Monseñor Peña Parra: Gregorio Hernández gastó la vida por los pobres
Ciudad del Vaticano
Mons. Edgar Peña Parra, celebró la Misa de Acción de Gracias, en la parroquia de Santa Maria ai Monti, por la beatificación de José Gregorio Hernández, de quien dijo: “En el beato José Gregorio vemos reflejado el mejor genio de nuestra genteâ€. Con su ciencia y talento “quiso hacerse hermano de los pobres y de ese modo, dio testimonio de Jesús no con palabras, sino con la vidaâ€.
Un verbo, un sustantivo y un adjetivo
Monseñor Peña Parra propuso para el desarrollo de la homilía “un verbo, un sustantivo y un adjetivo, presentes en las palabras que Jesús dirigió a los suyos en ese momento cumbre de su vida, después de la última cena, en la inminencia de la Pasiónâ€.
Permanecer
Peña Parra recuerda que en texto del Evangelio de Juan (Jn 15, 4-7), que propone la liturgia de la misa de hoy domingo, el verbo permanecer adquiere un sentido vital: “Jesús, al finalizar su ministerio, dice a los suyos que no es suficiente conocerlo, seguirlo, ni siquiera imitarlo. Es esencial, para ser sus discípulos, habitar con Élâ€. Esto para nosotros significa: “mantener una relación viva, personal y habitual con Él. Porque Jesús no es sólo un personaje que hay que imitar, sino una persona que hay que amar (…) Este es el sentido de permanecer: Cristo desea que no haya espacios en nuestro corazón que no compartamos con Élâ€.
Refiriéndose al beato José Hernández afirma: “Así lo hizo nuestro beato. Para permanecer en Jesús, participaba cada día en la Misa. Ahí hacía converger todo en el Señor. Las investigaciones que comenzaba, los pobres que ayudaba, las personas, las situaciones y todos los problemas que llevaba en el corazón, todo lo ponía sobre el altar, uniéndolo a la ofrenda de Jesúsâ€.
La vid
Para monseñor Peña Parra, la vid “expresa precisamente la unión vital entre Jesús y nosotros, sus sarmientos. El Señor subraya que esta vid es cultivada por el Padreâ€. El cuido incluye la poda para que dé fruto. El acto de podar tiene como consecuencia la purificación, se trata de “un dejarnos vaciar de nosotros mismos para que el Señor nos llene de síâ€.
En el caso del beato, indica Peña Parra “no faltaron las podasâ€. Vivió dificultades, renunció a proyectos, experimentó la debilidad; sin embargo, “En vez de quejarse de la vida, se abrazó siempre a la Providencia, yendo cada vez más a lo esencial. No le faltó ciertamente la posibilidad de hacerse rico y famoso mediante una carrera de prestigio. Pero eligió el Evangelio, eligió negarse a sí mismo y gastar la propia vida por los pobres, haciendo lo que parece infructuoso a los ojos del mundo, pero que es precioso ante Diosâ€.
La vid verdadera
Mons. Peña Parra señala que el término verdadero no debe ser entendido como contrapuesto a falso. “Verdadero, en el lenguaje bíblico, significa sobre todo “digno de confianza, fielâ€. En hebreo, la raíz de “verdadero†evoca la solidez de lo que no se hunde y donde podemos apoyarnos sin caerâ€.
Refiriéndose a Gregorio Hernández afirmó: “Nuestro beato comprendió el primado de la gracia en la vida. Acogió la verdad viviendo como mendicante de Dios. Y a su vez se hizo cargo de quienes, mendigando por las calles, necesitaban ese amor que él había encontrado en el Señor. De esa forma dio testimonio de la verdadâ€.
Finalizó la homilía con estas palabras: “Pidamos hoy, por intercesión de nuestro nuevo beato, la gracia de dar un fruto de amor, permaneciendo cada día firmemente injertados en Jesús, la vid verdadera que nunca se marchitaâ€.
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