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El padre Hans Zollner El padre Hans Zollner 

Zollner: un nuevo instituto para intensificar la lucha contra los abusos

El presidente del Centro de Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana explica las razones que llevaron a esta institución a evolucionar hacia Instituto de Antropología: con nuestro trabajo apostamos por un cambio de mentalidad, por la lucha contra todo tipo de violencia.

Federico Piana - Ciudad del Vaticano

"Una ocasión para seguir trabajando con mayor rigor y energía en la lucha contra los abusos". El presidente del Centro de Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana (CCP), el padre Hans Zollner, ilustra la importante novedad de la transformación del propio CCP en el I. Una metamorfosis, querida por las mismas autoridades académicas y confirmada por la Congregación para la Educación Católica, que no sólo afecta al nombre sino a su profunda esencia, afirma el sacerdote, también miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores: "Hay dos razones para el cambio. La primera es que nuestro CCP no puede tener su personal docente propio  ni otorgar sus títulos académicos propios. Ahora, con la transformación en instituto, será posible hacerlo, de manera tal que se pueda hacer crecer más también a docentes y profesores. La segunda es la siguiente: cuando empezamos, hace más de nueve años, la atención del CCP se centraba en el abuso de menores, mientras que, en los últimos cuatro años, hemos visto un cambio, en la opinión pública y en la Iglesia, que ha incluido también a los adultos vulnerables. Debíamos evolucionar necesariamente".

En concreto, ¿cuáles serán los cambios?

R. - Ahora, como Instituto, deberíamos aumentar el personal docente promoviendo al rango de "profesor" a personas que ya han enseñado en el CCP pero que estaban cedidas por otras unidades académicas. Luego, estamos trabajando en varios campos, que han surgido recientemente: el abuso espiritual, en el contexto del asesoramiento o la dirección espiritual, el abuso de las religiosas en algunas partes del mundo -un problema importante denunciado por el Papa Francisco hace tres años-, toda la cuestión de la responsabilidad de los superiores religiosos en los casos de abuso.

¿Cuáles son los objetivos de esta nueva realidad?

R. - Seguiremos con nuestros grados académicos y con todas las intervenciones que hagamos en colaboración con otras instituciones como las Conferencias Episcopales o los superiores generales de las congregaciones religiosas. Pero sobre todo, como instituto de una universidad, queremos avanzar en la investigación sobre temas concretos: por ejemplo, cómo pueden colaborar las religiones y las distintas disciplinas académicas para aumentar la prevención de los abusos. Cabe destacar que nuestros programas son principalmente tres: uno basado en la enseñanza a distancia que ofrecemos a muchas instituciones internacionales. Luego están los programas de diploma, en inglés y español, que duran seis meses y están dirigidos a personas que trabajan en las oficinas de las diócesis o congregaciones religiosas. Por último, está la licenciatura, es decir, un título académico de segundo ciclo universitario, que se dirigirá a quienes estén comprometidos con una Iglesia más segura en congregaciones religiosas o conferencias episcopales. Además, existe la posibilidad de ofrecer una licenciatura en antropología que incluya estudios interdisciplinarios.

En definitiva, el nuevo instituto es un instrumento más eficaz, útil para toda la Iglesia, y que marca un nuevo comienzo...

R. - Se trata de una actualización académica, es decir, un avance que también nos da la posibilidad de interactuar con mayor autoridad con nuestros socios académicos. Y entonces, para nosotros, es importante comprometernos con un cambio de mentalidad para que la prevención de los abusos de diversa índole esté siempre en el ADN de la Iglesia.

 

 

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29 abril 2021, 12:00