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Michele Raviart - Ciudad del Vaticano

Después de más de cincuenta años, el CCEE, Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, cuyo objetivo es promover y salvaguardar el bien de la Iglesia y está compuesto por 39 miembros, entre ellos 33 Conferencias Episcopales nacionales que representan a 45 países del viejo continente, ha trasladado la sede de su secretaría de Suiza a Roma. Los nuevos locales del Palazzo Maffei, en Via della Pigna, fueron inaugurados por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, el viernes 21 de junio. Parolin destacó tanto los aspectos técnicos de esta elección, es decir, la cercanía al Papa y a los dicasterios de la Santa Sede, como los simbólicos "de recordar que la comunión eclesial tiene necesariamente un valor universal y se realiza plenamente cum Petro y sub Petro".

Una razón histórica

La decisión, tomada por los presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales el pasado mes de noviembre en Malta y aprobada después de consultar con el Papa, la Secretaría de Estado y el Dicasterio para los Obispos, toma nota, recordó el presidente de la CCEE, monseñor Gintaras Gru拧as, arzobispo de Vilna, de las cambiantes condiciones históricas. En efecto, cuando se fundó el CCEE, Europa estaba dividida en dos entre Oriente y Occidente y los obispos de todo el continente buscaban un lugar neutral para reunirse. Las oficinas del secretariado se establecieron primero en Cuera, en 1971, y después en San Galo, en 1997.

Un centro de referencia para los obispos europeos

Este traslado, explicó el cardenal Parolin a los medios vaticanos, "responde en primer lugar a necesidades muy técnicas. Esta sede es más cómoda y responde mejor a las necesidades, pero luego responde también a un significado más profundo y simbólico, que es precisamente el de poner esta unión profunda con el Santo Padre y con la Sede de Pedro en el centro de la actividad de las Conferencias Episcopales europeas". El objetivo es hacer de este lugar "un centro de referencia también para los obispos europeos, que cuando vengan a Roma podrán encontrar aquí siempre una sede para encuentros, reuniones y contactos con las sedes. Y esto aumentará naturalmente con el Jubileo".

Evangelización y testimonio de la caridad

En su discurso inaugural, el purpurado recordó que la naturaleza del CCEE -es decir, "incrementar la cooperación entre los episcopados europeos a la luz de la experiencia del Concilio Vaticano"- está llamada hoy "a asumir el rostro de la sinodalidad, el de una Iglesia que, partiendo de la palabra de verdad del Evangelio, sale al encuentro de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Iluminada y sostenida por la presencia misma de Cristo". En particular, mediante un "compromiso evangelizador en el que nunca debe faltar el testimonio de la verdad, especialmente en nuestro tiempo, que ya no parece comprender la objetividad trascendente de la verdad, reduciéndola a mero consenso social y sentimiento del momento". Del mismo modo, no puede faltar la comunión fraterna y el testimonio de la caridad "hacia los que sufren, los débiles y los marginados", víctimas de una cultura del descarte, donde "todo es superfluo, incluso lo que no lo es, como el don mismo de la vida humana, especialmente la frágil e indefensa".

Un impulso ecuménico para la paz

El compromiso del CCEE, reiteró el cardenal, va en las grandes direcciones de la comunión eclesial, la ayuda pastoral y el impulso ecuménico para afrontar los grandes desafíos de hoy: "Pensemos en el tema de la secularización y la evangelización, que está preocupantemente presente en Europa. Pero también por la paz. Debemos conseguir infundir un espíritu de paz en esta Europa que se encuentra tan dividida".