Diez instantáneas inéditas del fotógrafo del Padre: Memorias de un Santo
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
"Hagan todas las que quieran pero sin ese fastidio": el Padre Pío realmente no toleraba el flash de las cámaras. Aquel destello de luz generado por la combustión de polvo de magnesio le molestaba, pero aquel chico que rondaba el convento de San Giovanni Rotondo desde que era un niño y que lo había inmortalizado para ganarse unas liras le conocía bien, así que le dio permiso para hacer todas las instantáneas que quisiera, pero sin flash. Elia Stelluto, nacido en 1935, tomó miles de fotos del monje franciscano, en la vida cotidiana, durante diversas celebraciones, en los momentos más íntimos, todas sin flash. Sin embargo, todas tienen una luz singular. "Todavía no puedo entender el misterio de estas fotos", dice "el fotógrafo del Padre Pío", que fue el "chico fotógrafo" del fraile de Pietrelcina. Diez de sus fotografías, algunas inéditas, están ahora a libre disposición de los creyentes y devotos del santo en un sitio web específico. (therealsaintpio.org).
Las imágenes han sido presentadas, ayer, en una rueda de prensa en la Filmoteca Vaticana, bajo el patrocinio del Dicasterio para la Comunicación y del Dicasterio para la Educación y la Cultura, por el propio Stelluto junto con el fundador de la Fundación San Pío, Luciano Lamonarca, que han querido celebrar el 25 aniversario de la beatificación del Padre Pío y el 10 aniversario de la Fundación con la iniciativa "Fotografías de San Pío - Memorias de un Santo".
Un santo del pueblo
"El Padre Pío es una figura todavía relevante que sigue atrayendo a tanta gente", subrayó Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación, que intervino en la rueda de prensa: "Un santo del pueblo porque venía del pueblo, un santo capaz de comunicar a pesar de que el suyo era un catolicismo exigente". Y las fotografías elegidas por Stelluto y Lamonarca muestran así al santo de Pietrelcina, un fraile sencillo, captado entre sus hermanos en la vida comunitaria o mientras celebra la misa o incluso en el acto de bendecir un rosario. Las instantáneas ayudan también a reconstruir su vida, señaló monseñor Felice Accrocca, arzobispo de Benevento -diócesis en la que el padre Pío vivió los primeros años de su vida-, añadiendo lo importante que es contextualizar el ambiente en el que nació y creció el religioso y perfilar todo lo que marcó su personalidad, forjada por las costumbres y tradiciones locales.
Los recuerdos del fotógrafo del Padre Pío
"Era mi deseo donar fotos a todo el mundo católico y a los hijos espirituales del Padre Pío", dice Stelluto, que cuenta algunas anécdotas de los años pasados al lado del santo fraile, "una persona dulce", afectuosa, cuyo rostro se iluminaba con una sonrisa. Elías también fue su monaguillo y recuerda que, después de misa, los chicos iban a besar las manos manchadas del Padre Pío, "un manantial que nunca se seca" y del que uno no se cansa de hablar. Acordarse de rezar, ir a misa los domingos y recitar el Rosario: éstas son las lecciones recibidas que Stelluto guarda en su corazón. "Su arma era el Rosario", explica a Pope, recordando que a quienes le pedían milagros, el religioso les recomendaba ante todo la oración.
La persona que hoy gestiona el inmenso archivo fotográfico de Elia Stelluto, compuesto por unas tres mil instantáneas y varias películas, es su nieto, Rubén Lobos. Las películas han sido digitalizadas, nos cuenta, y añade que hay muchas fotos aún inéditas del Padre Pío a través de las cuales es posible conocer su vida cotidiana.
Las iniciativas de la Fundación San Pío
El rostro del santo de Pietrelcina que se quiere dar a conocer es un rostro laico, el rostro de una persona humilde, señala Lamonarca, cuya idea, al poner a disposición algunas de las fotos de Stelluto, es dar a conocer mejor al Padre Pío a quienes simplemente lo identifican como el santo estigmatizado. Para ello, la Fundación San Pío ha puesto a disposición diversos recursos, y más recientemente también "La canzone di Padre Pio", compuesta por el músico de Foggia Rico Garofalo junto con su amigo y letrista Gino Scauzillo, y reescuchada por Lamonarca para ponerla a libre disposición del público.
La Fundación también ha seleccionado 365 cartas, una por cada día del año, y que han sido traducidas a cinco idiomas, escritas por San Pío a sus directores espirituales e hijos espirituales, para que sirvan de guía a quienes buscan una fuente de inspiración. Por último, se está preparando un documental. "Queremos dar un mensaje de esperanza", concluye Lamonarca, "debemos estar más en comunión con nosotros mismos y con los demás, y creo y espero que el Padre Pío incite a la gente a ser más pacífica".
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