La Lateranense cumple dos siglos y medio: Celebraciones de la "Universidad del Papa"
Federico Piana - Ciudad del Vaticano
La , a la que Juan Pablo II, en un histórico discurso pronunciado en 1980, llamó "la Universidad del Papa", cumple 250 años. Para celebrar la institución, fundada en 1773 por el Papa Clemente XIV tras la unión del entonces Seminario Romano con la Facultad de Teología del Colegio Romano, se ha celebrado esta mañana una misa presidida por el Cardenal Vicario Angelo De Donatis, Gran Canciller de la Universidad.
El Concilio y la sinodalidad
A continuación, en un Aula Magna repleta principalmente de estudiantes de todo el mundo y de profesores de las distintas facultades, se celebró una asamblea en presencia del cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos. En su Lectio Magistralis, el cardenal se refirió al Concilio Vaticano II -del que se cumple el 60 aniversario de su apertura el 11 de octubre- y a la sinodalidad. "Una correcta recepción de la eclesiología del Concilio -dijo- está activando procesos tan fecundos como para abrir escenarios que ni siquiera el Concilio había imaginado y en los que se manifiesta la acción del Espíritu que guía a la Iglesia. Refiriéndose al Sínodo, el cardenal Grech también instó a "la Iglesia a seguir viviendo el proceso sinodal en la lógica de la escucha de Dios y de los demás, del Espíritu en los demás".
Grandes objetivos
Por primera vez en su larga historia, a partir de 2018, la Universidad Lateranense cuenta con un rector laico, el profesor Vincenzo Buonomo, según el cual los objetivos alcanzados hasta ahora son notables: "Van desde la educación hasta la investigación y son necesarios para sacar a la luz personas capaces de hacer una contribución importante a la vida de la Iglesia y de la sociedad".
Paz y cuidado de la casa común
Las nuevas fronteras de la Universidad están en la misma longitud de onda que los estímulos dados por el Papa Francisco sobre los grandes temas de la paz y el cuidado de la Casa Común. El rector Buonomo explica que "se trata de dos nuevos ciclos de estudios que han permitido a la Lateranense ampliar aún más su oferta: por un lado, formar a verdaderos pacificadores; por otro, formar a quienes tienen la responsabilidad de la casa común, dotándoles de herramientas no sólo técnicas sino también teológicas y filosóficas útiles para una misión cada vez más compleja pero apasionante".
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