ʱú. Primera Asamblea Nacional de Movimientos Laicales
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Con el tema “Laicos, caminando juntos” dio inicio este fin de semana en el Perú, la Primera Asamblea Nacional de Movimientos Laicales del país. Organizada por la Comisión Episcopal para Jóvenes y Laicos de la Conferencia Episcopal Peruana, por dos días tuvieron una serie de participantes en el evento, en forma virtual. Por parte del Vaticano participó la sub secretario del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, Linda Ghisoni.
Ghisoni, envió a los participantes en el encuentro por medio de la plataforma zoom, el saludo del Dicasterio a esta primera Asamblea.
“El Dicasterio, que tiene la tarea de acompañar la vida y el desarrollo de las asociaciones de fieles y de los movimientos laicales, les felicita por esta iniciativa, que quiere ofrecer un marco de referencia y encuentro para el laicado en el Perú y, al mismo tiempo, iniciar una conciencia compartida de la realidad que los fieles laicos están llamados a afrontar en este tiempo de pandemia, acogiendo sus retos y oportunidades”, les dijo.
Una reunión concebida en forma virtual para evitar el contagio del coronavirus, sin embargo, les dijo la subsecretario, “esta iniciativa les insta a avanzar, hacia un encuentro que, inevitablemente, les llama a salir de ustedes mismos, de sus actividades ordinarias, o de la parálisis en la que corremos el riesgo de caer por las limitaciones que impone el distanciamiento social”.
Son «realidades fuertemente dinámicas, capaces de despertar particular atracción por el Evangelio y de sugerir una propuesta de vida cristiana», capaces de impregnar «todos los aspectos de la existencia humana» y de hacerlo de manera creíble. De hecho, su «fuerte capacidad de agregación […] es una señal importante de que la Iglesia no crece por proselitismo sino “por atracción”», señaló.
Una asamblea que insta a abandonar la autorrefererncialidad
Linda Ghisoni, dijo a los participantes, que esta primera Asamblea, “les insta a hacer un movimiento para salir de los hábitos repetitivos, de los proyectos o de los modos de reunión, a abandonar toda autorreferencialidad, para promover un mejor conocimiento y cohesión entre ustedes y crecer en auténtica comunión. Como dijo recientemente el Papa Francisco al reunirse con uno de los movimientos eclesiales: «Se trata de permanecer fieles a la fuente original, esforzándose por repensarla y expresarla en diálogo con las nuevas situaciones sociales y culturales. Tiene raíces muy sólidas, pero el árbol crece en diálogo con la realidad»” .
Esta asamblea les une la identidad eclesial, pues, como señaló Ghisoni, son en gran parte “laicos que, como dice el título de este encuentro de dos días, caminan juntos, en virtud del bautismo que les ha insertado en este cuerpo vivo que es la Iglesia”. Y esto los convierte en “hombres y mujeres enviados a transformar, con la fuerza del Evangelio, las realidades ordinarias de cada día, en la familia, en el trabajo, en el voluntariado, en las parroquias, en las diócesis, en el compromiso social y político”.
La subsecretario recodó la urgencia de renovar lo que “el Papa Francisco ha llamado la «valentía evangélica que permitió el nacimiento de sus movimientos y nuevas comunidades»”. Es urgente escuchar el grito de los “más frágiles, a los que es necesario que den testimonio de una Iglesia que sea como una madre atenta, que se inclina con ternura amorosa y creativa hacia sus heridas, hacia sus necesidades, anunciando al Señor Jesucristo con la vida, en un discernimiento constante sobre el lenguaje y las modalidades que responden a los desafíos de hoy” .
Para ello, Ghisoni aconsejó que “cultiven la formación constante, que, al fin y al cabo, constituye una de sus principales potencialidades, a realizar, a partir de la vida de fe, no como alternativa a las parroquias y a las diócesis, ni de forma competitiva entre ustedes, sino en comunión de intenciones entre ustedes y con los Pastores de las Iglesias particulares en las que están presentes”, y les animó a caminar juntos, que es el sentido de la “sinodalidad a la que hoy estamos especialmente invitados”, para convertirse en el «valioso recurso» que está llamado a «enriquecer con sus carismas a toda la comunidad cristiana», a toda la sociedad.
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