Los verbitas y su compromiso con los más vulnerables
Sebastián Sansón Ferrari - Ciudad del Vaticano
"La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe". Así escribe el Papa Francisco en su para la VIII Jornada Mundial de los Pobres que se celebra este domingo 17 de noviembre. Y para la Sociedad del Verbo Divino (SVD), que festeja los 150 años de su fundación con un año jubilar, esto se aplica de manera holística, pues en su labor no se limitan a la ayuda material, como explica el hermano Carlos Ferrada, coordinador general de la Oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de la SVD.
Con sus proyectos alrededor del mundo, pretenden también empoderar a las personas, para que ellas puedan desarrollarse y generar su sustento, además de brindarles un acompañamiento espiritual. Por ejemplo, Ferrada cuenta que gestionan diversos centros sociales. Allí les enseñan oficios y los alumnos no solo reciben una formación, sino que además adquieren las habilidades necesarias para montar sus propios emprendimientos.
Líneas de acción de la Congregación
Los pobres y los migrantes son algunas de las prioridades pastorales. Por ende, desde la Curia articulan la solidaridad a partir de las provincias, en las que la situación financiera no es homogénea. Por ello, las que gozan de una mejor situación contribuyen para apoyar a las otras.
Al pensar en el caleidoscopio de apostolados que realizan en todas partes, el hermano se conmueve al recordar la situación dramática de los migrantes, "cuando uno ve la historia de familias que caminan kilómetros y kilómetros, y que son explotadas por traficantes; finalmente, cuando llegan al destino, los mandan de vuelta o los tratan mal".
Muchos proyectos procuran precisamente ayudar a los migrantes, como es el caso de la Casa Betania en Chiapas, en la que participan las Hermanas Siervas del Espíritu Santo. Millones de hombres y mujeres en situación de movilidad humana llegan a dicho recinto cada día y son acogidos. En este sitio, en el que se pueden quedar por unos días, se les brinda alimentación, medicinas (si las requieren) y se les asiste con su documentación.
Misioneros de la sinodalidad
Ferrada manifiesta que el Papa Francisco los ha llamado, como a toda la Iglesia, a cultivar la sinodalidad. "Y eso es muy importante, por supuesto siempre hay un responsable", sostiene y aclara que todos deben ser tenidos en cuenta en sus decisiones y todos deben recibir la información importante.
Al provenir de distintas culturas y de diferentes países, el modo de conversar es un desafío: "Se requiere mucha paciencia para conocernos y eso se va adquiriendo con los años".
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