Migrantes y Refugiados: Una nueva misión, acoger y proteger a los desplazados
Davide Dionisi – Ciudad del Vaticano
Son 122 las líneas guía de las Orientaciones Pastorales sobre los Desplazados Internos (OPIDP), que la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ofrece con el fin de contribuir significativamente a la "misión" de la Iglesia y ser un apoyo más específico a todos los que viven en las periferias existenciales que necesitan ser "acogidos, protegidos, promovidos e integrados".
Más de 41 millones de desplazados en el mundo
A finales de 2018, según el Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC), 41,3 millones de personas en todo el mundo fueron desplazadas internamente, la cifra más alta registrada en la historia. Aunque a menudo se ven obligados a huir de la misma manera y por las mismas razones que los refugiados, los desplazados internos no forman parte del sistema de protección internacional en virtud del derecho internacional de los refugiados. Mientras no se les obligue a cruzar una frontera internacionalmente reconocida en busca de seguridad y protección, seguirán siendo ciudadanos bajo la jurisdicción legal de su país de origen. "La dificultad de la comunidad internacional para intervenir y la falta de interés de los medios de comunicación y de la sociedad en general – se lee en el documento – ha dado lugar con frecuencia a que los desplazados internos sean olvidados, aumentando su vulnerabilidad e impidiendo que sus necesidades sean adecuadamente reconocidas y satisfechas".
Sensibilizar los medios de información y opinión pública
Para hacer frente a este desafío, la Iglesia está llamada a “animar a los medios de comunicación y a la sociedad en general, así como a los gobiernos, a sensibilizar a la opinión pública”. La responsabilidad primordial de su protección sigue recayendo en las autoridades nacionales, que a veces se muestran reacias o incapaces de satisfacer sus necesidades de protección. Por lo tanto, es crucial que la comunidad internacional busque formas constructivas de fortalecimiento y apoyo, respetando la soberanía nacional.
Son necesarias normativas transparentes
Por esta razón, será crucial "emitir mandatos y reglamentos transparentes para la protección de los desplazados internos, a nivel local, nacional e internacional, y exigir a la comunidad internacional que se esfuerce efectivamente por aumentar la protección de los desplazados internos en todo el mundo, vigilando la aplicación de los instrumentos internacionales existentes y adoptando medidas concretas cuando los Estados no puedan o no quieran protegerlos, respetando plenamente el principio de subsidiariedad".
La trata de personas y conflictos étnicos
El documento también denuncia la trata de seres humanos que afecta a los desplazados internos, su presencia en las zonas urbanas y en los campamentos de refugiados, y pide la protección de los trabajadores humanitarios. Entre las causas de los desplazamientos se señalan "los conflictos étnicos y tribales" y para hacer frente a este desafío, la Iglesia está llamada a "trabajar por la reconciliación, la aceptación mutua y el respeto entre los grupos étnicos o tribus, promoviendo la curación de la memoria, el reaprendizaje de la comunicación correcta y la adopción de un estilo de vida no violento".
Inclusión económica
Otro elemento fundamental es la inclusión económica, que también deberá pasar por el fortalecimiento de la recaudación de fondos de las Iglesias locales, a fin de tener acceso a los recursos financieros que se ponen a disposición, tanto a nivel internacional como nacional, de la organización de la sociedad civil que participa en la asistencia a los desplazados internos. Además, insistir en que todas las partes interesadas elaboren medidas y mecanismos para evaluar la conveniencia del regreso de los desplazados internos. "Esta evaluación debe llevarse a cabo con cuidado y escrúpulos antes de ofrecer a los desplazados internos la oportunidad de regresar a sus hogares". Por último, el documento pide que se trabaje conjuntamente y se coordine entre los actores católicos, así como con la cooperación ecuménica e interreligiosa.
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