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El cardenal Roberto Tucci El cardenal Roberto Tucci 

El Padre Tucci, el jesuita que explicaba el Concilio y llevaba de viaje al Papa

Hace cien a?os nacía en Nápoles el cardenal Roberto Tucci, director de La Civiltà Cattolica y de Radio Vaticano, perito del Concilio Vaticano II y organizador durante casi 20 a?os de los viajes de San Juan Pablo II. El Padre Lombardi recuerda también su papel de divulgador del Concilio para los periodistas de todo el mundo.

Alessandro Di Bussolo - Ciudad del Vaticano

Las múltiples facetas del cardenal Roberto Tucci, sacerdote jesuita, teólogo y periodista, comunicador pero también "agente de viaje" del Papa Wojtyla, que también por este motivo le concedió la púrpura en 2001, vuelven en el afectuoso relato de su hermano y amigo, 22 años menor que él, en el centenario de su nacimiento, el 19 de abril de 1921, en Nápoles. El padre Federico Lombardi, que en 1990, cuando el padre Tucci ya era organizador de los viajes del Papa, pero mantenía un despacho en Radio Vaticano, de la que había sido director hasta 1985, entró en la emisora del Palacio Pío como director de programas, lo recuerda como una persona amable y entregada a los muchos servicios que en 94 años de vida se encontró realizando, sin intereses personales ni ambiciones de poder. Este es el relato del ex-director de Radio Vaticano, del Centro Televisivo Vaticano y de la Sala Stampa a Pope, a poco más de seis años después de la muerte del cardenal, el 14 de abril de 2015.

R.- El Padre Tucci nació en Nápoles, frecuentaba a los jesuitas y así los conoció de joven en Posillipo, donde los jesuitas tenían una buena actividad también con los jóvenes de la zona. Su madre era inglesa y anglicana, por lo que seguramente le costó aceptar la vocación religiosa y sacerdotal de su hijo. Pero, como suele ocurrir, el amor y la profunda comunicación entre las personas llevan a superar cualquier obstáculo, por lo que Roberto Tucci siempre estuvo muy unido a su madre, que también estuvo personalmente cerca de él y se convirtió al catolicismo.

Y como sacerdote también la bautizó...


R.- ¡Claro que sí! Fue el principal testigo del camino religioso de su madre.

También él bautizado anglicano, a los 14 años pidió ser rebautizado en la Iglesia católica, lo que le convirtió en un hombre de ecumenismo. Fue el primer sacerdote católico que pronunció un discurso en la asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, en 1968 ...

R.- Sí, la formación del Padre Tucci y su primera orientación como actividad en la Compañía de Jesús fue hacia la teología. Hubiera debido enseñar teología en nuestra facultad de Nápoles y en particular con una orientación ecuménica que tenía naturalmente que ver con su propia experiencia. Fue un profundo conocedor de los temas ecuménicos y además pronunció este discurso, que ha sido muy recordado, prácticamente como representante oficial de la Iglesia católica en una importante asamblea ecuménica. Fue un discurso que, en cierto sentido, hizo historia, pero luego el padre Tucci, teniendo dones particulares de carácter cultural, de liderazgo de equipos, de trabajo con otros, desde la vocación para el trabajo teológico hasta la enseñanza, fue entonces orientado a la Civiltà Cattolica, como su nuevo director, cuando el anterior director, el padre Martegani, fue enviado a dirigir Radio Vaticano.

Como director de La Civiltà Cattolica vivió la transformación de la revista de órgano de defensa de la doctrina a revista de diálogo, no sin tensiones con los jesuitas de la vieja guardia...

R.- Ciertamente el periodo en el que Tucci fue director de La Civiltà Cattolica se identifica con el tiempo del Concilio Vaticano II. Este fue su gran interés, su gran compromiso: orientar el trabajo de la revista, pero también el pensamiento, la expresión de muchos jesuitas e influir en la Iglesia para que la línea, las actitudes del Concilio Vaticano II fueran comprendidas, vividas, participadas. El padre Tucci, en La Civiltà Cattolica, en la época del Concilio, fue un excelente director, porque era especialmente capaz de orientar el trabajo de sus colaboradores hacia los principales temas de la actualidad eclesial y mundial. No escribía mucho, nunca fue un gran escritor, pero siempre fue un excelente director, porque hacía comentarios, sugería temas, hacía observaciones para mejorar, buscaba colaboradores y así fue guía de un equipo formidable en los tiempos de su dirección. Naturalmente, como eran tiempos como el del Concilio, de cambios, de perspectivas, de actitudes, tuvo que lidiar también, dentro del equipo de La Civiltà Cattolica, con las tensiones que existían en aquel momento, entre quienes estaban acostumbrados a las perspectivas anteriores y por tanto podían tener dificultades para aceptar las novedades del Concilio y lo vivió también dentro de la propia dirección de la revista, orientándola por tanto con decisión y con mano firme hacia las perspectivas del Concilio.

Usted ha introducido el tema de la gran temporada del Concilio, que vivió como director de La Civiltà Cattolica, como perito, pero también como comunicador: explicó el Concilio a los periodistas italianos...

R.- Tuvo una excelente relación, incluso personal, con Juan XXIII, y fue un experto en el Concilio: participó en los trabajos, en particular, de redacción de la Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. En aquella época estaba naciendo la relación sistemática de la Santa Sede con el mundo del periodismo, y para la presentación de lo que ocurría en el Concilio había un equipo de personas muy cualificadas que mantenían relaciones sobre todo con la prensa de las distintas lenguas. Tucci fue el guía y el valioso interlocutor de muchos periodistas que siguieron el Concilio, para entender bien el espíritu, las novedades, incluso los propios textos que produjo el Concilio. Además, Tucci vivió el Concilio desde dentro, siendo un experto. Además Tucci tenía un conocimiento extraordinario de los idiomas, prácticamente no tenía barreras en el conocimiento de las lenguas mayoritariamente utilizadas en la época y podía dialogar con periodistas y comunicadores de todos los países. Los periodistas lo recuerdan realmente como una persona que podía entender las preguntas esenciales que tenían y responderlas. Recuerdo que cuando murió, durante un encuentro que tuve con Ettore Masina, si no me equivoco, o uno de los vaticanistas clásicos, me dijo: "Sí, sí, tú haces un buen trabajo, como director de la Oficina de Prensa, en el trato con los periodistas, pero Tucci era mucho mejor, porque entendía realmente lo que teníamos en mente como preguntas y lo que necesitábamos. Es el recuerdo de un interlocutor particularmente agudo, profundo y precioso, para comprender lo que ocurría en la Iglesia, y cuáles eran los mensajes fundamentales del Concilio en ese momento.

Nunca quiso hablar con los periodistas sobre su papel como organizador de los viajes papales, pero acabó dando la vuelta al mundo más de tres veces, incluso más que Juan Pablo II, como "teólogo -me dijo Alberto Gasbarri- prestado a la pastoral itinerante" ...

R. - Después de La Civiltà Cattolica, el padre Tucci fue enviado a dirigir Radio Vaticano, lo que hizo con su habilidad para guiar un trabajo común que había desarrollado particularmente. Sin embargo, cuando estaba en Radio Vaticano, además de dirigir la institución, en relativamente poco tiempo surgió una nueva necesidad, que fue la organización de los viajes papales, que se hicieron muy frecuentes con el pontificado de Juan Pablo II. Tucci fue elegido por su extraordinario conocimiento de las lenguas, naturalmente, por su capacidad de diálogo y de relación, en cierto sentido también de diplomacia, incluso en las relaciones con personas extremadamente competentes como las que tuvo que conocer para organizar los viajes, no sólo en la Iglesia, sino también en los Estados e instituciones públicas. Y así pudo poner a disposición de este servicio dones y habilidades poco comunes. Tanto es así que luego se convirtió, durante un largo periodo, en su principal ocupación. Y, ciertamente, la preparación de los viajes significaba no sólo acompañar al Papa durante el viaje, sino ir primero una, dos, incluso tres veces al lugar, para establecer todas las premisas de una organización que es muy compleja. Esta fue, durante al menos dos décadas, una de las ocupaciones fundamentales del padre Tucci y que compartía, sin embargo, con Radio Vaticano, donde mantenía su oficina y, por tanto, ayudaba mucho a seguir, y a comprender, los viajes del Papa Juan Pablo II por todo el mundo. Preparó casi un centenar de ellos, y todo el mundo le recuerda principalmente en esta función.

No hemos hablado mucho, en este diálogo, del Padre Tucci como hombre de fe...


R.- Para mí el padre Tucci siempre ha sido un hermano, un sacerdote jesuita, un hermano mayor, extremadamente competente, pero también amable y un excelente ejemplo como religioso. Fue una persona que siempre vivió, en las comunidades a las que pertenecía, con gran naturalidad y fraternidad. También era un buen amigo, una persona muy agradable en la conversación, y una persona equilibrada y con experiencia espiritual, aunque con los compromisos que tenía, no podía dedicar mucho tiempo al ministerio sacerdotal. Pero esto no faltaba: era ciertamente una persona que tenía una visión espiritual y de fe de los acontecimientos de la Iglesia a la que servía, del servicio del Papa. No había absolutamente nada que fuera en el sentido de la ambición y el poder por su parte, sino que era una persona que vivía sus tareas con pleno espíritu de servicio, totalmente libre de intereses personales y creo que este fue también uno de los aspectos principales, para que su testimonio, como sacerdote y como religioso, fuera siempre apreciado por todos.

¿Cuál es el último recuerdo que quiere darnos de su relación con el padre Tucci en Radio Vaticano?

R. - Recuerdo que cuando llegué a Radio Vaticano, como director de programas, el padre Tucci solía asistir siempre a las reuniones de la redacción que hacíamos al principio de la semana y siempre lo encontré muy alentador, muy amable, muy discreto. Me di cuenta que era una persona que me acompañaba a entrar en mi nueva tarea, en la realidad de Radio Vaticano, de servicio a la Santa Sede, con inteligencia, pero con mucha discreción y mucha amabilidad. Y naturalmente también con mucha sabiduría. Nosotros aprovechamos mucho de su conocimiento, sobre todo cuando se trataba de entender el significado apostólico que tenían los grandes viajes del Papa y por eso era muy deseado como interlocutor en nuestros diálogos y encuentros sobre los temas del pontificado de Juan Pablo II y en general y del servicio de los Pontífices, que él había conocido, para la Iglesia de hoy.



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20 abril 2021, 11:58