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Deborah Castellano Lubov – Nursultán

La visita del Papa Francisco al VII Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales en Kazajistán supuso una importante contribución al trabajo de los líderes religiosos de todo el mundo. Monseñor Khaled Boutros Akasheh, secretario de la Comisión para las relaciones religiosas con los musulmanes del Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso, ofrece al final del evento su lectura del encuentro que buscaba razones para no perder la esperanza, mientras la guerra en Ucrania continúa, como en tantas otras partes del mundo. El prelado, en declaraciones a Pope, expresó a sus impresiones sobre la importancia del 38º viaje del Papa a Nursultán.

Monseñor Akasheh, ¿cómo valora el resultado de la visita del Papa Francisco, y qué legado cree que tendrá?

Es superfluo hablar de una visita y de un acontecimiento histórico. Como siempre, el Papa pone todo su corazón en lo que hace y en lo que dice. Y creo que todos los participantes en el Congreso, así como todos los que lo siguieron a través de la televisión o las redes sociales, estaban convencidos de que Francisco aportó una contribución significativa y particularmente histórica a este Congreso. Y nuestra esperanza, nuestra oración, es que los frutos de este Congreso sigan beneficiando al país, a la región y al mundo entero.

Con la guerra en Ucrania como telón de fondo, ¿cree que esta reunión ayudará de alguna manera?

La presencia del representante del Patriarcado ortodoxo ruso, el metropolita Antonij, es un signo de esperanza. Tuve la oportunidad de intercambiar opiniones con él, y está esperanzado. Estamos esperanzados. Por supuesto, si la guerra continúa, esto significa complicaciones. Pero nuestra esperanza debe ser más fuerte que nuestra angustia.

En la clausura del Congreso, los líderes religiosos leyeron la fuerte Declaración final. ¿Qué importancia debería tener en el futuro? ¿Cómo debería ser utilizada? ¿Y cuáles son sus elementos más llamativos?

Yo diría que son aquellos en los que el Papa Francisco ha insistido: la paz, la fraternidad y, diría, también el perdón y la comprensión mutua, valores que son necesarios, en este momento concreto, para superar las dificultades y restablecer la confianza y la paz, no sólo entre Rusia y Ucrania, sino también en otros conflictos que siguen vigentes en nuestro mundo.