Comisi¨®n Teol¨®gica publica ¡°Reciprocidad entre fe y sacramentos"
Ciudad del vaticano
¡± es el título del documento que la Comisión Teológica Internacional publica este 3 de marzo.
Estructura del documento
El documento, estructurado en cinco capítulos, se centra en el hecho de que la reciprocidad entre la fe y los sacramentos está en crisis en la práctica pastoral actual. El capítulo 2 es donde se desarrolla el planteamiento central, el argumento teológico en el que se realiza la reciprocidad entre la fe y los sacramentos. El argumento está articulado en torno a tres planteamientos fundamentales: 1) la revelación de Dios y la historia de la salvación poseen un tenor sacramental, por la máxima importancia debida a la Encarnación; 2) esta revelación sacramental está ordenada a la comunicación de la gracia divina a la persona humana: es dialógica; 3) por lo tanto, la fe cristiana, como respuesta a una revelación sacramental, es de carácter sacramental.
Finalidad del documento
El texto plantea que su razón de ser es: ¡°Nos proponemos poner de relieve la esencial reciprocidad entre fe y sacramentos, mostrando la mutua implicación entre fe y sacramentos en la economía divina. De este modo esperamos contribuir a superar la fractura entre fe y sacramentos allí donde se dé, en su doble vertiente: ya sea una fe que no sea consciente de su esencial sacramentalidad; ya sea una praxis sacramental realizada sin fe o cuyo vigor plantee serios interrogantes con relación a la fe y la intención fiducial que la práctica de los sacramentos requiere¡± (n. 10).
Jesucristo, cauce efectivo de la salvación de Dios
El capítulo 1 plantea que ¡°La humanidad de Jesucristo es cauce efectivo de la salvación de Dios. Sin embargo, esta eficacia no reviste un carácter automático; requiere un contacto adecuado con ella: humilde, suplicante, abierto al don[1]. Todas estas actitudes desembocan en la fe, como el medio más apto para recibir la oferta de salvación¡±. El texto continúa afirmando que en los sacramentos se actualiza la fuerza sanadora que emana del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, para sanar de la herida del pecado y dar la nueva vida en Cristo¡± (n. 1)
En este capítulo se constata que entre fe y sacramentos hay una reciprocidad en crisis, que se manifiesta en la disociación entre la fe y los sacramentos. Las razones, afirma el documento, son diversas: filosóficas, culturales, planteamientos nuevos desde las ciencias, distorsiones en la vivencia de la fe, como el ateísmo, el paradigma tecnocrático (n. 3-7). También se plantean algunos fallos pastorales que descuidan, por ejemplo, la importancia de los sacramentos en la construcción de la comunidad cristiana: ¡°no pocos católicos se han hecho a la idea de que la sustancia de la fe radica en vivir el evangelio, despreciando lo ritual como ajeno al corazón del evangelio y, consecuentemente, ignorando que los sacramentos impulsan y fortalecen la vivencia intensa del mismo evangelio. Se apunta, pues, hacia la necesidad de una articulación adecuada de martyría, leitourgía, diakonía y koinonía¡± (n. 8).
Celebrar un sacramento sin fe carece de sentido
En el capítulo 2 se plantea el trasfondo teológico desde el que se abordará la problemática de la interrelación entre fe y sacramentos. ¡°Este capítulo ilustra que una celebración de un sacramento sin fe carece de sentido por contradecir la lógica sacramental que vertebra la economía divina, que es constitutivamente dialogal¡± (n. 11).
Entre algunas de sus conclusiones, el capítulo 2 afirma: ¡°En el caminar del creyente, la fe se va modulando y expresando en las diversas situaciones de la vida, acompañada por los diversos sacramentos que la Iglesia ofrece para la vida cristiana a lo largo del peregrinaje terreno¡± (n. 79 a).
El documento, resalta también que ¡°La sacramentalidad propia de la fe comporta siempre un dinamismo misionero¡±, pues ¡°Nadie recibe los sacramentos en exclusiva para sí mismo, sino también para representar y fortalecer la Iglesia, que, como medio e instrumento de Cristo (cf. LG 1), ha de ser testigo creíble y signo eficaz de la esperanza contra toda esperanza testificando para el mundo la salvación de Cristo, sacramento de Dios por antonomasia. Así, por la celebración de los sacramentos y la vivencia adecuada de los mismos el Cuerpo de Cristo se robustece¡± (n 79 d).
Acercamiento a los sacramentos de iniciación
En el capítulo 3, el documento ofrece ¡°unos criterios para dilucidar cuál es la fe que se precisa para la celebración de cada uno de los sacramentos de la iniciación¡±. Estos son: el bautismo, la confirmación y la eucaristía. Para profundizar en su aporte, plantea la siguiente metodología: ¡°(1) el fundamento bíblico principal; (2) la correlación entre dicho sacramento y la fe adecuada para la celebración del mismo; (3) la problemática que se presenta hoy en día en torno a dicha correlación; (4) la iluminación a partir de momentos señeros y escogidos de la Tradición; y, a la luz de la reflexión precedente sobre el puesto de la fe en la celebración del sacramento, (5) una propuesta teológica en orden a la pastoral acerca de la fe necesaria para la celebración de cada sacramento¡±.
Interrelación fe y sacramentos. El caso del matrimonio
La reciprocidad entre la fe y los sacramentos ha sido discutida durante muchos años, particularmente en el caso del matrimonio. Benedicto XVI y Francisco se han cuestionado sobre la validez de muchos matrimonios celebrados en la iglesia por costumbre o tradición, pero sin la verdadera fe.
El capítulo 4 del documento se detiene ¡°en una cuestión que la reciprocidad entre fe y sacramentos no podía dejar de lado: la dilucidación de si la unión matrimonial entre «bautizados no creyentes» se ha de considerar sacramento¡±.
El capítulo 5 plantea que ¡°la Iglesia misma presta un servicio para todos: es el medio y el instrumento que proclama la presencia en la historia del designio universal de la salvación en Jesucristo. Cada cristiano participa en esta misión eclesial, que cada sacramento refuerza a su modo. En cada sacramento se da una recepción del don de Dios, una configuración con Cristo y una misión eclesial para la vida del mundo¡± (n. 183).
Lo que se propone, afirma el documento, es una delicada tarea para los pastores y para todos los agentes implicados en la pastoral matrimonial, para ayudar a los futuros cónyuges a crecer en su fe hacia lo que significa el matrimonio.
[1] Cf. Orígenes, In leviticum hom. IV,8 (PG 12, 442-443).
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