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El encuentro en la Casina Pio IV El encuentro en la Casina Pio IV 

Conferencia por un sistema fiscal justo e imparcial en el Vaticano

Organizada por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, cont¨® con la participaci¨®n de invitados institucionales y acad¨¦micos de diversas partes del mundo. El discurso del cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin: ?Qu¨¦ hacer si el sistema tributario no funciona y facilita la concentraci¨®n de la riqueza en manos de unos pocos?

William Gallone, Joseph Tulloch - Ciudad del Vaticano

Legalidad, imparcialidad, transparencia: con estas palabras, refiriéndose al enfoque del Papa Francisco para superar las desigualdades en la fiscalidad, el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin inauguró la conferencia Justicia fiscal y solidaridad: hacia una casa común inclusiva y sostenible, organizada por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (PACS) y la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRIT), que tuvo lugar ayer en la Casina Pio IV en el Vaticano.

La necesidad de una reforma fiscal

El punto de partida es simple: el sistema fiscal actual no funciona, ha facilitado la vida a las multinacionales, ha exacerbado las diferencias entre países y los desequilibrios sociales, al tiempo que ha facilitado la llegada al poder de los más ricos. Como recordó el cardenal Parolin, para que los impuestos sirvan al bien común, "deben aplicarse de manera justa". El desafío no es nuevo en absoluto, pero no es nada fácil, sobre todo, porque como recuerda la hermana Helen Alford, presidenta de la PACS, hablando a los medios vaticanos, el actual sistema fiscal internacional tiene más de cien años y no es "capaz de afrontar" el mundo hiperglobalizado actual. Por tanto, la reforma fiscal requiere una cierta sinergia entre varios sectores de la sociedad.

Los trabajos en la Casina Pio IV

Por ello, ayer los trabajos comenzaron con una serie de saludos institucionales, entre ellos, los del Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el Primer Ministro de España, Pedro Sánchez; Thabo Mbeki, ex Presidente de Sudáfrica y ahora Presidente del Panel de Alto Nivel sobre Flujos Financieros Ilícitos de África; Aminata Touré, ex Primera Ministra de Senegal y ahora Alta Representante de la Presidencia senegalesa; y el Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas, Li Junhua.

¿De dónde viene la desigualdad? ¿Cómo los impuestos refuerzan y reproducen las desigualdades a nivel global y nacional? ¿Por qué la desigualdad y la inequidad fiscal ponen en riesgo las democracias? Éstas son las preguntas centrales del primer panel, a las que, entre otras, intentó responder el profesor Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001 y copresidente del ICRIT: «Muchos de ustedes conocen el concepto de "mano invisible" de Adam Smith, según el cual la búsqueda del propio interés personal, si es guiada por una mano invisible, conduce al bienestar de la sociedad. Para lograrlo, las empresas pueden producir mejores bienes si los costos son bajos, pueden ampliar su poder de mercado, pero también pueden evitar pagar impuestos. Es decir, pueden aprovechar la educación, la infraestructura y el sistema legal que ofrece el Estado sin contribuir a él¡±.

Países en desarrollo

Hoy en día, estas desigualdades no son sólo el resultado de los monopolios de las grandes empresas tecnológicas: «Pensemos en la explotación de los recursos naturales en África subsahariana y América Latina -añadió Stiglitz-, donde la riqueza se extrae a una fracción de su valor real. Estos recursos pertenecen a los pueblos de esos países, pero ellos no se benefician de ellos. El régimen de comercio global mantiene patrones neocoloniales, dejando a los países en desarrollo relegados a la producción de bienes de bajo valor agregado. Y lo hace a través de estructuras deliberadas y acuerdos de inversión que limitan su capacidad de imponer impuestos o regular para proteger la salud pública y el medio ambiente¡±.

En este sentido, es relevante el testimonio de Winnie Byanyima, ingeniera y política ugandesa, directora ejecutiva del programa de la ONU para el VIH/SIDA (ONUSIDA), quien citó un reciente informe de la Universidad de Oxford según el cual en 2023 la riqueza de los multimillonarios aumentó en dos billones de dólares, mientras que el número de personas en situación de pobreza se mantuvo sin cambios en comparación con 1990. ¡°Como responsable de la respuesta mundial al sida¡±, afirmó Byanyima, ¡°veo a muchos países africanos asfixiados por la deuda, incapaces de invertir en sus sistemas de salud¡±. Más tarde, hablando con los medios vaticanos, la activista política recordó el "fuerte apoyo" de los países más ricos, pero advirtió también que la reciente disminución de las ayudas financieras, en particular, la decisión de la nueva administración estadounidense de cuestionar los fondos disponibles para las misiones humanitarias, amenaza con comprometer los resultados alcanzados hasta ahora.

Un mundo completamente diferente

De hecho, los principios universalistas que, al menos desde la Segunda Guerra Mundial, han inspirado el papel de Occidente en el mundo están hoy seriamente comprometidos. Dos ejemplos sobre todo: La sobreextensión geopolítica de Estados Unidos ha traído insatisfacción y descontento al interior del país, favoreciendo e incluso acelerando la ampliación de la base electoral del actual presidente Donald Trump y, por ende, sus dos victorias. De la misma manera, el modelo europeo, altamente burocrático y regulado, ha hecho perder atractivo industrial al Viejo Continente, ahora apretado entre Estados Unidos y China, generando problemas económicos, pero, sobre todo, políticos y sociales -claramente evidentes en una Alemania que se prepara para acudir a las urnas.

A esto hay que añadir el ¡°cambio de época¡± al que nos enfrentamos, donde los conflictos y fragmentaciones regionales son cada vez más frecuentes. ¿Qué espacio hay, dentro de este nuevo mundo, para principios universalistas adoptados sobre la base de la lógica humanitaria y jurídica? ¿Cómo situarlos, sobre todo, en el centro de una sociedad que tiende cada vez más al individualismo? ¿A través de qué herramientas se pueden lograr determinados resultados? ¿Qué actores interpretarán estas necesidades? Las preguntas por ahora siguen abiertas, muchas y complejas, pero la conferencia de ayer quiso poner de relieve la necesidad de tener pronto respuestas, involucrando a todos, dialogando y teniendo en cuenta la nueva realidad a la que se ve catapultado un mundo cada vez más dinámico. De lo cual, sin embargo, no se puede excluir una batalla por un sistema fiscal más justo para todos. Porque, como recordó el Papa Francisco en su discurso a la delegación de la Agencia Tributaria en 2022, la recaudación de impuestos puede ayudar a "superar las desigualdades, realizar inversiones para que haya más trabajo, garantizar la salud y la educación para todos, crear infraestructuras que faciliten la vida social y la economía".

 

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14 febrero 2025, 13:25