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Rueda: El cardenalato es un reconocimiento a la Iglesia en Colombia

Monseñor Luis José Rueda Aparicio, nombrado cardenal de la Iglesia en Colombia, agradece al Papa y se compromete además de la oración por él, seguir trabajando junto con sus hermanos Obispos en los procesos de reconciliación y paz en el país.

Johan Pacheco – Pope

“La inserción de los nuevos Cardenales en la diócesis de Roma manifiesta el vínculo indisoluble entre la sede de Pedro y las Iglesias particulares extendidas en el mundo”, expresó el Papa Francisco en el anuncio del Consistorio del próximo 30 de septiembre, y entre los futuros cardenales el arzobispo primado de Bogotá -monseñor Luis José Rueda Aparicio- quien agradece al Santo Padre y ve en el nombramiento un reconocimiento para la Iglesia en Colombia y sus procesos de reconciliación, paz y evangelización.

“Espero prestar un servicio primero de oración desde aquí desde Colombia, orar por el Papa como lo he hecho siempre pero ahora más intensamente orar por la Iglesia en los cinco continentes, ayudar a discernir desde mi país la situación de la Iglesia y acompañar y servir al Papa en lo que él me pida, en lo que él me convoque con toda disponibilidad”, expresó monseñor Rueda Aparicio.

El Arzobispo colombiano cuenta con emoción como se enteró del nombramiento el domingo por la mañana, en medio de sus oraciones personales, preparando la homilía y revisando la agenda de trabajo del día. Al ser informado, verificó la noticia a través de la web de Pope, y de inmediato se fue ante el Sagrario a rezar.      

El futuro Cardenal recuerda también la visita del Papa Francisco a Colombia: “en el año 2017 nos dio un signo impactante en Villavicencio, nos mostró que hay la posibilidad de encontrar a víctimas y victimarios. Y esa lección, esa catequesis contundente, sigue haciendo eco y sigue desafiándonos en Colombia. Todos los obispos de Colombia estamos comprometidos en continuar ese encuentro, esa cultura del encuentro”.

Luis José Rueda considera que actualmente el principal desafío de la Iglesia “es tomar el evangelio de Jesucristo que nos dice ‘conviértanse y crean en el evangelio’, convertirnos porque hay muchos focos de violencia. Hay mucho distanciamiento del ser humano respecto al Dios creador, al Dios que camina con nosotros. Creo que el gran desafío es reconocer que necesitamos el amor de Dios, necesitamos la ternura de Dios y reconocerlo cercano en todos los cinco continentes y en la vida personal y familiar de cada uno”, dijo.

El Arzobispo de Bogotá agradeció también a las diócesis donde fue formado, y en aquellas Iglesias locales donde ha prestado su servicio como obispos: “lo que soy se lo debo a la Iglesia”     

"Yo creo que, para toda la Iglesia universal, para el pueblo de Dios el gran desafío es tomar el evangelio de Jesucristo que nos dice ‘conviértanse y crean en el evangelio’"
"Yo creo que, para toda la Iglesia universal, para el pueblo de Dios el gran desafío es tomar el evangelio de Jesucristo que nos dice ‘conviértanse y crean en el evangelio’"

¿Cómo se siente al ser llamado por el Papa a formar parte del colegio cardenalicio? 

Como diría el Papa me siento ‘misericordiado’, me siento amado misericordiosamente por Dios Padre. Y me siento responsable de acudir a esta llamada que me hace el Papa Francisco en nombre de toda la Iglesia colombiana y acompañado con todo el pueblo de Dios que peregrina, ora, y trabaja en nuestra patria.

¿Qué significa este nombramiento como cardenal para la Iglesia en Colombia? 

Yo creo que es un reconocimiento a una Iglesia que ha sufrido, que se ha comprometido, que ha estado siempre cercana a los procesos de reconciliación, de paz, de evangelización de nuestro pueblo colombiano y yo creo que es el reconocimiento a un sin número de laicos que trabajan silenciosamente todos los días en distintas regiones del país construyendo país, construyendo Iglesia: catequistas, lectores, ministros extraordinarios de la comunión, y también la vida consagrada y todos los ministros ordenados de nuestro país. 

¿Cómo cardenal que espera en su servicio ofrecer a la Iglesia y al Santo Padre? 

Bueno yo espero prestar un servicio primero de oración desde aquí desde Colombia, orar por el Papa como lo he hecho siempre, pero ahora más intensamente orar por la Iglesia en los cinco continentes, ayudar a discernir desde mi país la situación de la Iglesia y acompañar y servir al Papa en lo que él me pida, en lo que él me convoque con toda disponibilidad.

¿Cómo se enteró de la noticia del nombramiento y cuál fue su reacción personal?

Se lo voy a decir con toda sinceridad, yo el domingo en el Día del Señor tengo un rito especial que es levantarme temprano a orar, a preparar mi predicación y a mirar las visitas que voy a hacer a las distintas parroquias. Me lo comunicó una misionera de las comunicaciones de la Conferencia Episcopal Colombiana que se llama Lida Lozada Castro, ella fue la que me comunicó como faltando diez minutos para las seis y ahí sí que tuve que ir a confirmar en los organismos oficiales del Vaticano, en Pope concretamente, y luego irme al Sagrario a sufrir ese momento, a darle gracias al Señor y a pedirle que me ayudara a entender lo que estaba pasando con mi vida, con mi vocación y con la Iglesia en Colombia.

¿Qué le gustaría decirle al Papa Francisco? 

Me gustaría decirle al Papa Francisco lo que siempre le digo cuando lo saludo, que Colombia lo ama, qué oramos por él, que estamos con él y que en él sentimos al Sucesor de Pedro y vivimos en comunión misionera con él.

¿Es este nombramiento un estímulo para la construcción de paz? 

Sin duda, sin duda que es un estímulo para que todos los obispos trabajemos y yo siempre he dicho que no se trata de un protagonismo personal, por lo tanto, no va a ser el trabajo nunca en solitario de Luis José Rueda, nunca lo he pretendido. No soy capaz de hacerlo, yo no tengo las capacidades, pero acompañado de mis hermanos obispos y de la Iglesia que peregrina en Colombia hay un protagonismo misionero, social, eclesial, en comunión. 

¿Se puede considerar que el nombramiento es un reconocimiento al camino de la Iglesia en Colombia y de qué modo?

Sí, es un reconocimiento sin duda a la Iglesia en Colombia. Yo creo que cuando uno mira una parroquia y ve unas pequeñas comunidades, los movimientos, los distintos ministerios, la manera como se busca llevar el Reino de Dios en lo cotidiano de la vida, en el trabajo, en las zonas rurales, en las zonas urbanas, en estas grandes ciudades como Bogotá. O en las pequeñas ciudades de las distintas zonas de nuestro país, allí hay una red de hombres y mujeres discípulos misioneros de Jesucristo. Ese es el pueblo de Dios. Esa es la verdadera Iglesia, esa es la Iglesia en camino sirviendo y buscando la santidad.

Particularmente, ¿Se puede considerar en la decisión del Papa el reconocimiento del camino de paz y reconciliación que se está haciendo en Colombia?

El Papa Francisco que vino en el año 2017 nos dio un signo impactante en Villavicencio, nos mostró que hay la posibilidad de encontrar a víctimas y victimarios. Y esa lección, esa catequesis contundente sigue haciendo eco y sigue desafiándonos en Colombia. Todos los obispos de Colombia estamos comprometidos en continuar ese encuentro, esa cultura del encuentro, de la fraternidad, del perdón que nos hace falta; y el Papa cuando se despedía en Cartagena en el año 2017 parafraseando al santo de los negros que es san Pedro Claver, patrono, que él se llamaba esclavo de los esclavos para siempre, él dijo ustedes sean servidores de la paz para siempre y eso queremos ser esclavos de un servicio a la paz y a la reconciliación en Colombia. 

En su trayectoria eclesial antes de ser Arzobispo primado conoció bien las periferias del país, ¿de qué manera ese conocimiento puede impulsar su camino como Cardenal?

Mucho, totalmente lo llevo en mi corazón lo que soy se lo debo a la Iglesia, a la iglesia de todos los territorios de mi Diócesis de Socorro y San Gil que me enseñó, es una verdadera escuela de evangelización esta diócesis. Luego en Córdoba en mi primera experiencia como obispo en Montelíbano; en la arquidiócesis grande territorialmente y grandes espiritualmente y grande en problemáticas que es la Arquidiócesis de Popayán; pero quiero decir algo Bogotá es periférica porque algunos piensan que Bogotá es el centro y que Bogotá no tiene problemas, en Bogotá se resumen todas las periferias existenciales y geográficas humanas y espirituales que hay en todo el país. Bogotá es una casa que recoge todas las situaciones del país, por lo tanto, seguimos en las periferias y seguimos acompañando con todo el amor a todos los que sufren, sufriendo nosotros también, pero llenos de esperanza.

Finalmente, ¿cuál es el mayor desafío para el pueblo de Dios en Colombia y para la Iglesia universal?

Yo creo que, para toda la Iglesia universal, para el pueblo de Dios el gran desafío es tomar el evangelio de Jesucristo que nos dice ‘conviértanse y crean en el evangelio’, convertirnos porque hay muchos focos de violencia. Hay mucho distanciamiento del ser humano respecto al Dios creador, al Dios que camina con nosotros. Creo que el gran desafío es reconocer que necesitamos el amor de Dios, necesitamos la ternura de Dios y reconocerlo cercano en todos los cinco continentes y en la vida personal y familiar de cada uno.

 

*Colaboraron en esta entrevista el padre Martin Sepúlveda y Lida Lozada, del Sistema Informativo de la Conferencia Episcopal de Colombia.  

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13 julio 2023, 17:39