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Sínodo: Se sigue rezando por Tierra Santa y el mundo

Los miembros sinodales reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano hicieron una nueva invocación a la paz. La conversión a la escucha, la acogida de la diversidad y el papel de las mujeres fueron los temas que surgieron en la sesión informativa de la tarde del 14 de octubre en la Sala de Prensa de la Santa Sede

Federico Piana – Ciudad del Vaticano

Un minuto de silencio pensando en los trágicos sucesos de Tierra Santa y en las guerras olvidadas del mundo. Los 340 miembros presentes el 14 de octubre en el Sínodo sobre la Sinodalidad, que se celebra en la Ciudad del Vaticano, rezaron una vez más por la paz. Una vez más, una oración intensa y coral.

Un momento tras el cual la noticia de la muerte del secretario de Cáritas Siria y del fallecimiento del hermano de un miembro del Sínodo se extendió por la asamblea: un compartir del dolor que se produjo en pleno estilo sinodal, con sencillez, como sucede en todas las familias del mundo. Así se puso de manifiesto por la tarde en el briefing celebrado en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Primera vez para una mujer

Por primera vez, esta sesión estuvo presidida por una mujer: Sor María de los Dolores Palencia Gómez, de la orden de San José de Lyon. Monja desde hace más de cincuenta años, esta religiosa está comprometida con tenacidad y amor en acoger y asistir a cientos de migrantes en unas instalaciones que acogen a hombres, mujeres y niños procedentes de América Latina y otras zonas olvidadas del planeta.

En el Sínodo, sor María aportó su experiencia de apoyo incondicional e inclusión de personas a menudo olvidadas y marginadas en la sociedad. "Lo que estamos viviendo es un camino de escucha muy atenta que se hace eco de la voz del Espíritu Santo", dijo a los periodistas durante su intervención.

La religiosa también destacó que los trabajos sinodales, presididos por primera vez por una mujer, no son una casualidad "sino un modus vivendi que se abre camino en la Iglesia, llamando a todos los bautizados y bautizadas a la corresponsabilidad y, al mismo tiempo, respetando toda diversidad".

Conversión a la escucha

La experiencia de participación en el Sínodo que relató el padre Mauro Giuseppe Lepori, abad general de la Orden Cisterciense, remitió a una categoría en cierto modo revolucionaria: la conversión a la escucha. Lo dijo él mismo, afirmando más de una vez que está aprendiendo con este trabajo una verdadera forma de vida. "En este nuevo método sinodal que estamos experimentando – afirmó – se comprende que todos los miembros están recorriendo juntos un largo caminoâ€.

Ayuda también –dijo – el religioso, que es uno de los delegados de la Unión de Superiores Mayores de Italia, un pequeño detalle, que podría parecer insignificante a primera vista: la forma de las mesas en los círculos menores: "Son redondas, y el hecho de estar unos junto a otros en pequeños grupos ayuda a establecer relaciones profundas y amistades íntimas". Y, sobre todo, animó a escuchar al Espíritu Santo: "Al final, sólo importa lo que Él dirá", concluyó el padre Mauro.

La voz de los discapacitados

De los trabajos sinodales surgió una voz que toca el alma en lo más profundo. La de Enrique Alarcón García, presidente de Frater España, una fraternidad cristiana que agrupa a muchas personas con discapacidad en España. Enrique llegó a la Sala de Prensa en silla de ruedas. Y sus primeras palabras a los periodistas fueron de agradecimiento.

“En primer lugar al Santo Padre – dijo sonriendo – que me ha querido en el Sínodo. Porque mi presencia no ha sido una mera formalidad, no me han puesto aquí para exhibirme como una bandera". El Papa Francisco, argumentó Enrique, "siempre se interesa por cómo viven los discapacitados en la Iglesia y qué piensan de ella. Nosotros no estábamos acostumbrados".

Si en el mundo los discapacitados no son tenidos en cuenta y quedan bajo el peso de la falta de consideración en el ámbito laboral, escolar y formativo, en la Iglesia no es así. Y el Sínodo lo está demostrando, dijo Enrique: “Ahora, en la Iglesia, nos sentimos parte activa, estamos evangelizando a los miembros. Se está produciendo un verdadero cambio".

El papel femenino

A la pregunta de un periodista sobre si durante los trabajos sinodales se habló de la posibilidad de la ordenación de mujeres, el padre Mauro Giuseppe Lepori respondió que "no es un tema dominante en el Sínodo: no se habló de ello, pero sí del diaconado femenino".

El Sínodo, concluyó el clérigo, "evita abordar los problemas sacándolos de su contexto. En mi opinión, lo más importante para las mujeres es la cuestión de su participación en la vida activa de la Iglesia".

Ruffini: confidencialidad, no secreto

Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación y presidente de la Comisión para la Información, se refirió a la cuestión de la confidencialidad de los documentos aludiendo a algunos artículos aparecidos sobre los informes de círculos menores.

"La Secretaría general del Sínodo – explicó – creó un cloud para compartir algunos documentos con los miembros del Sínodo. El acceso a la nube requería credenciales – nombre de usuario y contraseña – pero como algunos miembros, por diversos motivos, no habían podido acceder a ella, la Secretaría general decidió crear un enlace abierto a quienes no conocieran la dirección para que pudieran acceder directamente a los documentos del cloud sin credenciales.

Hasta el final del primer módulo, el cloud sólo contenía documentos públicos, es decir, los textos de los informes que se recibían y las fotos que se compartían como testimonio y documentación. Al final del primer módulo, debido a esta dificultad para algunos, muchos miembros, la Secretaría decidió subir al cloud los resúmenes de los treinta y cinco grupos de trabajo sobre el Segmento A.

“No se incluyeron los contenidos personales que cada miembro había escuchado en las Congregaciones generales. El objetivo era permitir a todos los miembros acceder cómodamente a información útil para su discernimiento sinodal. No se trata – añadió – de documentos que podríamos llamar 'clasificados', sino de documentos confidenciales con el fin de proteger el espacio de discernimiento común".

Para garantizar eficazmente la confidencialidad y el discernimiento común – subrayó – “se decidió restablecer la obligación de nombre de usuario y contraseña. "No hay nada secreto – concluyó Ruffini – pero la voluntad de la Secretaría general del Sínodo es mantener la confidencialidad sobre los informes individuales de cada círculo menor".

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16 octubre 2023, 10:02