Shevchuk: Una guerra ideol¨®gica cuyo objetivo es acabar con los ucranianos
Ciudad del Vaticano
En un dramático testimonio, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, expuso en una videoconferencia ante la plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el impacto ecuménico que tiene la guerra en Ucrania, describió cómo puede considerarse una guerra ideológica y destacó situaciones similares a las de otros conflictos europeos.
"Sabemos -afirmó -que esta guerra tiene dos objetivos, como dijo el presidente ruso: desmilitarización y desnazificación¡±. La desmilitarización significaría realmente destruir el Estado ucraniano, paralizar la resistencia de nuestro ejército para lograr el segundo objetivo de este asalto, la llamada desnazificación. Y esto realmente demostró que esta guerra es una guerra ideológica, su objetivo era realmente eliminar al pueblo ucraniano", se lee en la nota de prensa de la sede romana del Secretariado del Arzobispo Mayor de Kiev-Haly?.
Un manual de genocidio
Monseñor Shevchuk recordó que las instrucciones dadas al ejército ruso sobre qué hacer con el pueblo ucraniano pueden compararse a "un manual de genocidio", según el cual "había que eliminar a todo el pueblo".
Lo ocurrido en Ucrania es una "catástrofe humanitaria", con "10 millones de ciudadanos ucranianos obligados a abandonar sus hogares" y casi 5 millones de ucranianos que han huido del país, mientras que "en los territorios ocupados y luego liberados se han descubierto cosas trágicas", como "fosas comunes", que ahora son "lugares de oración para todos: ortodoxos, católicos, protestantes, judíos, musulmanes". Además de los cuerpos masacrados, está el gran drama de las violaciones, porque - denunció monseñor Shevchuk - "hombres, mujeres y niños han sido violados".
Unidad de los grupos religiosos de Ucrania
El Primado greco-católico informó sobre los ataques a los edificios religiosos y que, en 70 días de guerra, se han destruido casi 100 iglesias, monasterios y edificios religiosos".
En esta tragedia, dijo Su Beatitud, "todos los grupos religiosos de Ucrania se encontraron unidos como nunca antes", empezando por el Consejo de Iglesias y Comunidades Religiosas, que "representa al 95% de la sociedad religiosa de Ucrania" y ha publicado 17 documentos durante estos 70 días de guerra.
"Justo en la víspera del ataque ruso, cuando ya habíamos recibido noticias y los embajadores extranjeros abandonaban la ciudad de Kiev, en una sesión nocturna, el Consejo hizo un llamamiento al presidente ruso para que se detuviera. Nos propusimos como mediadores: Si los diplomáticos y los políticos no eran capaces de evitar un enfrentamiento armado, nosotros, hombres de Iglesia, queríamos ser mediadores de paz".
El primer día de la guerra, el Consejo de Iglesias hizo un llamamiento de fuerte condena a la agresión rusa y expresó su cooperación al servicio del pueblo ucraniano. "Además, escribimos una carta a los líderes religiosos de Bielorrusia, pidiéndoles que hagan todo lo posible para evitar la participación del ejército bielorruso en la guerra de Ucrania", - dijo Su Beatitud Sviatoslav y señaló que la Iglesia del Patriarcado de Moscú también forma parte del Consejo, y "han sido muy activos tanto en la preparación de documentos como en la transmisión de todo este material a la parte rusa".
Malestar en el Patriarcado de Moscú en Ucrania
A continuación, el jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana abordó la cuestión del "malestar y la fuerte crisis de identidad" del Patriarcado de Moscú en Ucrania, que ha llevado incluso a los obispos y sacerdotes del Patriarcado de Moscú a omitir la conmemoración del Patriarca Kirill durante la Divina Liturgia -al menos 15 de las 53 eparquías lo han hecho oficialmente-, mientras que se ha producido un traslado masivo de iglesias de la administración del Patriarcado de Moscú a la de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.
La comunidad del Patriarcado de Moscú en Ucrania se siente "abandonada y olvidada", teniendo en cuenta que la mayoría de las iglesias destruidas son suyas".
Ecumenismo compacto contra la agresión
Desde el punto de vista ecuménico, monseñor Shevchuk constata que "la reacción ecuménica a esta guerra ha sido de condena explícita", y enumera las diversas iniciativas de las Iglesias, incluso con el Patriarca Kirill, hasta la videoconferencia del Papa con el Patriarca de Moscú, pero también constata que "por parte del Patriarcado de Moscú nadie ha dado pasos para condenar esta guerra sacrílega".
"A nivel internacional, la reacción ecuménica a la guerra en Ucrania ha sido de condena explícita", dijo el jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, expresando su agradecimiento al Santo Padre Francisco, a Su Santidad el Patriarca Bartolomé, al Consejo Ecuménico de las Iglesias, que con la carta del reverendo Sauca se dirigió públicamente al Patriarca de Moscú, pidiéndole que detuviera la guerra, y al arzobispo de Canterbury Justin Welby por sus llamamientos contra la guerra en Ucrania.
Justificaciones inaceptables
"El domingo siguiente al estallido de la guerra", recordó, "el Patriarca Kirill había dicho que esta guerra es una guerra metafísica, es una guerra de valores, una guerra que no sólo puede justificarse, sino que debe librarse precisamente para defender la Ortodoxia. Un análisis de esta justificación nos muestra realmente un peligro muy grave no sólo para la Iglesia Ortodoxa Rusa, sino para el cristianismo en el mundo moderno".
Porque una justificación, argumenta el arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, que se asemeja, en cierto modo, a la forma en que Daesh concibe el Estado.
Su Beatitud Sviatoslav denuncia: "Desgraciadamente, la Iglesia ortodoxa rusa ha quedado atrapada en la doctrina del Estado de Putin, que ya fue condenada explícitamente por los teólogos ortodoxos hace un mes".
Renovada reflexión de la doctrina sobre la guerra y la paz
Por lo tanto, "la guerra en Ucrania nos plantea dos retos principales a nivel mundial: en primer lugar, es necesaria una nueva reflexión de la doctrina social de la Iglesia sobre el tema de la guerra y la paz. El otro tema a estudiar es la relación entre la Iglesia y el Estado. Hay una clara necesidad de desarrollar el lenguaje correcto para describir los nuevos desafíos en estas áreas, pero también de tener el valor a nivel ecuménico de encontrar las respuestas correctas a estos peligros".
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