Viaje a 䲹Բá: Tras las huellas de los santos Joaquín y Ana
Amedeo Lomonaco y Tiziana Campisi – Pope
Hoy, la Iglesia conmemora a los santos Joaquín y Ana. No hay referencias a ellos en la Biblia. Algunas noticias están tomadas de textos apócrifos. El Papa los celebra hoy en Canadá, donde la devoción a Santa Ana está muy extendida, en Edmonton con la misa en el Commonwealth Stadium. Por la tarde, el Pontífice participará en la tradicional peregrinación de las comunidades indígenas al lago Santa Ana, a unos 72 kilómetros de Edmonton. La peregrinación, dedicada a la madre de María, es uno de los encuentros espirituales más importantes para los fieles de América del Norte y el Santo Padre, el pasado mes de abril en el Vaticano, al recibir a las delegaciones de los pueblos indígenas, les había expresado claramente su deseo de estar con ellos en esta ocasión.
La devoción a santa Ana en Canadá
Ana y Joaquín eran una pareja de esposos de Jerusalén. Él pertenecía al linaje de David. La tan deseada descendencia les llegó después de veinte años de matrimonio y de incesantes oraciones a Dios, que los hizo padres de María, madre de Jesús. Fue Ana quien instruyó a su hija y le transmitió las artes del hogar, mientras Joaquín proveía amorosamente a las necesidades de la familia. A ambos se los veneraba ya en el primer siglo del cristianismo. Y los canadienses están especialmente ligados a la madre de la Virgen.
Diversas iglesias, escuelas y localidades están dedicadas a santa Ana. Celebrada junto a su esposo por la Iglesia el 26 de julio, fueron los misioneros quienes la dieron a conocer a los pueblos indígenas que, organizados en pequeños grupos, solían reunirse como tribus para discutir asuntos en el verano, tras la temporada de pesca de la primavera en las costas y ríos. Era la ocasión, también para las ceremonias y fiestas, en la que los sacerdotes franceses encontraban la oportunidad para introducir a los nativos en el cristianismo, entrelazando la historia de santa Ana con las creencias populares tradicionales en las que las figuras femeninas desempeñaban un papel importante.
La abuela de Jesús se convirtió así en la patrona del pueblo canadiense y en 1628 se construyó la primera capilla dedicada a ella en Cap Breton. El culto se extendió y llegó a bañar las aguas de un lago en Alberta, que se llamaba Lago de Dios o Lago del Espíritu. Aquí los oblatos de María Inmaculada fundaron una misión y en 1889 organizaron la primera peregrinación en honor a Santa Ana, que dio un nuevo nombre al lago. Se convirtió entonces en un destino para la oración y un lugar de encuentros espirituales, y debido a su importancia social y cultural, en el 2004, fue declarado sitio histórico nacional de Canadá.
La oración de los ancianos
El Evangelio "nos llega con una imagen conmovedora y alentadora muy hermosa" sobre los abuelos de Jesús. El Papa Francisco lo recordó en la audiencia general del 11 de marzo de 2014. El Evangelio dice "que esperaban la venida de Dios cada día, con gran fidelidad, durante largos años. Querían realmente ver ese día, captar sus signos, sentir su comienzo". "Cuando María y José llegaron al templo para cumplir las disposiciones de la Ley, Simeón y Ana se movieron con ímpetu, animados por el Espíritu Santo.
El peso de la edad y de las expectativas desapareció en un momento. Ellos reconocieron al Niño, y descubrieron una nueva fuerza, para una nueva tarea: dar gracias y dar testimonio de este Signo de Dios. “Simeón improvisó un bello himno de júbilo (cfr. Lc 2, 29-32) – fue un poeta en aquel momento – y Ana se convirtió en la primera predicadora de Jesús". El Papa Francisco nos exhorta a seguir las huellas "de estos extraordinarios ancianos": "La oración de los ancianos – afirmó – y de los abuelos es un don para la Iglesia, ¡es una riqueza! Una gran inyección de sabiduría también para toda la sociedad humana: especialmente para la que está demasiado ocupada, demasiado enfrascada, demasiado distraída".
Los abuelos y la transmisión de la fe
Un valor fundamental también está ligado a los abuelos de Jesús. El "precioso valor de la familia como lugar privilegiado para transmitir la fe". "Los santos Joaquín y Ana – explicó el Papa en el – forman parte de una larga cadena que ha transmitido la fe y el amor a Dios, en el calor de la familia, hasta llegar a María, que recibió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos lo dio a nosotros". La fiesta de los santos Joaquín y Ana es también la fiesta de los abuelos: "¡Cuán importantes son en la vida de la familia – añadió el Papa – para comunicar esa herencia de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad! Y cuán importante es el encuentro y el diálogo entre las generaciones, especialmente en la familia".
Los ancianos son árboles que siguen dando frutos
Los ancianos desempeñan un papel fundamental en las culturas de los pueblos indígenas. Durante su pontificado, el Papa Francisco ha destacado que juegan un papel central en la transmisión de la fe, en el diálogo con los jóvenes y en la preservación de las raíces de los pueblos. Son "árboles que siguen dando fruto", "una parte esencial de la comunidad cristiana y la sociedad". No es un pueblo que se deba descartar. Sino una gran inyección de sabiduría, como los santos Joaquín y Ana.
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