Padre Lombardi: la misión de Radio Vaticano al servicio del Papa
Por Federico Lombardi
El 12 de febrero de 2021 se cumplirán exactamente 90 años del día en el que Pío XI inauguró con un famoso Radiomensaje – "Udite o cieli..." – la nueva estación de Radio Vaticana, construida por su voluntad por Guglielmo Marconi y confiada al cuidado del padre jesuita Giuseppe Gianfranceschi como su primer Director. La "misión" de Radio Vaticano fue clara desde el principio: ser un instrumento al servicio del Papa para su ministerio de anunciar el Evangelio en el mundo y guiar a la comunidad universal de la Iglesia Católica. Esta misión se ha mantenido a lo largo del tiempo y ha sido reafirmada varias veces por los Papas, garantizando una fuerte identidad de la institución. [...]
La voz del Papa
Radio Vaticano [...] nace en 1931, en el contexto de la rápida construcción del nuevo Estado de la Ciudad del Vaticano [...]. La estación de radio construida por Marconi estaba a la vanguardia de la tecnología de la época, y era capaz de prestar un servicio telegráfico y radiofónico con total independencia de Italia. Gracias a las ondas cortas, en un "éter" todavía no demasiado saturado de innumerables transmisiones, con una potencia bastante reducida era posible ser escuchado incluso en otros continentes. Al principio de su existencia, Radio Vaticano fue el instrumento gracias al cual los católicos del mundo pudieron escuchar por primera vez directamente la voz del Papa. [...]
Los años treinta fueron los del poder de los totalitarismos. Las posiciones de Pío XI fueron valientes y, en la espesura de la tormenta, la Iglesia fue vista con confianza. La demanda de emisiones en diferentes idiomas para orientar y apoyar a los fieles en los países europeos creció rápidamente. El Padre Filippo Soccorsi, nombrado Director de la Radio en 1934 (¡a 34 años!), tras la prematura muerte del Padre Gianfranceschi, no sólo se dedicó a mejorar las estructuras técnicas – como la nueva antena que se eleva sobre los jardines vaticanos, conocida como "El dedo del Papa" – sino que captó rápidamente la expectativa de hacer crecer la Radio también en el contenido de su programación. Así, en 1936 la Sociedad Vaticana de Radiodifusión fue aceptada en la Unión Internacional de Radiodifusión con un reconocimiento de su carácter especial que la autorizaba a realizar actividades radiofónicas sin ninguna limitación geográfica. Debido a los limitados medios disponibles, el Padre Soccorsi pidió la colaboración de sus hermanos jesuitas de varias naciones para la edición y presentación de los textos. Especialmente importantes fueron, obviamente, las transmisiones en alemán.
En la tragedia de la guerra: por la paz y la solidaridad con los que sufren
[...] En vísperas de la guerra, en 1939, hubieron emisiones regulares en italiano, francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco, ucraniano y lituano, y la emisora pudo ser un punto de referencia para la Iglesia en la inmensa tragedia, desempeñando su papel de denuncia de la violencia, de apoyo a las víctimas y a los resistentes, y de fomento de la esperanza. Famosos siguen siendo los "Radiomensajes" de Pío XII en tiempos de guerra, esperados y escuchados con extrema atención en toda Europa. Fue la voz más alta y autorizada que se elevó por encima de las partes en conflicto, en aquellos terribles años, para invocar la justicia y la paz.
Pero durante la guerra Radio Vaticano se hizo famosa también por otro servicio: fue, de hecho, un instrumento fundamental del gran compromiso querido por Pío XII con la "Oficina de Información de la Secretaría de Estado", creada ya en 1939 para localizar a los civiles y militares desaparecidos y hechos prisioneros, para informar a sus familias y, si era posible, restablecer entre ellos al menos el vínculo de un saludo, un recuerdo. [...]
Radio Vaticano dedicó emisiones específicas a solicitar noticias sobre los desaparecidos y a emitir breves mensajes de las familias a los presos, cuyos nombres eran deletreados lentamente por la voz "metálica" de los locutores. Estas emisiones alcanzaron las 70 horas semanales, con picos de 12-13 horas diarias. Entre 1940 y 1946 se emitieron un total de 1.240.728 mensajes en 12.105 horas de transmisión real. En algunos casos, las emisiones se reproducían por altavoces en los campos de prisioneros. Los testimonios de gratitud por este servicio fueron numerosos y conmovedores. Esta es una de las páginas más bellas de la historia de Radio Vaticano.
Una voz para la “Iglesia del silencio”
Con el fin de la guerra, Radio Vaticano acompaña con sus emisiones el clima de reconstrucción moral y espiritual de los países devastados por el conflicto, mientras se prepara el gran Año Santo de 1950, tiempo de renovada vitalidad de la Iglesia.
Mientras tanto, la mayor parte de Europa del Este cae bajo la opresión de los regímenes comunistas y la Iglesia católica se convierte en objeto de una dura persecución en muchos países. Se trata de un reto histórico para Radio Vaticano, que es prácticamente el único medio a través del cual los fieles pueden alimentar su vínculo con el Papa y la Iglesia universal y recibir apoyo para su fe. A pesar de los limitados recursos, los programas en las lenguas de los países de Europa del Este se hicieron más numerosos y con más tiempo. A finales de los años cuarenta, al programa en polaco – que junto con el italiano, el inglés, el francés, el español y el alemán había sido siempre una de las principales lenguas de transmisión – se añadieron el checo, eslovaco, húngaro, lituano, letón, ruso, croata, esloveno, ucraniano, rumano, búlgaro, bielorruso y, un poco más tarde, en albanés. Durante décadas, a lo largo de la época de la opresión, las emisiones de Radio Vaticano ofrecieron una cita regular y segura a fieles, religiosos, sacerdotes, obispos privados de la libertad de expresar y vivir su fe.
Sobre estos años habrían infinitas historias que contar. En algunos países y en ciertos periodos de durísima persecución, escuchar Radio Vaticano estaba absolutamente prohibido y suponía un grave riesgo: podía ser causa de graves penas, hasta la cárcel e incluso – en algunos casos – la condena a muerte. Para algunas lenguas, como el polaco o el eslovaco, la audiencia era elevada, mientras que para otras, en las que los católicos eran una minoría, los oyentes no eran muchos, pero el principio que guiaba a los padres de la Radio, según la intención del Papa, no era la amplitud de la audiencia, sino la situación de necesidad de los oyentes. Por ello, las lenguas de transmisión a los países de Oriente han representado siempre más de la mitad de las lenguas utilizadas por Radio Vaticano. Cuando, después de muchos años, cayeron los muros, la gratitud de los fieles y de los pueblos pudo finalmente expresarse en formas conmovedoras, como las más de 40.000 cartas que llegaron a la Sección de Ucrania en el primer año después de la caída del régimen soviético, o la concesión del honor del Estado albanés por la labor de Radio Vaticano. [...]
Comunicación para la comunión
En 1970, la redacción y los estudios de Radio Vaticano se trasladaron a Palacio Pío, frente al Castillo de Sant'Angelo, proporcionando un espacio adecuado en lo que sería la sede principal de la emisora durante décadas. En 1973 el Padre Roberto Tucci [...] sucedió al Padre Martegani en la Dirección General. Estamos en vísperas del Año Santo de 1975 y la Radio está completamente movilizada. No se trata sólo de retransmitir en directo las grandes celebraciones, audiencias y eventos papales, y de ofrecer una información adecuada en todos los idiomas para que la Iglesia universal se sienta implicada, sino también de ofrecer un servicio a los peregrinos que llegan a Roma desde todo el mundo. [...]
En el crecimiento posterior de Radio Vaticano, desde la segunda mitad de los años sesenta contribuyeron también otros dos recién llegados: el Padre Pasquale Borgomeo, que será un dinámico y creativo Director de programas; y el Padre Félix Juan Cabasés, encargado de la "Redacción Central", posteriormente "Servicio de Documentación". El primero cultivará en gran medida las valiosas relaciones internacionales de la emisora, en particular con la Unión Europea de Radiodifusión (UER); el segundo dejará una huella duradera en la organización de la documentación y la programación editorial. [...]
Radio Vaticano alcanza así su madurez, con una calidad profesional y periodística cada vez mayor, que desde Roma la convierte en el corazón palpitante de la comunicación cotidiana de la Iglesia universal – "comunicación para la comunión", como deseaba el Concilio –, pero también activa protagonista en el amplio mundo de la comunicación católica y laica sobre la vida de la Iglesia. [...]
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