La “Doctrina del descubrimiento” nunca fue católica
Pope
Gracias a la ayuda de los pueblos indígenas, “la Iglesia ha tomado mayor conciencia de sus sufrimientos, pasados y presentes, provocados por la expropiación de sus tierras”, y “las políticas de asimilación forzada, promovidas por las autoridades de gobierno de la época, que buscaban eliminar sus culturas indígenas.”. Así se afirma en la de los Dicasterios para la Cultura y la Educación y para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, publicada este jueves 30 de marzo.
En el documento se afirma que la “Doctrine of Discovery”, teoría que sirvió para justificar la expropiación de los indígenas por parte de los soberanos colonizadores, “no forma parte de la enseñanza de la Iglesia católica” y que las bulas papales por las que se hacían concesiones a los soberanos colonizadores nunca llegaron a ser magisterio.
Se trata de un texto importante que, ocho meses después del viaje del Papa Francisco a Canadá, reafirma claramente el rechazo de la Iglesia católica a la mentalidad colonizadora. A lo largo de la historia – se recuerda – “los Papas han condenado los actos de violencia, opresión, injusticia social y esclavitud, entre ellos los cometidos contra las poblaciones indígenas”. Y que también han sido numerosos los “ejemplos de obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos que han dado su vida en defensa de la dignidad de esos pueblos”.
Pero la Nota tampoco omite recordar que “muchos cristianos han cometido actos de maldad contra las poblaciones indígenas, por los cuales los Papas recientes han pedido perdón en numerosas ocasiones”.
En cuanto a la doctrina del descubrimiento – se afirma que – el “concepto jurídico de “descubrimiento” ha sido debatido por las potencias coloniales desde el siglo XVI y ha encontrado una expresión particular en la jurisprudencia del siglo XIX, en los tribunales de diferentes países, según la cual el descubrimiento de tierras por parte de los colonos concedía el derecho exclusivo de extinguir, mediante la compra o la conquista, el título o la posesión de dichas tierras por parte de las poblaciones indígenas.”
Según algunos estudiosos, esta “doctrina” encontró su fundamento en diversos documentos papales, en particular las Bulas de Nicolás V “Dum Diversas” (1452) y “Romanus Pontifex” (1455), y en la de Alejandro VI “Inter Caetera” (1493). Se trata de actos con los cuales estos dos Pontífices autorizaban a los soberanos portugués y español a apoderarse de las propiedades en las tierras colonizadas sometiendo a las poblaciones originarias.
“La investigación histórica demuestra claramente – se afirma en la Nota – que los documentos papales en cuestión, escritos en un período histórico específico y relacionados a cuestiones políticas, nunca han sido considerados expresiones de la fe católica”.
Al mismo tiempo, la Iglesia “reconoce que estas bulas papales no reflejaban adecuadamente la igual dignidad y los derechos de los pueblos indígenas”. Y añade que “el contenido de estos documentos ha sido manipulado para fines políticos por las potencias coloniales que competían entre sí, para justificar actos inmorales contra las poblaciones indígenas, realizados algunas veces sin oposición de las autoridades eclesiásticas”. Por lo tanto, es justo, afirman los dos Dicasterios de la Santa Sede, “reconocer estos errores, reconocer los terribles efectos de las políticas de asimilación y el dolor experimentado por las poblaciones indígenas, así como pedir perdón”.
A continuación, se citan las palabras del Papa Francisco: “Que la comunidad cristiana no se deje contaminar nunca más por la idea de que existe una cultura superior a otras y que es legítimo usar medios de coacción contra los demás”. Y se recuerda que “en términos inequívocos”, el magisterio de la Iglesia defiende el respeto debido a todo ser humano y la Iglesia, por lo tanto, “repudia los conceptos que no reconocen los derechos humanos intrínsecos de los pueblos indígenas, comprendida la que se ha dado a conocer legal y políticamente como “doctrina del descubrimiento”.
Finalmente, la Nota cita las “numerosas y reiteradas” declaraciones de la Iglesia y de los Papas a favor de los derechos de los pueblos indígenas, comenzando por la contenida en la Bula “Sublimis Deus” de Pablo III (1537), quien escribió: “Determinamos y declaramos [...] que dichos Indios, y todas las gentes que en el futuro los cristianos llegasen a conocer, aunque vivan fuera de la fe cristiana, pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre y que todo lo que se hubiese hecho de otro modo es nulo y sin valor”.
Más recientemente, la solidaridad de la Iglesia con los pueblos indígenas ha dado origen “al apoyo decidido de la Santa Sede a los principios contenidos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”. “La implementación de tales principios mejoraría las condiciones de vida y ayudaría a proteger los derechos de los pueblos indígenas, además de facilitar su desarrollo en un modo que respete su identidad, lengua y cultura”.
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