary's Meals dista mucho de haber terminado. Pero MacFarlane-Barrow se mantiene firme en su creencia en la bondad innata de las personas, consciente de que toda esta misión empezó cuando llevó un camión de donativos a Bosnia, hace muchos años. "Hice un pequeño llamamiento durante la guerra de Bosnia y me sentí abrumado por la bondad de la gente. Eso sigue siendo lo que impulsa esto hoy".
Desde aquel momento hasta alimentar a los primeros 200 niños en Malawi en 2002, MacFarlane-Barrow nunca habría imaginado que hoy estarían presentes en todo el mundo, en constante crecimiento, y alimentando a más y más niños.
A través de la cultura del amor que tanto reclama el Papa Francisco, de la confianza y "de la oración", Mary's Meals continúa su misión con celo y dedicación porque por cada niño alimentado, siempre hay uno más esperando.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí