Comentario del Evangelio: ?Se?or mío y Dios mío!
En la primera aparición de Jesús a sus discípulos luego de la resurrección, fue para comunicarles la paz. “La paz este con ustedes” (Jn 20, 19-31); con ella consiguen superar los miedos que les encerraba y deciden abrir las puertas a la gracia del Espíritu Santo que los lleva al anuncio del Evangelio sin medir las consecuencias, como tampoco lo hizo el Hijo de Dios al dar su vida en la cruz para la salvación de la humanidad.
El envío que hace el Resucitado a que prediquen el Evangelio, y el soplo del Espíritu Santo nos compromete también hoy a nosotros con la gracia que hemos recibido en el Bautismo. Pero además nos guía por el camino del perdón; aceptar la propuesta de reconciliación para vivir la fe superando los obstáculos de la duda que genera la falta de experiencia de la testimoniada vida cristiana; por ello el Señor nos seguirá llamando: “trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”, para experimentar así la alegría de la fe: “Bienaventurados los que crean sin haber visto”.
El domingo de la Divina Misericordia, el Evangelio invita a recibir con plena fe el llamado a la conversión: “¡Señor mío y Dios mío!”, como respuesta a su Resurrección y testimoniar como lo hizo Tomás la presencia de un Dios vivo que camina junto a su pueblo.
P. Johan Pacheco