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Misa de Gracia celebrada por monseñor Rino Fisichella con motivo de la proclamación del título de "Santuario Internacional de Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje" en Antipolo Misa de Gracia celebrada por monseñor Rino Fisichella con motivo de la proclamación del título de "Santuario Internacional de Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje" en Antipolo 

Fisichella: La esperanza debe construirse y no sólo anunciarse

El pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización celebra la "Misa de Gracia" en Antipolo para la proclamación del Santuario de "Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje", el único de carácter internacional en Asia. La invitación es a rezar por las regiones del mundo en guerra

Michele Raviart – Ciudad del Vaticano

"Las guerras presentes en el mundo son el rostro monstruoso del pecado. Son la expresión de quienes se alejan de Dios y no escuchan su voz", porque "cada vez que nos alejamos de Él, las calles se llenan de miedo, violencia y guerra".

Así lo reiteró monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, sección para las Cuestiones Fundamentales de la Evangelización en el Mundo, en la "Misa de Gracia" celebrada en la catedral de la Inmaculada Concepción de Antipolo, en Filipinas, con motivo de la proclamación del templo como "Santuario Internacional de Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje".

Al pedir la paz para todas las regiones del mundo "donde se sufre injustamente a causa del predominio de la violencia de la guerra", el prelado subrayó que "sólo si la paz y la serenidad están presentes en nuestras familias, podemos esperar que lo estén en el mundo entero, a pesar de la violencia de los hombres, que siempre cosecha víctimas inocentes".

 

Encomendarse al corazón y a la mirada de María

El Santuario de Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje, desde el 26 de enero es el único con el título de "internacional" en toda Asia. Alberga desde el 1578 una estatua de madera de Nuestra Señora, traída de México por los jesuitas, que a lo largo de los siglos ha sobrevivido a terremotos, revueltas – aún conserva las marcas infligidas en su rostro durante la revuelta de "Sangley" del 1639 – y a los bombardeos estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial.

Fisichella pidió a María que abra el corazón para dejarse guiar. Su ayuda y su cercanía nunca faltarán, dijo, porque "su corazón de Madre todavía tenía la certeza de que las palabras de su Hijo se cumplirían", porque "dentro de ella había momentos de profunda tristeza y dolor, pero acompañados por la esperanza de la resurrección".

En efecto, los cristianos son "peregrinos de la esperanza" en este mundo, como nos recuerda a menudo monseñor Fisichella con vistas al próximo Jubileo, y no sólo deben anunciarla, sino sobre todo ser sus constructores.

Un mensaje de paz para compartir

Ser un Santuario Internacional, de hecho, "no es sólo un privilegio que se concede", sino que es la misión de "unir espiritualmente a los cristianos con todos los creyentes esparcidos por el mundo". En este sentido, el mensaje que proviene del Santuario de Antipolo se convierte en un verdadero mensaje de paz "porque asegura la presencia y la cercanía de Dios para siempre en nuestras vidas" y quien lo experimenta "se convierte a su vez en instrumento de cercanía para los necesitados".

El peregrino necesita comunicar la experiencia de gracia que vive, porque "no vivimos para nosotros mismos, sino que somos siempre evangelizadores". "El peregrino del Santuario Internacional de Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje – añadió Fisichella – sabe que no puede abandonarlo sin llevarse consigo el mensaje de paz que la Madre de Dios le dona. Es ciertamente un mensaje para sí mismo, pero se convierte en una responsabilidad para que pueda ser compartido".

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26 febrero 2024, 16:24