Oraci¨®n por Tonga, Czerny: m¨¢s prevenci¨®n, cuidado de la vida y de la tierra
Gabriella Ceraso - Ciudad del Vaticano
"Tonga es un nombre poco conocido, y para nosotros es una realidad lejana. Sin embargo, los que sufren nunca están lejos" porque en Jesús somos hijos y hermanos llamados a compartir "un mismo destino, en la casa común que es la Tierra". Con pocas palabras, el Cardenal Michael Czerny, Prefecto ad interim del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, lleva a los asistentes al momento de oración de esta tarde por los habitantes de las islas del Pacífico al corazón de la enorme catástrofe natural ocurrida el 19 de enero, pero también al centro del destino de la fraternidad de los seres humanos:
Enorme catástrofe, es necesario reconstruir con la ayuda de todos
Al presidir el momento de recogimiento, canto y oración, organizado por la Comunidad de Sant'Egidio en la Basílica de Santa María en Trastevere, el Cardenal recordó el acontecimiento y el llamamiento del Santo Padre del miércoles 19 de enero en la Audiencia General, y dio cuenta de la situación de este lugar que, gracias a la oración, está saliendo del aislamiento. Sabemos que la mayoría de la población ha logrado milagrosamente evitar lo peor, sólo hay tres víctimas, pero los daños materiales son tales -dice- que se necesitará mucho tiempo para volver a la vida normal. "La gente ha perdido casas, plantaciones, maquinaria y materiales para la pesca y la agricultura. Tras las evaluaciones, será necesario reconstruir con la ayuda de todos.
Una catástrofe natural que nos hace pequeños y frágiles
Fue "una catástrofe ¨C señaló el Cardenal ¨C que nos conmociona por su enormidad, por el repentino desencadenamiento de las fuerzas de la naturaleza que, inesperadamente, nos hacen a todos más pequeños y frágiles". De hecho, hay que reflexionar sobre dos ilusiones que dominan, la de "permanecer siempre sanos en un mundo herido y enfermo" y la de ser casi omnipotentes sobre la naturaleza y el mundo. A este respecto, es esclarecedor el pasaje de Job (38,11-16) elegido al principio de la reflexión del Cardenal Czerny: es el pasaje en el que Dios habla a Job de la tormenta, "sometiéndole a la presión de la agitación inesperada de los fenómenos atmosféricos, y le desafía como ser humano a medirse con las cuestiones fundamentales de la existencia". Dios "le obliga a reconocer su propia incapacidad para tener respuestas y control sobre todo".
La enseñanza de Job: el sufrimiento y la compasión
Esta es la forma de ver el misterio de la creación. El libro y la figura del propio Job también nos enseñan mucho sobre la dimensión del sufrimiento, que estamos viviendo en esta época de pandemia. Nos enseña que el sufrimiento ¨C explicó el Cardenal ¨C es un drama que no admite espectadores neutrales: el hombre, la naturaleza y Dios están implicados en igual medida; que el sufrimiento no es una dimensión accidental en la vida humana, sino un aspecto de la vida de cada hombre y mujer. Es un hecho de la realidad que nos permite enfrentarnos a la finitud de nuestro ser"; es una "oportunidad no sólo para abandonar las imágenes acomodaticias de Dios y de nosotros mismos, sino también para alimentar la compasión: cuando luchamos contra el sufrimiento junto a los que sufren, entramos en la experiencia de la solidaridad, del don y de la comunión".
La prevención: pocos recursos disponibles
Con la pandemia, todo esto quedó claro: la solidaridad, la finitud del ser humano. Y sin embargo ¨C denunció el Cardenal ¨C a pesar de los poderosos medios de que disponemos, todavía hay muy pocos recursos disponibles para la prevención de acontecimientos graves, como la pandemia y el desastre de Tonga. El Cardenal destacó la intervención inmediata de Cáritas Tonga, al igual que las de Australia y Nueva Zelanda, para tratar de atender la primera emergencia de los damnificados por el terremoto y el tsunami.
De ahí la oración repetida y extendida:
"Pedimos al Señor por nuestros hermanos que sufren a causa de esta catástrofe, en unas islas que han abrazado la fe cristiana con sincero entusiasmo desde el siglo XIX, lo que ha dado lugar también a un modelo original de sociedad".
"Que Dios creador levante a estos hermanos del abatimiento y el desánimo", "para que haga cesar la violencia de la naturaleza, como su Hijo hizo cesar la tempestad en el mar de Galilea; para que el pueblo de Tonga reconstruya lo que la tempestad destruyó, y vuelva la serenidad".
"Pidamos al Señor que toque el corazón de los hombres y mujeres, para que dediquen los recursos de la ciencia a sacar a los pueblos de las catástrofes naturales, el cambio climático, las enfermedades, la pobreza y la exclusión. Que nuestras oraciones superen toda distancia, manifestando nuestra pertenencia a la única familia de Dios".
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