#Synod2018, Cardenal Omella: dejar libertad a los 箩ó惫别苍别蝉
Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano
“No hemos llegado a la conclusiones es todavía, pero algunos puntitos quisiera señalar, muy sencillos”: así responde el Cardenal Juan José Omella y Omella, al ser interpelado sobre el desarrollo de los trabajos en el Sínodo de los obispos de este 2018:
Uno, me impresiona la presencia, el "acompañante" que es el Papa, que está en todas las asambleas generales y escucha todo pacientemente: su presencia es alentadora. Segundo, el ver la multiplicidad de ‘colores’ que tiene nuestra Asamblea, porque viene gente de Oceanía, de Asia, de África, de Europa y América Latina, de Estados Unidos, y cada uno viene desde su cultura. El modo en cómo interpretan y viven el Evangelio nos hace de alguna manera 'relativizar' nuestras cosas y ampliar el horizonte: no es lo mismo la vida cristiana de un joven en África, que la vida cristiana de un joven en Europa. Esto nos hace decir: 'oye, ensancha tu corazón y escucha, atiende y comprende también a los demás'. Y luego, el ambiente tan sano de comunión y fraternidad que hay, a pesar de las diferentes lenguas y las distintas procedencias: la simpatía, cómo se escuchan unos y otros, y las ganas que tenemos de aportar lo mejor para la evangelización hoy en el mundo.
Para emprender una nueva evangelización se necesita conversión
La intervención del cardenal Omella en la 9ª Congregación general, en línea en parte con la Evangelii Nuntiadi, en parte con la Gaudium et Spes, hizo hincapié en la necesidad de la conversión para emprender una nueva evangelización.
La Evangelii Nuntiandi nos dice que es muy necesario en los momentos actuales, para emprender una nueva evangelización, una Iglesia ‘en salida’, una Iglesia más comprometida con la sociedad de hoy. Según la Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, necesita sobre todo conversión: tenemos que convertirnos, cambiar nuestros criterios.
La conversión, señaló el arzobispo de Barcelona, debe estar en la línea de una mayor coherencia, “porque - dijo- los jóvenes nos piden sobre todo a los adultos, a los cristianos, coherencia”.
Muchas veces hablamos de la Palabra de Dios, predicamos lo que tenemos que hacer, decimos lo que tienen que hacer, hacemos catequesis, pero nuestras vidas no corresponden del todo a lo que nosotros predicamos, a los que nos dice el Evangelio. Ésa es una primera llamada la conversión: vivir lo que nosotros proclamamos y decimos.
Los jóvenes nos piden coherencia
Segundo- prosiguió el cardenal narrando su intervención - , cuando nos ordenan obispos, el obispo principal nos hace una pregunta, entre otras: “¿quieres ser padre de los pobres?” Y respondemos siempre “sí”. Pero luego resulta que cuando me encuentro yo un pobre por la calle, o en mis encuentros en las parroquias, pues, le digo que tengo prisa porque resulta que estoy haciendo otra cosa, o que huelen mal y entonces trato de pasar de largo. Y sin embargo, fácilmente escribo una carta pastoral diciendo “que importantes son los pobres en la vida de un cristiano y cómo siguiendo el Evangelio y los consejos de Jesús, tenemos que servirlos”. Coherencia: fácil escribir, más difícil vivir.
Dar libertad a los jóvenes
El cardenal arzobispo de Barcelona también habló del tema de la necesidad de ser “más coherentes”, en lo que respecta a la libertad de los jóvenes porque, dijo, “hablamos mucho de la libertad y sin embargo, cuando tenemos jóvenes que en nuestras catequesis, en nuestras iglesias, ejercen su libertad diciendo 'no quiero seguir sus consejos', me quiero incluso marchar”.
Nos entristecemos y decimos 'hemos fracasado, ya no emprendo nuevos caminos’. ¡No señor! Nosotros tenemos que dejar la libertad: que puedan seguir o no seguir; como hacía Jesús: no todos le seguían y Él dejaba libre, pero siempre convocaba e invitaba a todos.
Como Abrahán, emprender nuevos caminos
Pensando en la imagen de Abrahán que dejó su tierra, su familia, su gente para ir a la tierra prometida, “siendo ya muy mayor”, el cardenal Omella expresó sentirse interpelado por ella:
Yo creo que es una llamada también este sínodo a que nosotros, que somos ya mayores, digamos: “¡venga! Vamos adelante, emprendamos un camino de encuentro con la juventud y busquemos caminos nuevos para evangelizar hoy en día”. Todo es posible, la conversión es posible, y a pesar de la edad, si nos fiamos de Jesucristo y vamos en comunión, podremos emprender nuevos caminos de esperanza para el mundo.
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