El arzobispo Gallagher aboga por un espacio mediterr¨¢neo de paz
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Invitado a intervenir en la Asamblea Plenaria del Mediterráneo, organizada por el Parlamento italiano, el Secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, Monseñor Paul Richard Gallagher, subrayó la importancia de trabajar para construir una cultura de paz en la cuenca mediterránea. La Asamblea Parlamentaria del Mediterráneo (PAM) se fundó en 2005 como plataforma para el diálogo político y la cooperación parlamentaria en las regiones euromediterránea y del Golfo. La PAM lleva a cabo la mayor parte de sus actividades a través de tres comisiones permanentes: cooperación política regional y cuestiones de seguridad; cooperación económica, social y medioambiental; y diálogo de civilizaciones y derechos humanos.
"Todas estas actividades, como lo indica el objetivo principal de la PAM, buscan crear un espacio de paz y de prosperidad para sus pueblos", recordó Gallagher. En otras palabras, explicó que la PAM fue fundada con la noble visión de colocar a la persona humana en el centro de sus actividades.
Poner a la persona humana en el centro
"La doctrina social de la Iglesia siempre ha sostenido que la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, tiene un valor inestimable y posee una dignidad humana única que debe ser protegida, y por la que la autoridad civil tiene el deber de promover el bien común", continuó el diplomático. Y citó el discurso del Papa Francisco ante el Parlamento Europeo, en el que habló de la "centralidad de la persona humana, que no puede estar a merced de las modas y los poderes del momento", recordando que "promover la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables de los que no se puede privar por capricho de algunos, y menos aún en beneficio de intereses económicos".
La tarea de los parlamentarios
El jefe de la diplomacia de la Santa Sede subrayó que los parlamentarios tienen un papel esencial que desempeñar en la construcción de este espacio, que protege siempre la dignidad. "Como parlamentarios, tienen la noble tarea de forjar orientaciones políticas, económicas y sociales justas en beneficio de los pueblos que representáis en las regiones euromediterránea y del Golfo", subrayó.
Por ello, es esencial que el criterio y la motivación de un político no sea el éxito, y menos aún el beneficio material, sino la búsqueda de la justicia. "El deber fundamental de un político es servir a lo que es justo y luchar contra lo que pueda amenazar la verdad y el bien. De hecho, la justicia debe ser su principal preocupación, tratando de crear condiciones de igualdad para todos y luchando contra las políticas y estructuras que puedan favorecer a unos individuos en detrimento de otros", explicó el arzobispo Gallagher.
Por último, el diplomático reiteró la importancia del Año Jubilar 2025 y el deseo del Papa Francisco de que este año sea "una oportunidad para repensar las relaciones que nos unen como seres humanos y comunidades políticas; para superar la lógica del enfrentamiento y abrazar en su lugar la lógica del encuentro".
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