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Ciudad del Vaticano

El Sínodo Amazónico ha sido el evento “más importante de este siglo, ya que coloca a la Amazonía, a sus pueblos y a la vida como eje central de este debate”. Así lo informa la COICA en su , en el que agradece profundamente a la Iglesia ante los esfuerzos y compromisos realizados tras la celebración de este sínodo.

Sobre la violencia y explotación en la Amazonía

En varios puntos, la coordinación hace un llamado a parar “la violencia contra la Amazonía, que se agilice la titulación de los territorios indígenas, que pare la invasión violenta e inconsulta de grandes proyectos de “desarrollo” que están saqueando nuevamente nuestra casa y nuestra vida”. Sin embargo, afirma que se ha intentado fallidamente “en nombre del “desarrollo” o el “progreso” reemplazar, excluir y en algunos casos exterminar a las culturas más próximas a la teoría del desarrollo sostenible”.

Cultura del capital

La coordinación también llama la atención sobre “la cultura del capital, la lógica de la propiedad y la codicia, la enfermedad del consumismo, el excesivo individualismo y la casi total ausencia de espiritualidad”, que son “los signos terminales de la crisis civilizatoria contemporánea”.

Dicha “cultura del capital”, ha generado grandes consecuencias durante muchos años, como “han sido: la devastación de la selva, el exterminio de pueblos y comunidades indígenas, la migración, la progresiva pérdida de los conocimientos, saberes y prácticas y la disputa sobre una identidad que se debate entre lo propio y lo ajeno”, afirma la coordinación.

Aporte de la Iglesia y llamado del Papa

La COICA, dice también reconocer y valorar las orientaciones y visiones del Papa respecto a “una ecología integral, fundamento de relación entre la ética y el bien común de toda la creación”, y que invita a “pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir. Pasar poco a poco de lo que yo quiero a lo que necesita el mundo de Dios”.

El comunicado resalta el llamado del Papa Francisco “a cambiar el paradigma histórico en que los Estados ven la Amazonía como despensa de los recursos naturales”. Francisco llama a una “relación armoniosa entre la naturaleza y el Creador, y expresa con claridad que «la defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida. Esta debe considerarse tierra santa: ¡Esta no es una tierra huérfana! ¡Tiene Madre!”.

“Por otra parte, la amenaza contra los territorios amazónicos «también viene por la perversión de ciertas políticas que promueven “la conservación” de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto [a los] hermanos [y hermanas] amazónicos que habitan en ellas”.

Apoyo Post-Sinodal

La coordinación dice apoyar el documento final aprobado y que confía plenamente en el compromiso del papa Francisco para que, considerando su aspiración colectiva, puedan “caminar juntos con alegría, esperanza y mucha voluntad” sobre todo en lo que concierne: a una ecología integral; en el trabajo conjunto con la iglesia amazónica y el pueblo amazónico para hacer realidad en los pueblos y comunidades la valoración de sus prácticas económicas; y en lograr incidir “sobre la importancia de las culturas, los conocimientos y la espiritualidad indígena para la conservación de la Amazonía”.

El documento concluye diciendo: “la canoa de la COICA regresa a la maloca con la esperanza intacta, en la prevalencia de la humanidad frente al azote de egoísmo y avaricia que pone en peligro nuestra casa común, y reitera el llamado a la protección y defensa de nuestra selva porque es nuestra madre acá en la tierra”.

La COICA nació el 14 de marzo de 1984 en la ciudad de Lima-Perú, y ahora, cumpliendo con el mandato de Macapa, asume desde junio de 2018 la misión de representar y liderar la defensa de los derechos y territorios de 506 pueblos indígenas y más de 66 pueblos en aislamiento voluntario y contacto inicial, en una región única de 7,5 millones de km2.