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Desarrollo Humano Integral: la ayuda a los refugiados durante la pandemia

Todas las semanas la sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral publica un boletín, informando de la labor de la Iglesia en este tiempo de pandemia. En el siguiente artículo el undécimo boletín, junto con el enlace a los boletines anteriores.

¿Qué está haciendo la crisis actual de COVID-19 a los migrantes, refugiados, desplazados internos y víctimas de la trata de personas en todo el mundo? La Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral publica su noveno boletín en el que comparte innovaciones y buenas prácticas de diferentes actores católicos de todo el mundo que buscan ayudar a las personas desplazadas durante esta crisis y evitar la propagación del coronavirus en sus comunidades. A continuación, los contenidos del boletín número 11:

El pasado 20 de junio, las Naciones Unidas celebraron el Día Mundial de los Refugiados. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados informó que el año pasado, unos 80 millones de personas se vieron obligados a abandonar sus hogares o sus países, como consecuencia de conflictos, persecuciones o crisis medioambientales y alimentarias. La Iglesia católica ha abordado con determinación las difíciles condiciones de estos refugiados vulnerables, tratando de protegerlos, y seguirá haciéndolo en el futuro.

Después del Ángelus, el Papa Francisco tuvo un recuerdo y rezó por quienes se han visto obligados a huir y abandonar sus hogares durante la pandemia del COVID-19. “La crisis que ha provocado el coronavirus, ha puesto en relieve la necesidad de asegurar la protección necesaria a las personas refugiadas, para así garantizar su dignidad y seguridad”, dijo. Invitó a todos los creyentes a unirse a él en la oración “por un empeño renovado y eficaz de todos, a favor de la protección efectiva de cada ser humano, en particular los que se han visto obligados a huir, debido a situaciones de grave peligro para ellos o sus familias”.

La Sección Migrantes y Refugiados de la Santa Sede, en el marco de la labor de su Comisión para el COVID-19, ha elaborado tres “informes de políticas sobre cuestiones migratorias”, de suma importancia en tiempos de Covid-19: La regularización de migrantes, el acceso al territorio de las personas que buscan protección internacional y medidas alternativas a la detención. Estos tres documentos presentan retos y soluciones factibles para cada una de estas cuestiones, destacando a su vez, las razones que justifican las propuestas y las modalidades que deben aplicarse.

Con ocasión del Día Mundial de los Refugiados, U.S. Catholic Sisters Against Human Trafficking, hicieron hincapié en la importancia de la prevención contra la trata de refugiados que, dada su situación de vulnerabilidad, se convierten en el blanco predilecto de los traficantes. Las Hermanas afirmaron que el reasentamiento permanente en una zona segura, representa un medio fundamental para prevenir la trata y la explotación de los refugiados. Una vez instalados en sus nuevos hogares, es importante proporcionarles asistencia financiera para satisfacer sus necesidades básicas, como alojamiento, alimentación y transporte, y ofrecerles apoyo para que comprendan sus derechos, a fin de evitar el peligro de ser nuevamente víctimas de la explotación y de abusos.

En los Estados Unidos, la Conferencia Episcopal y las organizaciones caritativas católicas abogan por garantizar mayor protección y ofrecer apoyo a los refugiados recién llegados. Para ayudar a las parroquias y a las comunidades locales, en la prestación de asistencia a los refugiados, Justice for Immigrants publicó el World Refugee Day Toolkit 2020 (Manual para el Día Mundial del Refugiado). El folleto incluye intenciones de oración, respuestas a las preguntas más comunes y buenas prácticas. Entre estas últimas, se recogen algunas propuestas para una participación activa, a nivel comunitario e iniciativas de promoción en las redes sociales y en la vida cotidiana.

Mensajes en el Día Mundial del Refugiado 2020

Numerosas organizaciones católicos recordaron el drama vivido por los refugiados, ensombrecido hoy día por la pandemia del coronavirus. El Día Mundial del Refugiado fue la ocasión propicia para recordar, a toda la humanidad, que los refugiados son víctimas involuntarias de conflictos y desastres naturales que ellos no provocaron y la necesidad de trazar el camino hacia un futuro más justo y pacífico para ellos.

Este boletín recoge algunas de sus declaraciones: por ejemplo, 54 organizaciones religiosas han publicado una declaración conjunta con motivo del Día Mundial del Refugiado 2020. Partiendo de las palabras de ánimo del Papa que invitan a “conocer para comprender”, se centraron en la situación de los desplazados internos (IDP). Los IDP constituyen, ya de por sí, un grupo radicalmente vulnerable, que ahora corre el riesgo de tener que enfrentarse al peligro de una falta de protección por parte de sus propios gobiernos, debido a la emergencia del COVID-19. Estas organizaciones, mientras abogan por una mayor protección jurídica, un acceso no discriminatorio a los servicios, el respeto de su dignidad y la promulgación de programas de consolidación de paz y reconciliación para los desplazados internos, también piden una transformación radical, por parte de todos, que se traduzca en una compresión de las condiciones de vida de los desplazados internos y la consiguiente voluntad de ayudarles.

La RED CLAMOR (la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas) señaló que los derechos humanos de las personas desplazadas por la fuerza y de los refugiados, no están garantizados por las medidas adoptadas por los estados durante la pandemia. Se erigen muros allí donde hay que tender puentes. El Día Mundial del Refugiado es una oportunidad para recordar la necesidad de una transformación y de respuestas coordinadas a nivel regional, además de políticas públicas integrales, orientadas a la protección y garantía de los derechos humanos. Los refugiados y los desplazados internos, así como las comunidades de acogida, deben participar activamente en las políticas y programas que promuevan la cultura, la acogida y la reconciliación.

Insistiendo en que “los refugiados son víctimas de nuestro sistema injusto”, Caritas Internationalis hizo un llamamiento a los líderes políticos del mundo para que acojan a los refugiados de una manera digna y segura, proporcionándoles bienes de primera necesidad como alimentos, agua y atención sanitaria y condiciones de vida seguras, especialmente durante este tiempo de pandemia. Aloysius John, secretario general de Cáritas, destacó que deben a la urgente necesidad de recibir refugiados, se debe de abordar las causas profundas del fenómeno migratorio y desarrollar un sistema económico justo que les garantice la igualdad de oportunidades.

Por su parte, Entreculturas celebró una rueda de prensa virtual bajo el lema “Sin Escuela, Sin Refugio”. El mensaje que se lanzó es que la escuela no es solo un lugar, sino que es la promesa de un camino seguro, un día sin violencia, una oportunidad para elegir un futuro, un sueño por cumplir. La escuela es una tierra sagrada y ofrece oportunidades y refugio a millones de niños. El cierre de las escuelas, como medida preventiva para contener el coronavirus, ha privado a muchos niños de un alojamiento. Por esta razón, Entreculturas ha seguido educando a muchos de estos niños durante la pandemia, utilizando la radio y otros instrumentos en línea, para garantizarles, en la medida de lo posible una mínima cobertura educativa. Además, la organización ha distribuido bienes de primera necesidad como agua, medicinas, kits de higiene preventiva y alimentos para los alumnos y sus familias. Asimismo, ha acompañado, asistido y supervisado a las víctimas de la violencia por teléfono.

Reflexiones sobre el desplazamiento forzado

El libro “La familia exiliada” fue publicado por la Librería Editora Vaticana, en coincidencia con el Día Mundial del Refugiado. Se inspira en la Constitución Apostólica Exsul Familia del Papa Pío XII, publicada en 1952, que presentaba la constante preocupación de la Iglesia por los refugiados y migrantes a lo largo de su historia. El Papa Pacelli calificó la migración como un fenómeno antiguo y natural, a la par que positivo, cuando es bien acogido por los estados, en un espíritu de cooperación y realizado en el interés de la familia migrante. Dos ensayos introductorios, respectivamente escritos por el P. Fabio Baggio, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados de la Santa Sede, y por el historiador Andrea Riccardi, contextualizan el tema en la época actual y presentan la continuidad del magisterio de la Iglesia en este compromiso para apoyar a las personas en movimiento.

Sor Neusa de Fátima Mariano, superiora general de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo/Scalabrinianas, nos recuerda en un mensaje enviado a la Agencia Fides que “los migrantes y los refugiados están expuestos de forma desproporcionada a la vulnerabilidad de la exclusión, del estigma y de la discriminación”. El pensamiento de la Iglesia se centra en la experiencia de Jesús, desplazado y refugiado junto con sus padres. “No son números, sino personas, conociendo sus historias podremos entenderlos”, escribió el Papa en su mensaje para la Jornada Mundial de los Migrantes y los Refugiados. “Cuando los refugiados se convierten en números, la humanidad se convierte en inhumanidad”, destacó la hermana Neusa. Por lo tanto, ya no es momento de asistir pasivamente a la destrucción de muchas vidas en peligro, sino que debemos ofrecer a las personas desplazadas por la fuerza un refugio seguro. Su difícil situación exige una respuesta humana y generosa.

Una de las principales causas del desplazamiento forzoso son las guerras y los conflictos. Lamentablemente, presenciamos, con frecuencia, tensiones y hostilidades en distintos lugares del planeta, que provocan la huida involuntaria de civiles. La Iglesia católica, a diferentes niveles, ha invocado reiteradamente la paz en las zonas de conflicto. El Papa Francisco suplicó, recientemente, a la comunidad internacional que hallara un camino hacia el fin de la violencia, que lleve a la paz, a la estabilidad y a la unidad en Libia. Rezó también por los miles de migrantes, refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos presentes en el país. El Santo Padre hizo hincapié en que “la actual situación sanitaria ha agravado sus ya precarias condiciones, haciéndolos más vulnerables a las formas de explotación y violencia”.

“Estamos profundamente tristes por la escalada de violencia en casi todos los estados de nuestro país. Lamentamos profundamente el aumento de la pérdida de vidas humanas y la destrucción de los bienes de las poblaciones ya empobrecidas por los conflictos en el país”, afirman en un comunicado los líderes religiosos del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur. “Dios nos mira y nos considerará responsables por el desprecio a la santidad de la vida” advierten los líderes cristianos en su declaración. Del mismo modo, la Conferencia Episcopal de Mozambique hizo un llamamiento al alto el fuego en la región de Cabo Delgado e invitó a la Iglesia local a ser cada vez más una “Iglesia samaritana, misericordiosa, cercana a quienes sufren y a las personas afectadas por la pandemia”.

En Asia, el cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la Federación de Conferencias episcopales de Asia (FABC), invitó a los líderes asiáticos a encarar el endémico “racismo, nativismo y retórica del odio”. “Para poner fin a la crisis sanitaria, aliviar el hambre y la pobreza provocados por la pandemia y prevenir la erradicación de las personas como refugiados y desplazados internos, ha señalado, debemos abordar las causas reales de los conflictos, detener las ofensivas militares y permitir que las personas desplazadas regresen a sus pueblos”, dijo el Cardenal. Mientras tanto, aumentan las tensiones en la frontera entre China y la India, poniendo en peligro la paz en Asia.

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01 julio 2020, 11:01