Centrar el turismo en las inversiones sostenibles y el cuidado de la casa común
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
"Turismo e inversión verde". Con esta expresión, propuesta por la Organización Mundial del Turismo, la Iglesia se dispone a celebrar la 44ª Jornada Mundial del Turismo el próximo 27 de septiembre. En este marco, “la Iglesia desea compartir con los Estados, las Asociaciones y las múltiples realidades implicadas, este momento de especial compromiso, para que el magisterio del Papa Francisco incremente de manera más eficaz y positiva el cuidado de la creación, objetivo esencial para la vida de las personas”, escribe Monseñor Rino Fisichella, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Sección para las Cuestiones Fundamentales de la Evangelización en el Mundo, .
En el texto, publicado este viernes 26 de mayo, se recuerda la necesidad de apostar por inversiones sostenibles, que el Santo Padre subraya en la encíclica Laudato si’. Fisichella explica que favorecer las inversiones sostenibles es también un testimonio de fe, que se apoya en el respeto de la naturaleza, creada y confiada a nosotros por Dios.
La acogida
El Pro-Prefecto evidencia que la comunidad cristiana siente directamente la necesidad de encuentros sobre los temas que nos ocupan, “especialmente durante los meses de verano, cuando, procedentes de tantas partes del mundo, la gente se pone en camino para disfrutar de un periodo de descanso, de contacto con la naturaleza y de contemplación de la belleza artística”. “Es difícil -observa- no ver en este movimiento una ocasión propicia para la comunidad cristiana, no solo para apoyar a las diversas organizaciones encargadas de permitir que el periodo vacacional se viva plenamente, sino sobre todo para expresar el sentido de la acogida que caracteriza el espíritu de nuestras comunidades en virtud de la fe que han vivido”
Fisichella considera que “el turista es especialmente sensible a la acogida que se le dispensa”. Y en un contexto cultural en el que se exagera la indiferencia, reivindica que “es decisivo que los cristianos den testimonio de una acogida que tranquilice a las personas y les haga experimentar la fraternidad”. “Entablar el diálogo, cuidar que la fiesta sea una experiencia de paz, facilitar las formas para que se tenga el Evangelio en las manos o lecturas que despierten el interés por la oración y la espiritualidad, son algunos signos para dar sentido al tiempo de fiesta”, añade.
Según el arzobispo, la preocupación por la casa común “también permite a los cristianos promover una forma de economía que no tenga como objetivo la maximización del beneficio, que a menudo conduce a la violencia contra la naturaleza, con fuertes repercusiones en la dignidad de la persona”. Fisichella remarca la urgencia de que “la política apoye con convicción y confianza los caminos que se descubran, para discernir con sabiduría los proyectos más adecuados, que apunten al bien de todos y que aumenten la calidad de vida, especialmente de las personas pertenecientes a los estratos sociales más débiles”.
El arte
“La Iglesia -dice Fisichella- siempre ha reconocido y defendido el valor y la importancia del arte, la cultura y su preservación como medio para conocer a Dios y mantener vivas las raíces cristianas”. Fisichella sostiene que “el camino de la belleza es parte integrante de nuestra misión de anunciar el Evangelio y promover el crecimiento espiritual de los creyentes”. Por tal motivo, subraya la necesidad de que “las inversiones no se destinen únicamente al turismo de masas, posible vehículo de pérdida de la identidad cultural y religiosa”. Por el contrario, observa: “Es conveniente que, mientras las inversiones se centran en las infraestructuras, se promueva la dignidad de todos los trabajadores del sector turístico, para contribuir a aumentar la calidad de su trabajo y del propio turismo”.
Respecto a las obras de arte, que son patrimonio de la humanidad desde hace siglos y se convierten en destino de turistas de todo el mundo, Fisichella reitera “que su protección es responsabilidad de todos, por lo que cualquier forma de violencia que atente contra su preservación debe ser condenada con convicción”.
Vacaciones más solidarias y menos consumistas
“Los operadores turísticos -asegura- tienen en sus manos la posibilidad de ofrecer oportunidades válidas y eficaces para redescubrir unas vacaciones diferentes: más solidarias y menos consumistas; más respetuosas con la naturaleza y capaces de contemplar la belleza en sus múltiples expresiones”. Por tanto, Fisichella sugiere que todos deben volver a dar razones para respetar la naturaleza, para comprometerse con una ecología integral.
El turismo y el camino hacia el Año Santo 2025
A todos los operadores que hacen del turismo su razón profesional y pastoral Fisichella hace llegar el agradecimiento por mantener vivo este compromiso, haciendo suyo el deseo del Papa Francisco, “para que también de cara al próximo Jubileo Ordinario 2025 no dejemos de contemplar la belleza de la creación en el cuidado de nuestra casa común, que Dios nos ha confiado”, escribe. “Por tanto, que la preparación del próximo Año Jubilar se celebre y se viva con este cuidado de la creación, manteniendo firme la esperanza de construir juntos el futuro”, concluye.
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