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Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano

Releer el camino realizado entre los Padres Blancos, en la Iglesia, en su África. Releerlo a la luz de una muerte prematura, que llegó muy lejos de casa. Así lo hizo el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, en su homilía de la Misa en sufragio del cardenal Richard Kuuia Baawobr, Obispo de Wa, Ghana, celebrada en la basílica vaticana. El cardenal falleció en Roma, donde había llegado con motivo del Consistorio del Papa Francisco el 27 de agosto. En ese momento no pudo asistir a la celebración porque estaba hospitalizado a causa de una enfermedad.

Precisamente la muerte del cardenal, subrayó Re, "nos hace reflexionar sobre la fragilidad de nuestra existencia y la importancia de vivirla intensamente en el amor a Dios y al prójimo". La perspectiva de la paz eterna nos saca de la tristeza y nos abre a la esperanza. En su homilía, el decano del Colegio de Cardenales recuerda el nacimiento de Baawobr en el seno de una familia católica, la pérdida de su padre cuando sólo tenía 4 años y la fe que aprendió "en el regazo de su madre, que era muy religiosa".

La luz de la fe

Después, el seminario y los muchos pasos que le llevaron a ingresar en la Sociedad de Vida Apostólica de los Misioneros de África, también conocida como los Padres Blancos, en 1981.  Hizo sus votos religiosos en 1986 y se ordenó sacerdote en 1987. "Se distinguió enseguida -explica el cardenal Re- por sus notables dotes de inteligencia, espíritu misionero y gran espiritualidad", por lo que se le encomendaron importantes tareas como la de Superior General de los Misioneros de África en 2010, siendo el primer africano en ocupar este cargo.

Evangelizar con la cercanía

En su corazón estaba la labor misionera. En uno de sus escritos, recuerda el cardenal Re, subrayaba que la credibilidad del mensaje cristiano pasa por el aprendizaje de la lengua y las costumbres, para que la gente "sepa que la queremos y que nos importa de verdad lo que le pasa". "También entendió que el compromiso misionero del Instituto no debía limitarse a África, sino que debía extenderse a ayudar a los países de tradición católica necesitados de la Palabra de Dios y de un renacimiento en la renovación de la fe y del testimonio cristiano." En 2016, el Papa Francisco le nombró obispo de la diócesis de Wa, en 2020 se convirtió en miembro del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y este año su nombramiento como presidente de la Asamblea Plenaria del Episcopado de África y Madagascar (SECAM). "Con él", concluyó el cardenal Re, "desaparece una figura muy significativa de un Obispo africano", laborioso, comprometido con la evangelización, una vida gastada por el bien de las almas.