“La riqueza de los a?os”: I Congreso de la Pastoral de las Personas Mayores
Ciudad del Vaticano
En la Iglesia, las personas mayores han sido a veces un poco olvidadas, consideradas casi como una carga, mientras que "deben ser coprotagonistas, en virtud de la gran experiencia que tienen, gracias a sus muchos años de vida". Hemos organizado este Congreso "para mirar al mundo y ver exactamente lo que está sucediendo en la Iglesia". Así, el Cardenal irlandés Kevin Joseph Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, explica a Pope, el valor y los objetivos del , titulada "La riqueza de los años", que se realizará en Roma, del 29 al 31 de enero de 2020.
Los ancianos custodios de las raíces de los pueblos
Un Evento que contará con la participación de 550 personas, representantes de las Conferencias Episcopales, de las Congregaciones Religiosas, Asociaciones y Movimientos laicales de todo el mundo comprometidos en la pastoral de ancianos, que se reunirán en el Centro de Congresos "Augustinianum" de Roma, ubicado junto a la columnata de San Pedro. Un Congreso que quiere profundizar en algunas reflexiones sobre los ancianos propuestas por el Pontífice desde el inicio de su ministerio, subrayando su papel en la transmisión de la fe, en el diálogo con los jóvenes y para custodiar las raíces de los pueblos.
La bendición de una larga vida
Frente a la prolongación de la vida media y al envejecimiento de la población, el Papa Francisco ha afirmado que, “también la espiritualidad cristiana ha sido tomada un poco por sorpresa” y desea una renovada reflexión eclesial sobre la que ha definido “la bendición de una larga vida”. A los adultos mayores el Santo Padre les ha pedido ser protagonistas y de “no tirar los remos en la barca” porque “a la vejez debemos reinventarla”.
La vocación de los ancianos
En el Congreso de Roma se tratará de encontrar caminos para afrontar la venenosa “cultura del descarte” y construir con tenacidad una sociedad diferente, más acogedora, más humana, más inclusiva, que no necesite descartar a los que son débiles de cuerpo y mente, de hecho, una sociedad que mide su propio "paso" precisamente con estas personas. Y responder a preguntas como: ¿Existe una vocación específica para el tiempo de la vejez? ¿Cuál es la contribución de los ancianos dentro de la familia? ¿Y cuál es su vocación particular en el Iglesia?
Programa y conferencistas
El programa se divide en tres sesiones: "La Iglesia junto a las personas mayores", "La familia y las personas mayores" y "La vocación de las personas mayores", e incluye informes de Giuseppe De Rita, Presidente del Censis; de los Presidentes de la Comunidad de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo y del Movimiento de los Focolares, Maria Voce; del Cardenal José Tolentino de Mendonça, Archivero y Bibliotecario de la Santa Iglesia Romana; de Donatella Bramanti de la Universidad Católica del Sagrado Corazón y del responsable de la pastoral del adulto mayor de la Conferencia Episcopal Argentina, María Elisa Petrelli. Las conclusiones se han encargado al Padre Alexandre Awi Mello, Secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
El Cardenal Kevin Joseph Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, presenta los temas del Congreso, ante el micrófono de nuestro colega de la redacción inglesa, Christopher Wells:
R.- Creo que el título de este Seminario – “La riqueza de los años” – evidencia lo que el Santo Padre ha dicho en muchas ocasiones, sobre la importancia que hay dentro de la Iglesia y la importancia que hay que dar a las personas ancianas, a las personas de una cierta edad, ya que en el mundo actual hay una cierta cultura que hace que sean abandonados. El Santo Padre lo llama “la cultura del descarte”. Se trata de aquellas personas que se encuentran abandonadas por la sociedad.
“La sociedad actual, la cultura actual no aceptan a los ancianos, a las personas, tienen interés en las familias, en los jóvenes y nadie se preocupa de ellos. Vamos a tener este Seminario para estudiar, precisamente, qué es lo que la Iglesia debe ofrecer y cómo o cuáles son los programas que debemos utilizar para aprovechar la riqueza de la experiencia de los años de estas personas. Entonces – agregó el Cardenal Farrell – a este Congreso vendrán más o menos 500 personas de 60 países diversos del mundo. Nunca hemos tenido un Seminario en el cual tantas personas han querido venir. Por lo menos en este Dicasterio no lo hemos tenido”.
¿Qué cosa quiere decir el Papa Francisco cuando afirma que los ancianos deben ser protagonistas?
R.- Creo que lo que el Papa quiere decir es que debemos ante todo cuidar de los ancianos; debemos tener programas que sostengan a las personas mayores. Sobre todo, porque nos damos cuenta de que la mayor parte de la población y la parte más grande de la población en muchas naciones en el mundo son los ancianos. Desgraciadamente, ellos se encuentran totalmente abandonados. Viven una vida de soledad tremenda y la Iglesia se encuentra en este momento buscando cuál es la mejor manera para tratar y para aprovechar toda la riqueza de su experiencia.
Digo esto porque en muchas naciones las familias, los papás de los niños tienen que trabajar. Todo el día están en el trabajo. ¿Quién cuida de los niños? Son las personas mayores. Siempre me sorprende en los Estados Unidos cuando hay organizaciones que buscan baby’s sitters, alguien para cuidar a los niños una tarde cuando los niños tienen que salir. ¿A quién buscan? No buscan a los jovencitos o las jovencitas para hacer ese trabajo, buscan a los ancianos, a los abuelos. Y los abuelos en la familia tienen una parte muy importante, porque ellos son los mejores educadores de la fe. Ellos han vivido la vida católica, la vida cristiana, todos los días durante muchos años, y tienen mucha experiencia.
¿Cómo los ancianos pueden ser protagonistas en la Iglesia?
R.- Creo que dentro de la Iglesia es muy importante aprovechar los años de experiencia de vida que tienen los ancianos. Pienso en la necesidad que la Iglesia tiene hoy de ayudar a crecer a los jóvenes con la ayuda de los abuelos. Además, es importante construir una cultura más propicia o más aceptable para la vida de los ancianos, esa cultura puede iniciarse en las parroquias. Cuando nosotros hacemos un gran esfuerzo de abrirnos más, de incluirlos en todo, no incluirlos solamente cuando tengo una necesidad y los ancianos, las personas de mayor edad están ahí todo el día y pueden ayudar en ciertas cosas en la parroquia. Hay que incluirlos en todos los aspectos de la vida, de la vida católica, de la vida de las parroquias. Incluirlos, no mantenerlos en una sección separada, sino que estén en la Iglesia y que se habrá un poco los brazos y abra ese corazón misericordioso de encontrarse y escuchar y hacer que ellos también participen en la vida de la Iglesia.
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