Coda: Entre el renacimiento del Evangelio y la sinodalidad
Federico Piana ¨C Ciudad del Vaticano
El pensamiento que mejor resume el actual ministerio petrino, explica monseñor Piero Coda durante una entrevista concedida a los medios vaticanos con motivo del undécimo aniversario de la elección del Papa Francisco, que se celebró ayer, 13 de febrero. Se trata de un razonamiento del que parte el secretario general de la Comisión teológica internacional (organismo creado para ayudar al Dicasterio de la Doctrina de la Fe a examinar las cuestiones doctrinales más importantes):
"La Iglesia es el Evangelio. Esto significa que la medida de la vida misionera de la Iglesia es esta fuente siempre nueva de agua viva, que brota en el mundo de Jesús, y que renueva constantemente su rostro, empujándolo siempre hacia adelante, hacia fuera".
La revolución de la santidad
Entre las revoluciones que han caracterizado estos once años de pontificado, monseñor Coda menciona en primer lugar una, la ligada a la exhortación apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo Gaudete et exsultate, que, en cierto modo, recuerda la constitución dogmática del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia Lumen gentium.
"El pueblo de Dios es santo: santo no porque sea perfecto, sino porque está investido de la santidad de Jesús en el Espíritu. Y cada uno de nosotros está llamado a la santidad siendo misericordioso como nuestro Padre que está en los cielos". Una santidad que el Papa nos recuerda a menudo cómo debe ser: fruto del amor, especialmente hacia los últimos, los descartados", dice Coda.
La renovación del proceso sinodal
Otra renovación esencial para la Iglesia introducida por Francisco, el secretario de la Comisión internacional de teología la identifica en el gran proceso sinodal iniciado muchos años después de la instauración del Sínodo de los Obispos por Pablo VI.
"Este proceso ¨C explica ¨C retoma aquel cambio en la vida y en la misión de la Iglesia deseado por el Concilio y lo lleva a un estadio de encarnación más profundo, más radical, más extendido". La colegialidad episcopal y la comunión entre las Iglesias locales en la única Iglesia de Jesús, según el teólogo, "se extienden y se manifiestan a través de la participación de todos los bautizados, de todos los carismas y de todas las vocaciones del Pueblo de Dios, precisamente a través de la sinodalidad como forma originaria de la misión de la Iglesia".
Reforma de la Curia e impulso misionero
La reforma de la Curia Romana con la constitución apostólica Praediacate Evangelium, el impulso misionero de la "Iglesia en salida", la cultura del encuentro y del diálogo, el nuevo compromiso ecuménico y la pastoral basada en la misericordia, son rasgos distintivos del pontificado de Francisco que derivan directamente del proceso de sinodalidad que monseñor Coda califica de esencial.
La diplomacia de la paz
En el pontificado de Francisco hay otra dimensión que en estos once años ha adquirido una característica considerada profética por monseñor Coda: la de la paz. "Es profético ¨C subraya ¨C porque desde el principio, cuando todavía nadie lo decía, el Santo Padre subrayó que ya estamos viviendo una tercera guerra mundial a trozos, y hoy lo estamos viendo de manera impactante". Es en este contexto dramático en el que el Papa está dando fuerza al Evangelio de la paz".
Los nuevos paradigmas de la teología
En los últimos años, el Papa Francisco no ha dejado de llamar a quienes practican la ciencia teológica a no permanecer encerrados en una torre de marfil, sino a bajar entre el Pueblo de Dios para comprenderlo y apoyarlo. También esto ha sido una revolución de época, afirma monseñor Coda, que recuerda la "constitución apostólica Veritatis gaudium sobre la reforma de los estudios teológicos y la nueva página abierta por el mensaje de Francisco a la teología para que asuma una metodología de encuentro y cercanía en el contexto del Mediterráneo".
Gracias al empuje de Francisco, concluye Coda, "la teología está llamada ahora a una profunda reforma. Si la teología del siglo XX ha hecho madurar, con la experiencia del Pueblo de Dios, el acontecimiento extraordinario del Concilio Vaticano II, hoy estamos llamados a poner en práctica una teología que se convierta en intérprete, promotora y servidora de una nueva etapa de la evangelización".
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