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Marco Guerra – Ciudad del Vaticano

"Cáritas puede ofrecer una gran contribución al camino sinodal de la Iglesia por el simple hecho de que la praxis sinodal está íntimamente ligada a las raíces cristológicas de la caridad cristiana y es, por tanto, intrínseca a la identidad distintiva de Cáritas".

Así lo explicó el cardenal Mario Grech, secretario general de la Secretaría del Sínodo de los Obispos, en su discurso del 13 de mayo ante la Asamblea general de Caritas Internationalis reunida en Roma, que también prevé la elección de su nuevo presidente.

Escuchar a las periferias

El purpurado subrayó el hecho de que, desde su experiencia de varias  décadas, Cáritas tiene mucho que ofrecer y puede iluminar el actual proceso sinodal de la Iglesia, especialmente en lo que se refiere a la "escucha de las periferias".

"Como bien sabemos – dijo el cardenal Grech – la opción preferencial por los pobres y los más débiles es una dimensión esencial de la vocación eclesial cristiana y es constitutiva de Cáritas como organización humanitaria de la Iglesia". Según el secretario del Sínodo, esta opción preferencial "es un imperativo ético-social que se funda, precisamente, en el inmenso amor de Dios por la humanidad".

Proximidad a los últimos en el camino sinodal

En el marco de la Iglesia sinodal – continuó explicando el cardenal – un rasgo fundamental es el de la escucha, y muchas Iglesias locales han tenido dificultades para desarrollarla.

“En este sentido – afirmó el purpurado – el compromiso de Cáritas con los últimos y su proximidad concreta a la carne herida de los marginados y descartados por la sociedad de consumo representa un aspecto crucial para la realización de un auténtico camino sinodal de conversión de la Iglesia".

Aprender de los excluidos

En el discurso del cardenal Grech emerge otro aspecto intrínseco de Cáritas, que ofrece "una inspiración particular al proceso sinodal", a saber, "el de la colaboración entre sus miembros". En este sentido, el purpurado considera que el tema de la sesión de los trabajos: "La unidad en la diversidad" encierra el corazón palpitante de la vida sinodal, que en su esencia no es otra cosa que "ser la expresión y la manifestación concreta en la historia humana de la vida de Dios que es Trinidad, es decir, relación entre personas diferentes que son una en el amor".

Por último, el secretario general del Sínodo recordó a todos los presentes que caminar junto a los pobres y a los excluidos no significa simplemente asumir sus necesidades, ya sean físicas o espirituales, cayendo así en una lógica meramente asistencialista. Significa sobre todo aprender de los pobres, aprender de los excluidos.