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Roberto Vecchioni en el escenario la noche de clausura del Encuentro Mundial sobre Fraternidad Humana Roberto Vecchioni en el escenario la noche de clausura del Encuentro Mundial sobre Fraternidad Humana 

El futuro del mundo pasa por la fraternidad entre los pueblos

La tarde del 11 de mayo se concluyó el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, evento que reunió a treinta Premios Nobel y altas personalidades de organizaciones internacionales para dialogar sobre la paz. En la velada final, varios artistas se turnaron en el escenario instalado en el atrio de la Basílica de San Pedro para testimoniar con música y palabras el deseo de un planeta mejor

Gianmarco Murroni – Ciudad del Vaticano

La fraternidad como base de un mundo nuevo, hecho de relaciones, paz y armonía entre los pueblos. Mujeres y hombres de nuestro tiempo se reunieron en el Vaticano y en lugares simbólicos de Roma para debatir precisamente sobre el futuro del planeta y los retos a los que se enfrenta, en el  II Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, organizado por la Fundación Fratelli tutti y titulado #BeHuman.

Tras dos días en los que los numerosos invitados y ponentes debatieron en doce mesas temáticas, los encuentros concluyeron el 11 de mayo, con la velada dedicada a la música y la poesía para reiterar a viva voz, una vez más, la necesidad de encontrar alternativas a las guerras y la pobreza en el mundo. Entre los artistas se encontraban el pianista y compositor Giovanni Allevi, el cantautor y escritor Roberto Vecchioni y la cantante y actriz Arianna Bergamaschi.

Los asistentes a la velada de clausura del Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana
Los asistentes a la velada de clausura del Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana

Deseo de paz

El cardenal Mauro Gambetti, vicario general de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano, hizo los honores: “Cuando se reúnen personas con una visión positiva de la vida, surge naturalmente el sentido de la fraternidad”, explicó el purpurado, refiriéndose a las jornadas que contaron con numerosos invitados internacionales. La paz, por supuesto, fue el centro del evento: “Tenemos que mantener vivo el foco, la oración es la forma más eficaz y poderosa de convertirnos en constructores de paz. La convergencia en la oración de tantos también puede mover conciencias. Se convierte en una energía positiva que contrarresta la energía negativa del mal”.

El cardenal citó, en este sentido, la importancia del Año Santo que está a punto de celebrarse: “Miramos al Jubileo con esperanza, porque esperamos que el próximo año marque un paso por la Puerta Santa, una entrada en la Tierra Prometida que todos deseamos: una tierra de justicia, de paz y donde reine el amor”.

La importancia de los territorios

“Tenemos el deber de participar en la solución de los problemas del mundo, poniendo a la persona en el centro y siendo conscientes de que si queremos resolver los grandes retos como la paz, el medio ambiente, la igualdad, los derechos, debemos entender que los individuos son hermanos”. Así se expresó el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, quien explicó el papel de los territorios en la consecución de objetivos comunes: “En nuestro panel con los alcaldes, intentamos declinar los principios de Fratelli tutti en el terreno de la ciudad. Un terreno muy propicio, porque se trata de un nivel de gobierno muy cercano a la gente y dedicado a la concreción de pequeñas acciones”.

Gualtieri subrayó también la importancia del Jubileo para la armonía de los pueblos: “Será un momento extraordinario, tenemos el deber, todos juntos, de contribuir a dar signos concretos de esperanza, como ha indicado el Papa Francisco. La esperanza no es optimismo abstracto, sino que se alimenta de una participación convencida en los desafíos comunes y es la condición del progreso”.

La música como instrumento de fraternidad

La velada final del Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana fue ante todo música, testimonio de cómo el arte puede lograr transmitir concretamente mensajes de paz. “No podemos prescindir del arte, ya sea musical, poético, figurativo, porque es el momento en que el alma se siente verdaderamente inmortal. En los momentos materiales de la vida no lo percibimos – afirmó el cantautor Roberto Vecchioni – y en todo esto la oración es fundamental: nunca se puede dejar de rezar”.

“Siempre he pensado que la oración no consiste en obligar a Dios a hacer algo, la oración es una señal, luego Dios se encarga de ello. Si Él quiere que superemos estas pruebas, intentaremos superarlas”. A continuación, Vecchioni bromeó sobre su presencia en el acto: “Fueron dos días maravillosos, no entiendo por qué, junto a tantas personalidades ilustres, también me llamaron a mí. Evidentemente alguien pensó que yo podía aportar un poco de poesía. Y eso es lo que intenté hacer, poner un poco de poesía, con la esperanza de que tarde o temprano los hombres se entiendan”.

Los valores del deporte

En representación del mundo del deporte estuvo Luciano Spalletti, entrenador de la selección italiana de fútbol. El deporte es el emblema de la fraternidad – explicó Spalletti – “un equipo se hace fuerte cuando todos son amigos, disponibles los unos para los otros, cuando se asumen

Spalletti describió los momentos vividos durante el evento: “Para mí es un honor haber sido invitado a participar en estos dos días dedicados a la fraternidad. He aprendido muchas cosas y creo que he contribuido a hacer oír mi voz. Es algo que hay que repetir: a través del diálogo, el contacto y el conocimiento de todas las situaciones que vivimos cada día, podemos mejorar el futuro”.

Redescubrir la humanidad

El final de la velada corrió a cargo de la cantante y actriz Arianna Bergamaschi que, junto con The Amazing Grace Gospel Choir, interpretó el himno del evento, Be Human. “El objetivo es recordar lo que es un ser humano. No sólo como cuerpo, sino sobre todo como espiritualidad –señaló la artista – debemos redescubrir que en todos nosotros hay empatía, hay respeto, valores básicos que básicamente hemos perdido y esto provoca las crisis de las que somos testigos cada día en el mundo”.

“Debemos empezar a aceptarnos a pesar de nuestras diferencias”. Para Bergamaschi, “cada uno de nosotros, con el papel que tiene, puede llevar un mensaje al mundo. Todos podemos contribuir, si nos diéramos cuenta de que a través de nuestros talentos podemos ser promotores de un mensaje de paz, eso ya sería mucho. En cambio, seguimos pensando que siempre hay alguien más que lo hace y, por tanto, nada cambiará nunca”.

El abrazo de la paz

El año pasado, en una gran jornada de fiesta y de unión inspirada en la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco se llevó a cabo el Meeting mundial sobre la Fraternidad humana “Not alone” (# notalone), programado en la plaza de San Pedro.  Una iniciativ que contó también en esa ocasión, con la participación de los jóvenes, de algunos premios Nobel, de asociaciones internacionales y de artistas —organizada por la Fundación Vaticana Fratelli tutti, en colaboración con la Basílica de San Pedro, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el Dicasterio para la Comunicación.

Un encuentro que ya lleva su segunda edición, con el objetivo, c de hacer redescubrir el valor de la fraternidad y hacerla resonar en todos los ambientes, comenzando por el mundo de la cultura y del trabajo. El cardenal hizo notar que es un dato de hecho ser constitutivamente hermanos y solidarios los unos con los otros, en cuanto unidos por la única humanidad. Convencidos, subrayó el cardenal, de que las diferencias y las diversidades tienen un potencial, porque de ellas, leídas a la luz de la fraternidad, se puede construir comunidad. Momento simbólico del encuentro fue, en presencia del Papa Francisco, la cadena humana de jóvenes provenientes de todo el mundo que, tomados de la mano, replicaron el abrazo de la Columnata de Bernini. Es una propuesta del filántropo argentino Alejandro Roemmers para inspirar a las generaciones futuras a comprometerse a transformar el mundo en un lugar mejor.

Y en esta ocasión, el 11 de mayo, se reunieron de nuevo todos, esta vez en el atrio de la basílica vaticana. Recordamos el proyecto World Meeting on Human Fraternity nació sobre la base de la Declaración sobre la fraternidad humana redactada por 30 Premios Nobel de la Paz convocados el año pasado en el Vaticano por la Fundación y firmada también por el Secretario de Estado S.E. el Cardenal Pietro Parolin (adjunto) y presentada posteriormente al Papa. Según el cardenal Gambetti, el objetivo es iniciar un movimiento global sobre la fraternidad que sea capaz de unir los poderes de los individuos mediante la creación de alianzas entre la sociedad civil y los líderes de opinión para ofrecer esperanza y respuestas a los retos globales de la humanidad.

Por la mañana del 11 de mayo, fueron recibidos por el Papa Francisco en una audiencia privada. Al final del día, el encuentro entre los jóvenes, premios nóbels y demás, para darse un abrazo, que de testimonio de la urgencia de reconocerse como hermanos y hermanas y cada uno responsable del destino del otro. El purpurado en ese momento recordó a los presentes, que el abrazo que se dieron, es como abrazar la cúpula con los chicos, abrazando al mundo entero como signo de la hermandad que cada uno quiere vivir. Este momento es la fiesta de la fraternidad.

Roemmers: seamos los primeros en aceptar y perdonar

Por su parte el filántropo Roemmers, señaló que este gesto es obra nuestra, si "decidimos caminar todos juntos como hermanos. Seamos cada uno de nosotros, un abrazo siempre dispuesto, un oasis en movimiento, seamos siempre los primeros en aceptar y perdonar, los primeros en abrir los brazos, el abrazo es un refugio que ofrecemos a los otros, pero que también nos fortalece".

Por último, dijo que en vez de competir unos contra otros, busquemos colaborar juntos, convencernos, que no es necesario que otro pierda para que nosotros ganemos. Recordando un texto litúrgico, afirmó que la "humanidad no ha comprendido el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Si aplicamos el amor al dinero, a la economía, los bienes se multiplicarán y sobrará para todos. No busquemos más caminos para llegar a la abundancia, el amor es el único camino".

Invitó a todos los presentes a darse un único abrazo, abrazarnos, dijo, será el triunfo del amor sobre la soledad, de la unidad sobre la división, y de la humanidad sobre la deshumanización. 

 

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13 mayo 2024, 14:32