Cantalamessa: ¡Dios es amor, por eso es humildad!
Pope
En este último encuentro con la Casa Pontificia, en preparación a la Navidad, el Cardenal Raniero Cantalamessa propuso ante todo aquel grito amargo de Juan Bautista que resonó en el Evangelio del tercer domingo de Adviento: “En medio de ustedes está aquel a quien no conocen”. Y se refirió al memorable mensaje Urbi et Orbi del 27 de marzo pasado en la Plaza de San Pedro, en el que tras leer el evangelio de la tormenta calmada, el Santo Padre se preguntaba en qué había consistido la “poca fe” que Jesús reprocha a los discípulos:
De ahí que el Predicador haya afirmado que “la fiesta de la Navidad nos permite ampliar el horizonte: del mar de Galilea a todo el mundo, de los Apóstoles a nosotros”.
Y al explicar que “Dios está con nosotros”, afirmó que está “del lado del hombre, su amigo y aliado contra las fuerzas del mal”, por eso:
Además, el Cardenal Cantalamessa repasó las controversias cristológicas del siglo V para redescubrir la paradoja y el escándalo encerrado en la afirmación: “El Verbo se hizo carne”, que significa – dijo – “la perfecta unión de la divinidad y la humanidad en la persona de Cristo”, "la única cosa nueva bajo el sol", como la define San Juan Damasceno.
Aludiendo a la experiencia de Agustín recordó que señala el camino para superar el obstáculo, a saber, “deponer el orgullo y aceptar la humildad de Dios”. A lo que agregó textualmente:
¡Dios es amor, por eso es humildad!
El Predicador afirmó que “el amor crea dependencia respecto de la persona amada, una dependencia que no humilla, pero que hace feliz”. Por esta razón puede decirse que las dos frases “Dios es amor” y “Dios es humildad” son como dos caras de la misma moneda. Y explicó el significado de la palabra humildad aplicada a Dios que “no consiste en ser pequeños (se puede ser pequeño de hecho sin ser humilde); no consiste en considerarse pequeños (esto puede depender de una mala idea de uno mismo); no consiste en proclamarse pequeños (se puede decir sin creerlo); consiste en hacerse pequeños y hacerse pequeños por amor, para elevar a los demás. En este sentido, verdaderamente humilde solo es Dios”.
Francisco de Asís lo entendió sin muchos estudios
El Purpurado aludió además a San Francisco de Asís quien entendió este concepto sin muchos estudios, y en cuyas alabanzas “al Dios Altísimo», en cierto momento, se dirige a Dios diciéndole: «”Tú eres humildad!”. A lo que agregó:
¡En medio de ustedes hay uno que no conocen!
Volviendo al corazón del misterio, el Cardenal Cantalamessa dijo que “es relativamente fácil creer en algo grandioso y divino, cuando se espera en un futuro indefinido” y que “es más difícil cuando se debe decir, `¡Ahí está! ¡Es él’. El hombre está tentado de decir inmediatamente: ¿Eso es todo?”. Y dijo que, en su opinión, “Juan el Bautista nos ha dejado su misma tarea profética: seguir gritando: `¡En medio de ustedes hay uno que no conocen!’”, puesto que “inauguró la nueva profecía” que no consiste en anunciar una salvación futura, sino en revelar la presencia de Cristo en la historia:
El problema actual de la pobreza y la actitud de los cristianos
Después de aludir a Pablo como complemento de lo que enseña Juan, el Predicador se refirió a la distinción entre el hecho de la encarnación y el modo de ella, entre su dimensión ontológica y la existencial, para arroja luz sobre el problema actual de la pobreza y la actitud de los cristianos hacia ella. “Ayuda a dar un fundamento bíblico y teológico a la elección preferencial de los pobres, proclamada en el Concilio Vaticano II. Los Padres conciliares - escribió Jean Guitton, observador laico en el Vaticano II - han redescubierto el sacramento de la pobreza, es decir, la presencia de Cristo bajo las especies de los que sufren”.
El sacramento de la pobreza
A la vez que recordó el concepto de lo que se ha hecho o se ha dejado de hacer por el hambriento, el sediento, el prisionero, el desnudo y el exiliado, en que Jesús dice solemnemente: “A mí me lo hiciste”.
Iglesia de los pobres
Llegado a este punto de su predicación el Purpurado mencionó a San Juan XXIII, quien con ocasión del Concilio, acuñó la expresión “Iglesia de los pobres”, que reviste un significado que va más allá de lo que se entiende habitualmente:
El Papa es el padre de los pobres
Y con esta reflexión puso de manifiesto que “la Iglesia de Cristo es inmensamente más amplia de lo que dicen los números y las estadísticas”. De donde se deduce que “el Papa, y con él los demás pastores de la Iglesia, es verdaderamente el ‘padre de los pobres’.
Por último recordó a San Juan XXIII cuando en su mensaje de Navidad de 1962, elevaba su oración pidiendo a la “Palabra Eterna del Padre, Hijo de Dios y María”, que renovara, en el secreto de las almas, el admirable prodigio de su nacimiento. El Cardenal Cantalamessa concluyó esta predicación invitando a hacer nuestra esta oración:
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