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Arzobispo Migliore: diálogo y empatía por el bien de los católicos en Francia

Monseñor Celestino Migliore es el nuevo Nuncio Apostólico en Francia desde el 11 de enero de 2020. Sucede en el cargo al arzobispo Luigi Ventura, cuya dimisión por razones de edad fue aceptada por el Papa Francisco el pasado mes de diciembre. Entrevistado por nuestra compañera Manuella Affejee, el prelado nos da sus primeras impresiones y repasa los principales temas de su misión en París.

Manuella Affejee - Ciudad del Vaticano

Este experimentado diplomático entró en el servicio de diplomacia de la Santa Sede, trabajando primero con las Representaciones Pontificias en Angola, Estados Unidos, Egipto, Polonia y Rusia. Además de sus funciones de dirección en la Secretaría de Estado, donde fue Subsecretario de Relaciones con los Estados de 1992 a 1995, y de un notable período en la Misión de la Santa Sede ante las Naciones Unidas; el Arzobispo Migliore realizó su primera visita a Francia, como Enviado Especial y Observador Permanente ante el Consejo de Europa en Estrasburgo (1992-1995).

Y es precisamente esta rica experiencia la que ahora pretende poner al servicio de las relaciones entre la Santa Sede, el Estado francés y la Iglesia de Francia.

- ¿Con qué espíritu se acerca a esta nueva misión?

Estoy agradecido al Papa Francisco por su confianza. Conozco un poco la Francia, no he olvidado mi período en Estrasburgo, y desde entonces sigo teniendo una verdadera estima por el pueblo francés. Enfrento este nuevo período de mi vida con confianza en la Providencia y en sus designios, estoy seguro de que también puedo contar con el apoyo espiritual y humano, así como con hermosas colaboraciones.

- ¿Cuáles serán los principales retos de esta misión? ¿Qué tipo de relación desea establecer con el Estado francés? ¿Y con el episcopado?

Me viene en mente una imagen: la del Presidente de la República francesa hablando con el Papa Francisco y la del Santo Padre recibiendo al Presidente Macron en el Vaticano. En otras palabras, la Iglesia Católica y el Estado francés hablan entre sí, no hay confusión de poder, no hay religión de Estado, y el Estado no gobierna el funcionamiento interno de la Iglesia Católica en Francia. Además, presentaré mis credenciales al Presidente de la República y él las recibirá. Un diálogo respetuoso y confiado para el bien de los católicos de Francia y la comprensión entre todos los habitantes.

En cuanto a las relaciones con el episcopado francés, que es rico en su diversidad y en el que hay buenas figuras pastorales, se basarán en el diálogo y en el respeto al bien de la comunidad eclesial.

- Desde hace algunos años, los católicos en Francia se sienten tristes por el creciente número de actos de vandalismo y profanación en sus iglesias. Este es un fenómeno que está causando gran preocupación. ¿Es usted consciente de esta realidad y cómo piensa afrontarla, como representante de la Santa Sede?

La matriz de estos actos no siempre es clara o inequívoca. A veces son robos, otras veces son verdaderas profanaciones y desacralizaciones de lugares simbólicos e importantes. Como hablamos a menudo de antisemitismo e islamofobia, también debemos admitir que existe una forma de cristianofobia, y en este caso, lo que más duele a los creyentes es el silencio mediático que rodea a estos gestos destructivos de cohesión social y religiosa, o bien una forma de timidez a la hora de condenar estos actos, que no sólo ofenden nuestra fe sino que también hieren a los cristianos. Y no me refiero solo al cierto clima de ansiedad que puedan generar.

- Su nombramiento era esperado, porque usted llega a la Nunciatura de París en un contexto muy particular, y me refiero aquí a su predecesor (Monseñor Luigi Ventura, que está siendo investigado por presunta agresión sexual). ¿Pretende restaurar la confianza?

No creo que haya recetas infalibles para restaurar o construir la confianza, pero ciertamente hace falta humildad, transparencia y empatía.

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13 enero 2020, 18:52