Budistas y cristianos juntos para sanar las heridas de la humanidad
Alessandro De Carolis - Ciudad del Vaticano
Un mundo vulnerable en demasiados aspectos -pobreza, violencia, esclavitud, odio religioso y nacionalista- y formas de aliviar el sufrimiento dictadas por una sensibilidad religiosa, que se traduce en el ejercicio del karuna, la compasión hacia todos los seres según Buda, o del ágape, el amor desinteresado traído y enseñado por Cristo. El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso se apoya en la consonancia entre estos dos estilos , en la que los budistas celebran el nacimiento, la iluminación y la muerte de su maestro.
El potencial que sana
La mayor capacidad de comunicación del mundo globalizado actual, dice el texto, "nos ha hecho conscientes de que los problemas a los que nos enfrentamos no son aislados, sino el resultado de tensiones y males que implican a toda la humanidad". "Heridas graves" que se cobran víctimas en todas partes, hieren a las personas en su dignidad y "ponen dolorosamente al desnudo nuestra vulnerabilidad común". Aquí, prosigue el texto, pueden incidir las tradiciones religiosas, que tienen "potencial" y pueden "ofrecer remedios" que sanen esas heridas, "de nuestras familias, nuestras naciones y nuestro planeta".
Karuna y ágape
Karuna, se nos recuerda en el escrito, es calificada por el Buda como capaz de transformar a la persona que está "enteramente informada" por ella, es decir, "con la mente acompañada de compasión", impregnada en todas partes de "ilimitación, sin enemistad, sin mala voluntad". Quienes "habitan con la mente acompañada de compasión", reza el mensaje, "ofrecen un antídoto contra las crisis globales que hemos mencionado, ofreciendo una compasión completa en respuesta a males generalizados e interconectados".
Del mismo modo, el ágape cristiano es un amor que, como don del amor divino, "nos hace semejantes, crea igualdad, derriba muros y distancias", impulsándonos a comportarnos como el samaritano del Evangelio, que venda las heridas del hombre víctima de los ladrones. El Papa Francisco, se recuerda, ha exhortado repetidamente a "servir a los demás con compasión" concreta y no abstracta, con un amor que "es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y no duda en entregarse y sacrificarse por las criaturas amadas". La invitación que cierra el mensaje es a trabajar "juntos para construir un mundo más justo, pacífico y solidario, contribuyendo "a sanar las heridas de la sociedad y de la Tierra, nuestra casa común".
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