El Cardenal Reina pide desarmar la informaci¨®n comunicando la esperanza
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
El corazón y la esperanza: estos son los instrumentos que todo periodista debe utilizar para informar, para comunicar, para contar. Las que el Jubileo del Mundo de la Comunicación, inaugurado esta tarde en la basílica de San Juan de Letrán, invita a recuperar. El recuerdo en los dos momentos que han dado inicio, hoy viernes 24 de enero, al primer gran evento del Año Santo: la liturgia penitencial, dirigida por el padre Giulio Albanese, director de la Oficina para las Comunicaciones Sociales del Vicariato de Roma, y la misa internacional de la memoria litúrgica de san Francisco de Sales, patrono de todos los trabajadores de la comunicación, presidida por el cardenal Baldo Reina, vicario general del Papa para la diócesis de Roma.
El corazón en una reliquia de san Francisco de Sales, patrono de todos los trabajadores de la comunicación, llegó excepcionalmente a Roma desde Treviso -donde se conserva en el Monasterio de la Visitación desde 1913, tras un largo peregrinaje desde Annecy, a Mantua, Klagenfurt y Venecia-, la esperanza que el Papa Francisco, publicado hoy -citado varias veces-, exhorta a compartir "con mansedumbre".
Desarmar la comunicación como lo hizo Jesús
"El Jubileo es un tiempo de misericordia para todos. Es un tiempo en el que revisamos nuestra vida no tanto a la luz de los pecados que hemos cometido, sino sobre todo con la fuerza de la misericordia de Dios", aseguró el cardenal Reina, que se detuvo en la fuerte invitación del Pontífice "a ser comunicadores de esperanza, a desarmar la comunicación".
Una "regla" que aplica Jesús cuando se le presenta una mujer adúltera. Hay una noticia: una mujer sorprendida en flagrante adulterio, pero "Jesús, precisamente para desarmar la información, precisamente para ser el primer comunicador de esperanza" nos ofrece "una comunicación mansa", "una comunicación que no es nada agresiva, sino que colabora con la verdad", sostuvo el purpurado.
Jesús no se centra en la noticia, sino que se pregunta "dónde está la esperanza ante el hecho" que se le presenta: "una mujer que se equivocó". "No niega la realidad", "no trata de exculpar a la mujer, sino que va al corazón de los que antes la llevaron allí". "Los que estén libres de pecado, que arrogen la primera piedra", son las palabras de Cristo. ¡°Para desarmar la comunicación debemos desarmar ante todo nuestro orgullo, sin creernos superiores a los demás, mejores que los demás, capaces de juzgar a los demás¡±, explica el vicario del Papa Francisco para la diócesis de Roma, porque "la Escritura es clara, sólo Dios es juez¡±.
No definir a una persona a partir de un error cometido
Otro aspecto destacado por el cardenal vicario es que Jesús, que entonces se encontraba a solas con la mujer adúltera, no la condena, porque Él "no nos define a partir del error que hemos cometido, para Él no somos una colección de errores", sino "mucho más".
"Todos necesitamos recuperar este principio, remarcó el cardenal: si queremos sembrar esperanza, buscar esperanza, debemos abrazar este principio, de lo contrario incluso a través de la comunicación¡±, como escribe el Papa en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, ¡°alimentamos la guerra¡±. "Esa guerra fratricida que a menudo mata, mata a las personas, mata la dignidad", añadió Reina. Precisó que "Jesús no se pone de parte de la mujer para justificarla, ni se pone de parte de los que la habían puesto delante para anular la ley, sino que entra en el corazón de esa mujer, trata de captar la belleza, la preciosidad de ese corazón que es mucho más grande que los errores que ha cometido".
El horizonte de la esperanza
Finalmente, el cardenal se refirió a la esperanza. Está en las últimas palabras de Jesús a la mujer: "Vete y en adelante no peques más". "Desde ahora": nos señala el futuro, la esperanza, aclaró el cardenal. Alguien ofrece a la mujer adúltera "un horizonte de esperanza", "ese era su Jubileo". "Y así, si también nosotros queremos celebrar nuestro Jubileo como mundo de la comunicación, abracemos este estilo, este paradigma que Jesús nos ofrece", terminó Reina, deseando, en palabras del Papa, "una comunicación que nos ayude a reconocer la dignidad de todo ser humano y a cuidar juntos nuestra casa común".
Invitados al cambio
La liturgia penitencial que precedió a la misa fue introducida por la lectura de fragmentos de
"En el corazón de cada persona está contenida la esperanza como deseo y espera del bien, mientras no se sabe lo que traerá el mañana. [...] Que el Jubileo sea para todos nosotros una ocasión para reavivar la esperanza": este fue el pasaje que anticipó el ¡°Kýrie, eléison¡±.
Siguió la liturgia de la Palabra, tras la cual el padre Albanese propuso una meditación. "Todos estamos invitados en este Jubileo de la Esperanza a pasar por la Puerta Santa, con la certeza cristiana de que esa puerta es Jesucristo", dijo, "un paso que implica cambio, conversión precisamente, dejar atrás al hombre viejo para ser criaturas nuevas¡±. El director de la Oficina para las Comunicaciones Sociales del Vicariato de Roma subrayó que "el mundo de la comunicación en su conjunto es tierra de misión" y por ello, la conversión, a la que insta el Año Santo, "no puede prescindir del contexto profesional" en el que se está llamado a vivir la propia "aventura de creyentes", porque el riesgo "es el de traicionar el dictado del Evangelio, convirtiéndonos así en 'mercenarios de la palabra de los demás'".
Expresar la caridad de Dios
Y apelando al corazón, al amor, a lo que Jesús dio y nos pide que hagamos nosotros también, el padre Albanese nos instó a preguntarnos si cada uno, en su modo de comunicar, "expresa la caridad de Dios, aquella de la que habla el Maestro, o si en cambio responde a lógicas pretenciosas, mundanas, ofensivas". Porque, por el contrario, como pide el Papa Francisco en este Jubileo, debemos "ser portadores de esperanza".
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