Czerny: Los animo a continuar con esperanza en la obra de renovación de la Iglesia
Sebastián Sansón Ferrari – Pope
“Dimensión social de la sinodalidad: el clamor de los empobrecidos y de la tierra”. Este es el lema del III Congreso Latinoamericano y Caribeño sobre la Doctrina Social de la Iglesia, celebrado del 21 al 23 de abril en Bogotá, Colombia. Organizado por el CELAM, el evento fue inaugurado hoy, viernes 21 de abril, con el discurso del Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En su alocución, el Purpurado explicó la importancia de la Conferencia de Aparecida para toda la Iglesia católica, además del modo en el que la sinodalidad va adquiriendo un rostro desde lo particular a lo universal. También trató los retos y los nuevos impulsos para que este camino se haga realidad, superando el escollo del clericalismo, caminando hacia la inculturación, valorando las diferencias y construyendo unidad.
Czerny expresó que América Latina fue la primera región del mundo que dio origen, en 1955, a un cuerpo episcopal de naturaleza colegial. “El trabajo realizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano supuso una gran riqueza para toda la Iglesia”, dijo. A su vez, reconoció que “todos le estamos agradecidos y le somos deudores por habernos donado una expresión viva y auténtica de recepción contextual del ‘método inductivo’ propuesto por ”: escuchar, discernir, interpretar, actuar.
El Prefecto planteó que la sinodalidad no debe confundirse con una estructura particular, como un sínodo o una asamblea, ni reducirse a un instrumento al servicio de la colegialidad episcopal. Por el contrario, precisó que es aquello que cualifica el modo de ser y de vivir de la Iglesia, en la expresión de sinergias y carismas diferentes que convergen en la unidad.
La erradicación del clericalismo
El Cardenal se detuvo en el clericalismo, hizo hincapié en algunos de sus rasgos distintivos para discernir la dirección a seguir y el trabajo que aún queda por hacer, por el bien de la Iglesia. Czerny consideró que se debe dejar atrás esa mentalidad autorreferencial, “que desde siempre impide a la fuerza transformadora del Evangelio expresarse en una actualización concreta de estilos de vida, inspirados por el Evangelio y animados por el amor fraterno y recíproco”.
En su mensaje, se subrayó, además, la importancia de reconocer, “con dolor y contrición ante Dios y ante las víctimas, que las relaciones verticalizadas y discriminatorias que se crean en ciertos ambientes eclesiales clericalizados, han generado y siguen dando lugar a numerosos casos de abuso de autoridad, de poder, de conciencia y de desorden con connotaciones sexuales”.
Para el Cardenal, la solución no pasa por perpetuar un modelo de gobierno vertical y autoritario, sino por promover y formar a los laicos en un auténtico y genuino espíritu de pertenencia y participación eclesial. Advirtió que “no se puede contrarrestar el clericalismo si, al mismo tiempo, no se permite que surja un laicado responsable y fiable”.
Redescubrir el fundamento teológico de la sinodalidad
Czerny aclaró que la sinodalidad expresa, en la vida de la Iglesia, la identidad misma del Dios que ella anuncia al mundo, dando testimonio de la correspondencia entre lo que es y lo que obra a partir de la revelación de Dios en Cristo; es decir, mostrar globalmente, como comunidad creyente, el estilo de aquel que “no ha venido a ser servido sino a servir” (Mt 20,28) y hacia el que ella se dirige en su devenir histórico.
Destacó el rol preponderante de las Conferencias Episcopales a la hora de integrar mejor el ejercicio del sensus fidei de todo el Pueblo de Dios y ayudar a las Iglesias locales a superar los particularismos, acompañando aquellas realidades en las que resulta más difícil adquirir un estilo sinodal, y ayudarles a entender nuevamente la misión de la Iglesia como un deber de todos.
Valorar las diferencias y construir la unidad
Czerny manifestó que “reconocer las semillas de la Palabra, ya de por sí presentes en las diferentes culturas, significa confesar con fe que la evangelización se despliega como un llevar a la Verdad de Cristo, con respeto y estima, hacia la identidad del otro”. Refiriéndose a la inculturación de la fe, puntualizó que se trata de un proceso bidireccional, que debe pensarse desde la perspectiva de una correspondencia recíproca. “Existe una sabiduría que emana de las culturas de los pueblos indígenas, que, al enriquecerse con el misterio cristológico, aporta a la comprensión del mismo, en este caso a la teología de la creación, una profundidad única e irrepetible”, acotó.
También habló sobre la descolonización. En este sentido, reivindicó el deber de trabajar para que ese proceso no implique solo superar y curar las heridas del pasado, sino también promover y apoyar la recuperación y la clarificación de una identidad que a menudo ha seguido resistiendo en la sombra, clandestinamente, hibridando costumbres y tradiciones.
Sobre el congreso
La agenda de este encuentro prevé, entre otros acontecimientos, la santa misa, las conferencias, los trabajos en grupos de conversación. Los participantes reflexionan sobre los sueños sociales, ecológicos, culturales y eclesiales; la tierra, el techo y el trabajo por la paz; la Economía de Francisco y Clara; los desafíos para un país receptor de migrantes, entre otros asuntos.
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