Padre Luis Marín: “La sinodalidad pertenece a la esencia de la Iglesia”
Felipe Herrera-Espaliat – Pope
Las primeras palabras del padre Luis Marín de San Martín, de la orden de San Agustín, fueron de agradecimiento al Papa Francisco, pues ve como un gesto de confianza su reciente nombramiento como uno de los dos nuevos subsecretarios de la Secretaría del Sínodo de los Obispos. Experto en la eclesiología que impulsó el Concilio Vaticano II, este sacerdote español no oculta su entusiasmo por seguir contribuyendo a los grandes esfuerzos del Santo Padre de arraigar cada vez más la sinodalidad en el seno de la Iglesia.
¿Cuáles serán las tareas que deberá desempeñar en su nuevo trabajo?
Mis tareas serán acompañar al Cardenal Mario Grech, Secretario del Sínodo, junto a la otra subsecretaria, en el camino sinodal. No será solo para la preparación del próximo sínodo, sino en la promoción de la sinodalidad en la Iglesia acompañando a los obispos, a las conferencias episcopales que promueven este camino. Iremos aprendiendo, haciendo el camino juntos.
¿Qué es la sinodalidad?
Sinodalidad es “caminar juntos”. No se trata solamente de una idea o de una palabra, como si se pusiera de moda hablar de sinodalidad, sino que esto pertenece al mismo ser, a la esencia de la Iglesia. Es esa unidad, ese discernimiento juntos, ese caminar juntos, ese vivir juntos la realidad eclesial.
La sinodalidad hoy comprende a los laicos como uno de sus rasgos más esenciales, a partir de las enseñanzas del Concilio Vaticano II. ¿Cómo a evolucionado el concepto de sinodalidad desde entonces hasta el Pontificado del Papa Francisco?
En el Concilio Vaticano II no aparece el término sinodalidad, pero sí su espíritu. En la Lumen gentium y en toda la eclesiología, en la doctrina de la Iglesia está muy presente. Incluso las imágenes de Pueblo de Dios, de familia de Dios, de Cuerpo de Cristo, nos hablan de sinodalidad. Ahora se trata, sobre todo, de darle un impulso, de implicar a todos en la Iglesia. El Papa Francisco ha hablado mucho de desclericalización, pues de eso se trata, de que la Iglesia somos todos: los religiosos, los laicos, los obispos. Es apostar por este camino de unidad, de evangelización y de testimonio de Cristo. Y en Cristo unidos a la Iglesia, y la Iglesia unida a Cristo. ¡Es una tarea hermosa que, después de tantos años del Concilio, necesitamos desarrollar todavía mucho más!
¿En medio de esta creciente participación de los laicos, en qué lugar queda el rol de los obispos y los sacerdotes en la conducción del Pueblo de Dios?
Evidentemente, la eclesiología del Vaticano II es horizontal, no es piramidal, por ende, son distintas funciones. El sacerdocio, el presbiterado y el episcopado son un ministerio, no un título, sino un servicio de la Iglesia y de cada uno según su responsabilidad. No se trata de clericalizar a los laicos, porque sería un error enorme. Cada uno en su propia función aporta desde su realidad, como obispo, como sacerdote, como laico, todos juntos viviendo la realidad de la Iglesia, enriqueciéndola, unidos en Cristo y testimoniando a Cristo.
¿Cómo evalúa el hecho de que una religiosa también haya sido nombrada subsecretaria junto a usted, siendo que es la primera vez que una mujer ocupa este cargo?
Me parece estupendo. Nathalie es una persona muy competente, tiene una gran experiencia. Es realmente un signo que viene del Santo Padre, que da a la Iglesia la incorporación de una religiosa, de una mujer. Yo creo que es un signo muy hermoso, porque nos muestra que el Papa Francisco no es solamente un hombre de teorías, sino que toma decisiones. Y esta es una decisión muy fuerte, muy clara, y a mí me alegra muchísimo poder colaborar junto con ella y con el Cardenal Mario Grech en toda esta tarea. Iniciaremos la sinodalidad entre nosotros mismos, comenzando un modo de trabajar, de ser, de relación que espero sea muy fructífero y, al mismo tiempo, novedoso.
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