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Paolo Ondarza - Ciudad del Vaticano

Una invitación a pedir perdón a Dios por nuestras faltas hacia el prójimo, pero también hacia la creación: "a veces somos nocivos en lugar de útiles". Así lo afirmó al inicio de la misa con motivo de la memoria de San Antonio Abad, celebrada en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, el cardenal arcipreste Mauro Gambetti, vicario general para la Ciudad del Vaticano y presidente de la Fábrica de San Pedro.

Garantizar ingresos justos

"Dios no es injusto como para olvidar su trabajo", dijo el cardenal a los agricultores y ganaderos presentes, pensando en la difícil etapa económica que atraviesa el sector. Un momento histórico marcado "por incertidumbres y dificultades que complican el sostenimiento virtuoso de las actividades zootécnicas, garantizando una renta justa a los agricultores y ganaderos". Además, señaló Gambetti, el conflicto en Ucrania dificulta aún más "la custodia de la biodiversidad y la promoción de las micro y medianas empresas con vistas a la sostenibilidad medioambiental, social y económica".

No traicionar el pensamiento de Dios

Pero la clave para afrontar la crisis consiste, según el Vicario General para la Ciudad del Vaticano, en "aprender a leer el pensamiento de Dios en la creación y no traicionarlo". "Porque el Señor nunca deja de prestar su ayuda providencial" y "el fruto de la tierra que se transforma en buen alimento que nutre la vida es la caricia de Dios". "Este encanto, advirtió, debe defenderse hasta las últimas consecuencias tanto en la ganadería como en la agricultura: se dice que San Antonio no era tan erudito como muy buscado por su sabiduría. Decía que, aparte de las Escrituras, su libro era la creación en la que leía los pensamientos de Dios".

Leyes para el hombre

"Las leyes deben hacerse para el hombre. El hombre es para Dios, como Dios es para el hombre. Se necesita una una reinterpretación de las leyes desde esta perspectiva que se proponga en los foros adecuados. Para el cristiano -continuó el cardenal Gambetti- se trata de dar espacio a Dios en todos los ámbitos de la vida, como hizo Antonio Abad, que lo dejó todo para seguir al Señor".  

La bendición de los animales

Durante el ofertorio, se llevaron al altar productos agrícolas como huevos y queso. Al final de la celebración, a pesar del mal tiempo, el Cardenal presenció el final del desfile de caballos y jinetes a lo largo de la Via della Conciliazione y, a continuación, dio la bendición a los ganaderos y animales reunidos en la Piazza Pio XII, frente a la Basílica: gallinas, ocas, conejos y animales típicos italianos como vacas, desde la frisona hasta la chianina; ovejas, desde la sarda hasta la sopravvissana; cabras, desde la girgentana hasta la monticellana; caballos y asnos.

Una de cada diez granjas en peligro de cierre

Para la ocasión, el presidente de Coldiretti, Ettore Prandini, divulgó el estudio "Salvemos las granjas italianas" con los últimos datos sobre la situación post cóvid y la alarma: casi una de cada diez granjas, el 9% de todo el territorio nacional, se encuentra en una situación crítica que está provocando el cese de la actividad debido a la explosión de los costes. Los riesgos consiguientes para la economía y el empleo son considerables, pero también para el medio ambiente, la biodiversidad y el patrimonio enogastronómico nacional.

Las consecuencias de la guerra

Las causas de la crisis incluyen una auténtica explosión de los costes de producción, con una media del +60% vinculada al aumento del precio de la energía, hasta el +95% en el caso de los forrajes, el +110% del gasóleo e incluso el +500% de las facturas de la electricidad necesaria para alimentar incluso los sistemas de ordeño y almacenamiento de la leche. A esto se añade -denuncia Coldiretti- el problema de la disponibilidad de heno y forraje, cuya producción se ha visto mermada por la sequía, y cuyos precios también han subido debido a la guerra de Ucrania.

Directiva sobre emisiones industriales

Además, una auténtica "espada de Damocles" es, según agricultores y ganaderos, la directiva europea sobre emisiones industriales, que "acaba equiparando un establo con 150 vacas a una incineradora o una fábrica altamente contaminante, afectando a unas 180 mil granjas y exponiéndolas al riesgo de cierre". Una situación que corre el riesgo de dejar el campo libre a las importaciones de países que no aplican las prácticas sostenibles del sistema de producción europeo o, lo que es peor, y "empujar hacia el desarrollo de alimentos sintéticos de probeta, desde la carne a la leche sintética".