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Barbara Castelli - Ciudad del Vaticano

Un denso entramado de contratos, memorándum de entendimiento no vinculantes, facturas, correos electrónicos y chats: la trigésimo sexta audiencia del juicio sobre las inversiones financieras de la Secretaría de Estado en Londres estuvo matizada por una serie de documentos, algunos de los cuales ni siquiera estaban en el expediente, proyectados en una pared del aula del tribunal. En la sala polivalente de los Museos Vaticanos, entre los imputados, estaban el cardenal Angelo Becciu, monseñor Mauro Carlino, Fabrizio Tirabassi, Raffaele Mincione y Nicola Squillace.

El inmueble de Sloane Avenue fue una mala inversión

Luciano Capaldo, ingeniero con amplia experiencia en el ámbito inmobiliario, en el mercado londinense desde 1984, interrogado por el promotor de justicia, Alessandro Diddi, por los abogados de la defensa y parcialmente por los de la acusación, aclaró en primer lugar que era indirectamente el gestor del inmueble, como director de la London SA. El hombre fue contactado en diciembre de 2018 para realizar una valoración de Sloane Avenue 60. En esa ocasión conoció a Fabrizio Tirabassi y a monseñor Alberto Perlasca. Desde el principio, al tener acceso a los papeles de la transacción, Luciano Capaldo subrayó a sus interlocutores que la compra de esa propiedad por 275 millones de libras "no había sido un buen negocio". En la sala, el testigo también hizo una comparación con la reciente venta a Bain Capital, "con una recaudación total de 186 millones de libras". El ingeniero también aclaró que aunque había un proyecto de reconversión, en realidad no había condiciones para ponerlo en marcha. Por último, con respecto a las 1.000 acciones de Gianluigi Torzi, Luciano Capaldo aclaró a Fabrizio Tirabassi: "Con las acciones sin derecho de voto, aunque seas el accionista mayoritario, en la junta de accionistas no se tiene ningún peso".

Ante las palabras del testigo, Raffaele Mincione quiso hacer unas declaraciones espontáneas. "Estoy muy impresionado por la profesionalidad del ingeniero, dijo, entre otras cosas, "pero debemos recordar que es el mercado el que dicta el precio. Descubriremos que Luciano Capaldo fue administrador de algunas de las empresas de Gianluigi Torzi, pero no quiero estropear la sorpresa".

La cuestión de los documentos no depositados

Durante el interrogatorio del abogado de Gianluigi Torzi, Marco Franco, se presentaron algunos documentos que no figuran en el expediente. Esta cuestión suscitó la preocupación de la Oficina del Promotor, especialmente en lo que se refiere a la posibilidad de que dicha producción no pudiera verificarse tempestivamente. El Presidente del Tribunal, por su parte, se refirió principalmente a las dificultades de las transcripciones de las audiencias individuales. "Estamos en el contrainterrogatorio", dijo el abogado Caiazzo, el abogado de Raffaele Mincione, "tenemos que estresar y poner a prueba a un testigo que no creemos que sea creíble".

Mañana el testimonio de Monseñor Alberto Perlasca

Al final de la audiencia, el Presidente del Tribunal leyó la ordenanza sobre las últimas objeciones planteadas por algunos abogados de la defensa, también en relación con la supuesta nulidad de las actas relativas a Monseñor Alberto Perlasca, incluidas las omisiones contenidas en algunos documentos. Giuseppe Pignatone descartó las peticiones, a excepción de la segunda pregunta del interrogatorio del 31 de agosto de 2020. La audiencia de mañana se abrirá con el testimonio de Monseñor Alberto Perlasca.