Concilio Vaticano II: giro de una Iglesia romanizada hacia una Iglesia mundial
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Hoy se cumplen 60 años del anuncio, por parte del Papa Juan XXIII, del Concilio Vaticano II bajo el objetivo de renovar la vida de la Iglesia y adaptar la disciplina de la eclesiástica a las condiciones de la época. También se trata de una fecha muy importante “porque es la que inspira y mueve el proceso de la reforma que el Papa Francisco está llevando adelante”, tal y como ha declarado el teólogo Rafael Luciani, profesor en el Boston College y la Universidad Católica “Andrés Bello” en Caracas.
Concilio Vaticano II: una apertura de la Iglesia al mundo
Según explica Rafael Luciani para Pope, el Concilio Vaticano II tiene el gran mérito de haber hecho “un giro” de una Iglesia occidental y romanizada, bajo un modelo centralizado, hacia una Iglesia mundial, que significa una Iglesia donde la interculturalidad, la diversidad de los pueblos que la integran y la diversidad de las maneras de vivir el cristianismo, tienen que ser integradas, y esto – puntualiza - “representa el mayor reto de la recepción del Concilio”. Y en esta recepción del Concilio, el Papa Francisco desde su primer año de Pontificado, “ha promovido como punto central la Eclesiología del Pueblo de Dios, la cual llama a que todos los bautizados, con todos nuestros rostros y con toda nuestra diversidad cultural, tenemos parte en esta construcción de una Iglesia en conjunto” asegura el teólogo venezolano.
El Concilio: la gran resistencia que ha encontrado Francisco
Luciani además señala que “no se trata de obedecer a ciegas a alguien que me dice lo que debo de hacer” sino que el Concilio me constituye como parte de una comunidad y son igual de responsables “los laicos, los obispos y el Papa” en este caminar juntos. Es por ello que el Concilio “es la gran resistencia que ha encontrado Francisco” y la cual sigue siendo un reto – dice Luciani – porque “implica un modelo de Iglesia que no se cambia de un día para otro, pero que si no lo hacemos juntos no lo vamos a ver realizado en un tiempo cercano”.
Recepción del Concilio en América Latina
En América Latina se recibe el Concilio muy especialmente a través de la Constitución Pastoral Gaudium et spes, que implica “un compromiso profundo de la Iglesia con el mundo, una apertura, una acogida y un discernimiento de lo que se vive en el mundo” explica Luciani y pone de ejemplos los 50 años de Medellín (celebrados el año pasado) y la celebración de este año por los 40 años de Puebla.
“En Medellín se nos dice que la Iglesia está llamada a auscultar las actitudes de los jóvenes porque ellos son manifestación de los signos de los tiempos”; una expresión hermosa – dice Luciani – para decir lo que hoy Francisco tanto insiste: “la escucha a los jóvenes”. Y diez años después de Medellín, en Puebla, “no sólo se ratifica la opción preferencial por los pobres sino que el documento habla de esa opción preferencial por los jóvenes y los términos que utiliza es una escucha nuevamente - o sea Iglesia en clave sinodal -, incorporación de los jóvenes y formación”.
Opción preferencial por “los pobres” a la luz de “los jóvenes”
Y en esa opción preferencial por los jóvenes, dice Luciani, también entra el compromiso social, político y de integración en las comunidades locales que tiene un joven “y que no debe limitarse solamente a un movimiento juvenil dentro de la parroquia”. Ejemplo de ello fue “Acción Católica” y los “Movimientos de Jóvenes en las universidades” que dieron pie a formación de comunidades de base y a la llamada Teología de la Liberación, así como a la existencia de una juventud “que luego se ha convertido en líderes políticos que influenciaron a todo el continente en la transformación social”. De manera que este reto por la “opción preferencial por los pobres” hoy en día – concluye Luciani – “tiene que ser pensado a la luz de los jóvenes, pero más allá de los movimientos parroquiales locales; tiene que ser pensado en función de la sociedad y de los cambios políticos”.
La Iglesia debe cambiar su modelo parroquial exclusivamente litúrgico
Hablando a cerca de qué puede hacer la Iglesia ante las problemáticas a las que se enfrentan los jóvenes de hoy a nivel mundial, Rafael Luciani asegura que, antes que “hacer programas”, la Iglesia tiene que “cambiar el modelo parroquial y la estructura centrada solamente en lo litúrgico y sacramental”. “El joven cuando llega a la comunidad local no puede ser que lo único que se le ofrezca es como una especie de menú, a qué grupo pertenece o a cuantas misas asistir” asegura el profesor del Boston College, si no que tiene que encontrar en la comunidad “una identidad” y la comunidad debe ser para ese joven “un lugar desde donde pueda incorporarse y trabajar por la sociedad”.
Y el cambio de este modelo es lo que el Papa Francisco llama “conversión pastoral”, finaliza Luciani: “recordemos que Francisco siempre ha dicho, desde la Evangelii Gaudium inspirada en Aparecida, que debemos pasar de una “pastoral de conservación”, o sea una pastoral que se limita a la parroquia, a los litúrgico y a lo sacramental, a una “conversión pastoral”, o sea, reformar las estructuras para que podamos realmente incorporar y hacer a los jóvenes participes y no solamente observadores desde afuera de la Iglesia”.
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