Cristianos y budistas: Siete acciones para sanar una humanidad herida
Pope
En un momento en que tanto la familia humana como laterra están experimentando las consecuencias, tanto positivas como negativas, de los desafíos globales y de los rápidos cambios, no hay que "ceder a la desesperación", para que "en medio de las nubes oscuras, quienes están profundamente arraigados en sus respectivas tradiciones religiosas y dispuestos a trabajar juntos con todos puedan aportar un rayo de esperanza a una humanidad desesperada".
Esta es la indicación contenida en la Declaración final publicada al término del VII Coloquio Budista-Cristiano, celebrado en Bangkok (Tailandia) del 13 al 16 de noviembre, organizado por el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso junto con diversas universidades e instituciones budistas tailandesas y la Conferencia Episcopal del país, y al que asistieron unos ciento cincuenta budistas y cristianos de Camboya, Hong Kong, India, Japón, Malasia, Mongolia, Myanmar, Singapur, Sri Lanka, Corea del Sur, Tailandia, Taiwán, Reino Unido y la Santa Sede, así como un representante de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia.
Karuṇā y Ágape
Karuṇā y Ágape en diálogo para la curación de una humanidad y una tierra heridas, este es el título del Coloquio, donde Karuṇā significa compasión. "Como budistas y cristianos", reza la Declaración, "vemos a Buda y a Jesús como grandes sanadores. La codicia y el pecado fueron para Buda y para Jesús causas de sufrimiento. Ambos, a muchos niveles, "propusieron el amor y la compasión como medicina para ahuyentar la oscuridad del corazón humano y del mundo". Ambos, fortalecidos por sus espiritualidades budista y cristiana, "durante miles de años, adoptaron formas de vida compasivas para hacer frente al sufrimiento de la vida".
Las siete acciones compartidas
La Declaración -que fija la fecha del octavo Coloquio Budista-Cristiano en Phnom Penh, Camboya, en 2025- describe siete acciones compartidas desarrolladas para empezar a trabajar juntos. Empiezan por reconocer que pertenecemos a una sola familia humana, lo que implica el reconocimiento de la igual dignidad y el respeto para todos. "Aunque nuestras respectivas enseñanzas religiosas nos invitan a construir una cultura de la compasión", se lee, "a menudo cerramos los ojos ante el sufrimiento actual", de ahí la desaprobación de palabras y acciones "que voluntaria o involuntariamente han contribuido a sembrar la muerte y la destrucción, el odio y la venganza".
A continuación, se apela al diálogo, pues se tiene la convicción de que sin él "no habrá paz", ya que el diálogo es lo que "puede prevenir la violencia, curar tanto a la víctima herida como al agresor e inspirar a la gente a encontrar formas no violentas de resolver los conflictos", y es el diálogo, además, lo que puede empujar a los diferentes grupos religiosos a buscar "la justicia y la verdad, a proteger el planeta y a protestar contra su destrucción".
También se pide cultivar "la empatía por el sufrimiento de los demás y del medio ambiente" y ejercer así la compasión "en las decisiones políticas y económicas para evitar la exclusión y la desigualdad y promover la inclusión, la justicia y el respeto". Otro aspecto fundamental es la cooperación entre todos, no sólo a nivel religioso, sino también civil, político, intelectual, científico e internacional, ya que "nadie se salva solo" y sólo podemos "salvarnos juntos, porque estamos interconectados y somos interdependientes". Más adelante, se hace un llamamiento a la innovación, apoyando "iniciativas académicas y de investigación con el objetivo de ayudar a los movimientos religiosos a cambiar su forma de percibirse, de pensar y de concebir al otro y al planeta".
La Declaración concluye instando a educar "en relaciones de cuidado y de compartir unos con otros y con el medio ambiente" y a rezar, porque la oración y la meditación pueden "dar la vuelta a las cosas, purificando nuestros corazones y nuestras mentes, generando bondad amorosa, misericordia y perdón donde hay odio y venganza, y creando un espíritu de respeto y cuidado de los demás y de la Tierra".
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