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Covid: el robo del egoísmo, el poder de la compasión

El Papa Francisco está seguro de esto y lo repite a todos: de la pandemia salimos mejores o peores. La crisis mundial exige un replanteamiento de los parámetros de la convivencia humana en clave solidaria. Sobre esta idea se basa el "Proyecto Covid - construir un futuro mejor", creado en colaboración por los dicasterios para la Comunicación y para el Desarrollo Humano Integral, que busca ofrecer un camino que desde el final de la pandemia lleve al inicio de una nueva fraternidad.

VATICAN NEWS

Por el momento es una percepción, mañana será estudiada con las herramientas de la psicología social. Mientras tanto, con el virus global que mantiene al mundo bajo un manto de incertidumbre, un factor es evidente: "el conflicto está empeorando en todas partes". La opinión es de uno de los expertos convocados por el Papa Francisco a la Comisión del Vaticano Covid-19. Dan Plesch, director del “Centre for International Studies & Diplomacy at SOAS” de la Universidad de Londres, califica duramente el riesgo de la pandemia como la mecha de una "guerra mundial". "Debemos evitar -dice- que en nuestras comunidades se desencadene una verdadera 'guerra de vacunas'” y que tampoco es "el momento de producir y suministrar armas". Más bien, afirma Dan Plesch, "la sociedad global puede salvarse de una terrible miseria y disfrutar de la seguridad y la felicidad acogiendo la contribución de esta Comisión del Papa Francisco".

Usted es parte de la Comisión vaticana COVID 19, el mecanismo de respuesta establecido por el Papa Francisco para hacer frente a una pandemia sin precedentes. Personalmente, ¿qué espera aprender de esta experiencia? ¿Cómo se inspirará la sociedad en su conjunto en los trabajos de la Comisión?

R. – Pude absorber el sentido de la sabiduría y la compasión de los demás miembros de la Comisión. De la misma manera, la "Sociedad global" puede salvarse de una terrible miseria y disfrutar de la seguridad y la felicidad absorbiendo la contribución de esta Comisión del Papa Francisco.

El Papa Francis pidió a la Comisión COVID 19 que prepare el futuro en lugar de prepararse para el futuro. En esta empresa, ¿cuál debería ser el papel de la Iglesia Católica como institución?

R – La humanidad está siendo atacada por un conjunto de amenazas que el impacto del virus ha acelerado; nuestra propia existencia está en grave peligro. Por esta razón, todas las dimensiones de la Iglesia católica deben intervenir en primer lugar en el campo concreto y espiritual. En un sistema internacional que ya se está derrumbando, no es el momento de producir y suministrar armas.

¿Qué lecciones personales (si es que las hay) ha aprendido de la experiencia de esta pandemia? ¿Qué cambios concretos espera ver después de esta crisis, tanto a nivel personal como global?

R – Personalmente, durante el período en que nos "liberamos" de la rutina de tener que ir al trabajo, me acerqué a mis parientes y amigos más cercanos.

Un conocido empresario norteamericano dijo hace cinco años que el nuevo armienemigo podría ser invisible. ¿Puede un virus invisible desencadenar una guerra?

R – Tensiones, competencia, odio a los extranjeros, chivos expiatorios, liderazgo incompetente: todo ha empeorado por el virus. Si salimos indemnes de esto, tendremos mucha suerte.

La crisis del coronavirus pone de relieve las actitudes egoístas no sólo de los individuos, sino de países enteros; nacionalismos tales como sacar a relucir peligrosos sentimientos de ira hacia el otro, aunque él también sea nacionalista. La historia está desgraciadamente llena de ejemplos similares que han llevado a conflictos. ¿Existe, hoy en día, este riesgo?

R – Sí, todavía tenemos algo de tiempo. El impacto "volcánico" del virus sigue en curso. El "tsunami" de la catástrofe social se acerca y tenemos que prepararnos adecuadamente.

Las desigualdades son enormes si nos fijamos, por ejemplo, en las condiciones de acceso al tratamiento en los distintos países del planeta. ¿La hipótesis de una vacuna que no es accesible a todos implica riesgos de conflictos?

R – Debemos evitar que estalle una verdadera "guerra de vacunas" en nuestras comunidades. Los pobres deben estar en primera fila.

Y las personas que padecen hambre hoy en día, ¿cuán dispuestas están a luchar por el acceso al tratamiento? En varios países de África, la gente dice que el Covid es mejor que el hambre. ¿Puede la combinación de la pandemia y el hambre convertirse en una chispa peligrosa?

R – Esta es una elección terrible, que es innecesaria. El egoísmo de los ricos es un robo.

¿En qué partes del mundo hay un mayor riesgo de guerra por culpa del Covid? ¿En el Norte, rico y dividido, o en el Sur, pobre y hambriento?

R – El conflicto está empeorando en todas partes; la idea de caer en una guerra global es demasiado pesada para muchos.

El Papa Francesco y Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, han lanzado un llamamiento para un alto el fuego dondequiera que haya confinamientos en el mundo para hacer espacio a la lucha contra el coronavirus. ¿Por qué no se escucharon estas apelaciones?

R – Los intereses miopes del poder son los mismos de siempre, y los ricos se sienten inmunes a la angustia que domina la vida de muchos.

A menudo, e incluso antes de la pandemia, el Papa Francisco habló de una "tercera guerra mundial en pedazos". En su opinión, ¿debemos temer otra guerra mundial desencadenada por un virus invisible, o ya ha comenzado, y debemos dedicarnos a extinguirla?

R – ¡Ambas cosas!

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20 noviembre 2020, 14:00