La Santa Sede y la Sociedad Dante Alighieri promueven el aprendizaje del italiano
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El italiano, aunque la lengua eclesiástica es el latín, es el idioma vehicular de la Iglesia católica y de la Santa Sede. Para responder a las necesidades comunicativas de los funcionarios y empleados de la Secretaría de Estado, la Sociedad Dante Alighieri y la Secretaría de Estado vaticana lanzan un curso de formación lingüística para quienes, llegados a Italia desde el extranjero, necesitan estudiar italiano para utilizarlo en su trabajo. El acuerdo se firmó ayer, 27 de noviembre, en el Palazzo Firenze, en Roma, en el marco del congreso de estudio "L'italiano della Chiesa" (El italiano de la Iglesia), que, además de las intervenciones del presidente Andrea Riccardi y del Sustituto de la Secretaría de Estado monseñor Edgar Peña Parra, incluyó la de la estudiosa de temas lingüísticos eclesiásticos Rita Librandi, profesora emérita de la Universidad "Orientale" de Nápoles, y el saludo de apertura del embajador de Italia ante la Santa Sede, Francesco Di Nitto.
El italiano, lengua de comunión
En su discurso, monseñor Peña Parra citó al difunto Franco Frattini, quien, en L'italiano nella Chiesa fra passato e presente -publicación promovida por la Embajada de Italia ante la Santa Sede- escribió "como los italianos no podemos dejar de reconocer el papel que la Iglesia ha desempeñado en la difusión de nuestra lengua, que [...] ha asumido ya el estatus de "lengua franca" de la Iglesia". Esto, sostiene el prelado, es aún más cierto hoy, ya que en todas las Nunciaturas, incluso en las Conferencias Episcopales, en numerosos Institutos de Vida Consagrada, en los Movimientos Eclesiales y en las Comunidades de más reciente fundación, el italiano es la lengua vehicular. De hecho, sugiere además el Sustituto, "en una Iglesia cada vez más internacional y sinodal, en la que ya está en marcha un proceso orientado a una inclusión más participativa, el italiano desempeña un papel esencial: es, quisiera decir, la lengua de comunión".
Italiano, chispa de gloria divina
De hecho, religiosas, religiosos, seminaristas y sacerdotes de todo el mundo lo hablan a diario, en su labor pastoral, en las diócesis de toda Italia, lo estudian a fondo en las universidades pontificias y lo emplean en sus cargos representativos y en las interacciones formales entre la Santa Sede y el Estado italiano. Peña Parra menciona lo que denomina "dos momentos genéticos" del lenguaje italiano: el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís y, por supuesto, el propio Dante en la Divina Comedia. En el primer ejemplo, el texto exalta una fraternidad universal en la que la lengua se convierte en canal de alabanza y esperanza. En el segundo, el italiano es invocado por el autor para expresar y transmitir la "chispa" de la gloria divina. Y de hecho, concluye el prelado venezolano, la lengua italiana "con su rico vocabulario que bebe tanto de la poética como de la vida cotidiana, parece testimoniar, con un sentido innato de naturalidad, una adhesión genuina a lo verdadero, a lo bueno y a lo bello".
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