Varsovia: "Humildes instrumentos al servicio de víctimas de abusos"
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
La cooperación entre las Iglesias, para las Iglesias y de las Iglesias de Europa Central y Oriental con la sociedad y las autoridades estatales, pero sobre todo el acompañamiento de las personas heridas y de las comunidades donde se han producido casos de abusos. Con premisas y promesas ha concluido hoy la gran Conferencia Internacional sobre la Protección de Niños y Adultos Vulnerables, que comenzó en Varsovia el pasado domingo 19 de septiembre. Una mesa redonda centrada en las propuestas para el futuro marcó el acto final de esta mañana, organizado por la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores y la Conferencia Episcopal Polaca.
La destrucción de personas inocentes
Tres días, marcados por reflexiones, intervenciones, debates y el dramático testimonio de algunas víctimas, sellados por la misa celebrada por el arzobispo Wojciech Polak, primado de Polonia. El arzobispo, partiendo de la reflexión del Evangelio, reiteró la angustia de toda la Iglesia por las consecuencias "dolorosas y ofensivas" de las heridas infligidas a los "inocentes". "Cuánta destrucción, devastación y pérdida de confianza...", dijo en su homilía, "cuán profundamente arruinan al hombre despojándolo de su dignidad. Cuántas marcas dejan no sólo en la psique sino también en el alma". "Sólo afrontando la verdad de estos comportamientos crueles, la Iglesia podrá encontrar su camino para volver a ser considerada con confianza un lugar de acogida y seguridad para los necesitados", añadió Polak, citando al Papa Francisco. "El Señor está con nosotros y quiere hacernos humildes instrumentos al servicio de las víctimas de los abusos, para verlas como compañeras y protagonistas de un futuro común, aprendiendo unas de otras."
Superar el miedo
Polak había reiterado los mismos conceptos unas horas antes durante la mesa redonda de la mañana, en la que estigmatizó aquellos "crímenes y traiciones que han robado la fe de muchas personas a las que deberíamos haber defendido". "De este modo, nos hemos vuelto poco fiables", comenzó diciendo el primado polaco, instando a seguir luchando contra los abusos, pero sobre todo a superar el miedo que aún persiste en muchas diócesis: "El miedo a nuestra imagen, a perder nuestra reputación, a los procedimientos judiciales". "Todavía encontramos algunas resistencias en nuestras comunidades, algunas incomprensiones", admitió el arzobispo, "esta misión va más allá de las fuerzas de cada uno de nosotros", por lo que "necesitamos la colaboración de todos los que forman la comunidad eclesial, no podemos ser lobos solitarios".
La cultura del silencio
"Sin cooperación, será imposible superar la cultura del silencio", insistió Polak, "como europeos centrales y orientales tenemos una experiencia común de dictadura, que se superó gracias a la solidaridad". El objetivo es "una transparencia cada vez mayor" y "la cooperación entre las Iglesias locales de nuestra parte de Europa": "En cada parte la situación es diferente, pero las diferencias no deben separarnos ni avergonzarnos".
Laicos en el campo
El padre Hans Zollner, presidente del Instituto Gregoriano de Antropología, también se detuvo en su discurso en los diferentes contextos que "varían de un país a otro", insistiendo en particular en un concepto que ha surgido varias veces: el de una "mentalidad" que ha frenado la lucha contra los abusos. "El problema de la mentalidad no puede cambiarse rápida y fácilmente, necesita que el corazón se sienta implicado. El valor viene del corazón". "Es alentador que haya muchos hombres y mujeres laicos decididos a implicarse en esta causa", señaló el jesuita, quien indicó que, especialmente en el campo de la prevención, "se ha hecho mucho, pero aún queda mucho por hacer". En comparación con el pasado, "ahora sabemos a quién acudir, dónde pedir consejo, conocemos a nuestro vecino"; sin embargo, debemos "pasar de la comunicación al compromiso en el proceso".
La participación de las iglesias antiguas
Por su parte, el padre Adam ?ak SJ, coordinador de la Conferencia Episcopal Polaca para la protección de menores y director del Centro de Protección de la Infancia, se mostró satisfecho con la conferencia, un "paso necesario" sobre todo para crear "redes". Sin embargo, de cara al futuro, se preguntó "si hay que dar un siguiente paso, cómo proceder, si somos capaces de trabajar juntos de alguna manera". Además, según el jesuita, es necesario involucrar a las antiguas iglesias de Armenia, Georgia, Kazajistán y Kirguistán en el debate y el trabajo de campo.
Acompañamiento de los heridos
Por último, la psicoterapeuta Ewa Kusz explicó que la página web de la conferencia permanecerá activa para permitir el contacto entre personas de distintos países formadas en el acompañamiento de las víctimas. Este es el camino a seguir: "Acompañar a los heridos". Después, para entender "cómo ayudarles, cómo trabajar juntos y utilizar su experiencia como supervivientes" y la de "las personas en recuperación". También tenemos que pensar en "qué procedimientos adoptamos" y qué hacemos "para asegurarnos de que algo así no vuelva a ocurrir".
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