Czerny, enviado del Papa al Congo para celebrar 140 a?os de ±ð±¹²¹²Ô²µ±ð±ô¾±³ú²¹³¦¾±¨®²Ô
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El 4 de junio, la República del Congo celebra el 140º aniversario de la evangelización del país. Para esta ocasión, el Santo Padre Francisco como su enviado especial al Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En Brazzaville, la capital de la nación africana, Czerny pronunció, este sábado 3 de junio, un discurso en el que profundiza el vínculo entre evangelización y desarrollo. El Purpurado intentó responder a preguntas relacionadas con el modo en que la Iglesia puede anunciar el Evangelio en un territorio marcado por la injusticia, el sufrimiento y el pecado, y también relativas a la contribución de la Iglesia al desarrollo y la paz.
Partiendo del supuesto consagrado en la Gaudium et spes, confirmado y profundizado por el magisterio del papa Francisco y de sus predecesores, a saber, que la dignidad de la persona debe estar en el centro de la obra de evangelización, el legado pontificio no dejó de enfatizar cómo "el anuncio del Evangelio en el Congo-Brazzaville tuvo lugar en correspondencia con el proceso de colonización por parte de Bélgica". Esto significa, al tratar de historizar este fenómeno, que por una parte se corre el riesgo de "construir la identidad de hoy sobre el odio por las fechorías del pasado, o de permanecer prisionero de un resentimiento que se alimenta de sí mismo y de caer en un victimismo que disipa toda energía", mientras que por otra parte "no distanciarse de los excesos abusivos del colonialismo llevaría a reproducir actitudes de dominación y de sometimiento, favoreciendo un sentimiento de desvalorización y de inferioridad".
La pobreza
El primer reto que se debe afrontar, y se aplica a toda África, es la erradicación de la pobreza. "El colonialismo, explica el representante del Pontífice, reaparece hoy bajo nuevas formas, como el peso aplastante de la deuda internacional, las condiciones económicas injustas para el comercio y las condiciones excesivamente duras impuestas por los programas de ajuste estructural". Czerny resaltó que el papel de la Iglesia debe ser el de "mostrar su rostro materno, apoyando las aspiraciones de las personas y acompañando un auténtico desarrollo humano", especialmente hacia las generaciones más jóvenes.
El papel de los hospitales católicos
El segundo aspecto desarrollado en su alocución fue el derecho a la salud, que también se manifiesta en la lucha contra la mortalidad infantil, el acceso al agua y la elevación de los niveles de higiene, es otro aspecto clave, más aún en un país "donde cada vez más ancianos, huérfanos, discapacitados y enfermos son abandonados por sus familias". Un ámbito en el que "la evangelización ha contribuido de forma significativa", haciendo accesibles los cuidados a muchas personas en dificultad. Muchos de esos centros sanitarios siguen activos en la República del Congo, recuerda, "aunque son objeto de fuertes críticas por su enfoque, juzgado demasiado paternalista e inadecuado a las necesidades reales de la población local".
El cuidado de la casa común
El tercer aspecto desglosado por Czerny fue el colonialismo y la alarmante magnitud de la explotación de la tierra están también en el origen de la degradación de la creación y de la pérdida de biodiversidad. Es un desafío en el que la Iglesia "está llamada a actuar conjuntamente, con un estilo sinodal, en primer lugar difundiendo una cultura de respeto por nuestra casa común, "porque el grito de la tierra se hace eco del del más pequeño de nuestros hermanos, el excluido".
La educación
En la base de la mejora de cada uno de estos aspectos sólo puede estar la educación. "Las escuelas católicas han dado la oportunidad de leer y escribir a muchas personas en todo el Congo, desde las zonas rurales hasta los centros más grandes", continuó explicando el prefecto, "una labor llevada a cabo con pasión por muchas instituciones religiosas que han realizado un esfuerzo extraordinario para hacer frente a dificultades considerables, como la variedad de lenguas y dialectos locales". Al mismo tiempo, subrayó el delegado papal, hay que desterrar la idea de que llevar a Cristo a las naciones significa "civilizarlas". Las instituciones educativas católicas presentes en el Congo, de hecho, "no deben renunciar a su tarea educativa, ni a la especificidad confesional que las distingue. Sin embargo, es necesario examinar atentamente las formas que deben adoptarse para facilitar el encuentro entre la cultura y el Evangelio, con aprecio y pleno respeto de la identidad de los pueblos".
Democracia y Evangelio
Para avanzar significativamente en la solución de estos problemas, a menudo endémicos, es necesario contar con una clase política estable y responsable. "La estabilidad política del país y la ampliación de la base representativa de sus diversos componentes sociales", afirma el Purpurado, "son elementos esenciales para promover el desarrollo". "La paz", observa además Czerny, "se confunde a menudo con la unanimidad o con una tranquilidad impuesta por la amenaza y la fuerza, que garantiza el mantenimiento del poder por pequeños grupos a expensas del conjunto de la población". Inevitablemente, señala, "los ciudadanos se desinteresan y se desentienden". "La verdadera democracia, que protege la dignidad humana y promueve el bien común, es", por tanto, "una condición indispensable para el desarrollo, pero también un fruto de él". La implicación de los fieles laicos en la vida política y en el liderazgo, concluyó el cardenal, es por tanto esencial para introducir los valores evangélicos en la sociedad civil, porque "es el encuentro con Cristo, que no es una ideología ni una sociología, lo que genera la opción preferencial por los pobres".
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