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2025.01.15 Udienza Generale

El Papa: La pacificación es una tarea del corazón

Francisco responde desde las páginas de la revista mensual 'Piazza San Pietro' a un padre que le cuenta su difícil experiencia de separación de su esposa y anima al respeto mutuo y a la justicia misericordiosa.

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«Poner el corazón en ello. En las relaciones lo principal es esto». Lo escribió el Papa Francisco respondiendo en el nuevo número de 'Piazza San Pietro' -la revista mensual de la Basílica Vaticana que explora temas de fe, espiritualidad y vida cotidiana a través de diversas colaboraciones, centrándose en un recorrido por el interior de la Basílica de San Pedro- a una carta que le envió Giorgio, un padre romano que cuenta su difícil experiencia de separación de su mujer. «Sólo desde el corazón nuestras familias podrán unir las diferentes inteligencias y voluntades y pacificarlas para que el Espíritu nos guíe como una red de hermanos, porque la pacificación es también una tarea del corazón», explica Francisco, y este «milagro social» sólo es posible si nuestro corazón está «unido al de Cristo» y sólo así «será posible detener y prevenir la violencia en las familias».

La historia de Giorgio

Giorgio cuenta al Papa que se separó tras cinco años de matrimonio y una hija, a petición de su mujer «que tenía otro hombre». Años después, la mujer pidió al juez el pasaporte de la niña «para trasladarse a Atenas con su nueva pareja, de origen griego», pero el juez se lo denegó. Un mes después Giorgio fue detenido porque en el interior de su coche, mientras su hija estaba con él, la policía encontró cocaína. En la cárcel recé durante mucho tiempo al padre Pío de Pietrelcina», confiesa «y al cabo de ocho días, por milagro (eso me dijeron los magistrados y los policías), descubrieron la verdad y me dejaron libre». Luego condenaron a la ex suegra y a otros dos cómplices. Giorgio confió al Papa que había transformado «el mal recibido en bien para los demás» y había vencido así «el odio y la venganza» en su interior, tomando «el único camino que me salvó la vida», que había reaccionado «implicando a muchas personas a lo largo de los años» en la misma situación que él, «para obtener aquellas reformas del derecho de familia que garantizan el derecho de los hijos de personas separadas a poder amar sencillamente a sus padres y abuelos». Pidió a Francisco que comparta «la defensa de este derecho inviolable de los niños que debe ser siempre protegido» y subrayó que «hay que poner fin a la violencia que utiliza e instrumentaliza a los niños con peleas, chantajes y abusos que pueden desembocar en gravísimas tragedias familiares con asesinatos y suicidios».

Un testimonio de paz

«Su historia es un testimonio de paz», comenta el Papa «que anima en un mundo inflamado por las guerras, por el odio, al que corresponde una dramática crisis de esperanza, que en cambio siempre está ahí para todos». El Pontífice observa que «en nombre de los propios intereses, incluso afectivos, se cometen violencias y opresiones, pensando así en construir el propio bienestar, y en cambio se hace daño» y que esto sucede «en las invasiones y en los conflictos mundiales, como en la vida personal y familiar» y espera, compartiendo la propuesta de Giorgio, «que haya leyes cada vez más adecuadas para permitir a los hijos de padres separados encontrarse y crecer afectuosa y amorosamente con todos sus familiares».

Acompañar a las familias heridas

En su respuesta a Giorgio, desde las páginas de 'Piazza San Pietro', Francisco recomienda a las comunidades cristianas «acompañar a las familias heridas para que los hijos no se conviertan nunca en rehenes de su padre y de su madre». A veces uno es «rehén del egoísmo del corazón humano, que nos hace feos. El egoísmo no nos hace bellos«, añade el Pontífice, que insta a no convertir nunca a los hijos en rehenes “”del padre o de la madre, sino en hijos a los que amar y proteger» e invita a «tener cuidado» incluso «en los regalos a los hijos», porque «pueden ser un verdadero chantaje» para arrebatarles «del afecto del marido o de la mujer». «Así que los regalos son un barniz del amor, una ilusión, que quita la verdad al amor», considera el Papa. Y por eso, «sí al respeto y a la ternura, sí a la justicia misericordiosa y no a la venganza y al resentimiento», «hay que promover redes y encuentros para difundir la esperanza de que podemos liberarnos de las insidias del mal», concluye Francisco, para curarnos, levantarnos y transformar «el mal en bien».

En el número de enero de «Plaza de San Pedro», además de las palabras del Papa, destacan las imágenes del fotógrafo estadounidense Steve McCurry, autor de la célebre instantánea «Afghan Girl». Capaz de abarcar desde la fotografía callejera, pasando por la bélica y urbana, hasta los retratos, en sus fotos recupera la belleza y la espiritualidad del centro de la cristiandad. Después, el cardenal Pietro Parolin lanza un «grito contra la guerra mundial rota», mientras que una contribución de Susanna Tamaro, titulada «La esperanza nace de la fe», nos lleva a reflexionar sobre la importancia de creer en tiempos difíciles.

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21 enero 2025, 21:30