Herramientas para la protección de los trabajadores migrantes
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Con el título de “Explotación de los trabajadores migrantes y herramientas para su protección”, se hizo público el sexto Boletín mensual de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En el nuevo texto se hace un llamamiento para que todos los trabajadores migrantes puedan gozar de sus derechos como trabajadores, independientemente de su estatus migratorio. Y, de hecho, se afirma:
En efecto, en el Boletín se presentan algunas prácticas y declaraciones que podrían mejorar la protección de los migrantes y la adopción de normas y medidas que podrían supervisar sus condiciones de trabajo, normas y derechos.
Debido a la pandemia del COVID-19, se recuerda que “quienes ya estaban expuestos a un riesgo elevado de ser objeto de explotación, se encuentran ahora todavía más en peligro. Por un lado, la crisis ha amplificado los principales factores que determinan la esclavitud moderna, como la pobreza y la crisis financiera. Por otro, los trabajadores migrantes, que ya se encontraban en situación de vulnerabilidad, han visto como se ha restringido aún más su libertad de circulación, que ya era de por sí bastante limitada, por lo que se encuentran principalmente expuestos al aislamiento y carecen de acceso a servicios de salud y de bienestar adecuados y se ven afectados por los despidos y los recortes salariales”.
Capacitar, proteger y promover a los trabajadores migrantes
En el Boletín se recuerda asimismo que desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha situado la cuestión de la trata de personas en el centro de su Magisterio. Citando Génesis 4 ,9 en su (del año 2013), se preguntaba: “¿Dónde está tu hermano esclavo?”. Y con palabras duras enfatizaba: “¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda”.
Posteriormente, en su , el Papa Francisco declaraba:
Mientras dirigiéndose a los Estados y a las organizaciones internacionales, el Santo Padre los instaba “a no limitarse a castigar a los responsables, sino a abordar las raíces más profundas del problema”. Porque:
“La respuesta de base reside en crear oportunidades para un desarrollo humano integral, iniciando con una educación de calidad”, explicó. Por último, apeló a las Iglesias, ya que todos los cristianos están llamados a superar “todo tipo de desigualdad, todo tipo de discriminación, que son precisamente las que hacen posible que un hombre pueda hacer esclavo a otro hombre”.
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