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El Papa: Es urgente devolver al mundo el aroma bueno y fresco del pan del amor

En San Juan de Letrán Francisco presidió la celebración eucarística en la solemnidad del Corpus Christi. La Eucaristía -explica el Santo Padre- nos ense?a a ofrecer lo poco que tenemos y a dar gracias. Al final de la procesión en Santa María La Mayor la bendición eucarística.

Paolo Ondarza - Ciudad del Vaticano

La guerra, el egoísmo y la indiferencia, ante nuestros ojos, están reduciendo «a montones de escombros» «calles, tal vez antaño perfumadas» con el aroma del amor. Con esta imagen, celebrando la solemnidad del Corpus Christi en la basílica de San Juan de Letrán, el Papa hizo un llamamiento: en nuestro mundo hace falta la fragancia y el olor del pan recién horneado, el pan de la gratitud, de la libertad y de la cercanía, un bien demasiado precioso para ser desechado.

"Es urgente devolver al mundo el aroma bueno y fresco del pan del amor, seguir esperando y reconstruyendo sin cansarse nunca de lo que el odio destruye". 

Todo es un don

"La Eucaristía nos enseña a bendecir, acoger y besar siempre los dones de Dios", dice el Obispo de Roma, "no desperdiciando las cosas y los talentos que el Señor nos ha dado", perdonando y levantando a los que se equivocan", porque “todo es un don y nada se puede perder. Todos deben tener la oportunidad de levantarse y volver al camino". La invitación es a asumir cada día "actitudes eucarísticas”.

"Y ayuda siempre a los que han caído: sólo una vez en tu vida puedes mirar a una persona desde abajo: para ayudarla a levantarse".

Hacer memoria

Bendecir el pan, continuó el Santo Padre, significa «hacer memoria», «revivir la Pascua de Cristo, su Pasión y Resurrección, con las que nos liberó del pecado y de la muerte» y nos mostró que sólo en el servicio y en el don podemos vivir como hombres libres. «Hacer memoria de nuestra vida, de nuestros aciertos, de nuestros errores, de esa mano tendida del Señor que siempre ayuda a levantarnos; hacer memoria de la presencia del Señor en nuestra vida».

"Hay quien dice que es libre quien sólo piensa en sí mismo, quien disfruta de la vida y quien, con indiferencia y tal vez arrogancia, hace lo que quiere a pesar de los demás. Pero esto no es libertad: es una esclavitud oculta, una esclavitud que nos hace aún más esclavos".

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

Libertad y egoísmo

El egoísmo, observa Francisco, no trae libertad, sino esclavitud:

"La libertad no se encuentra en las cajas fuertes de los que acumulan para sí mismos, ni en los sofás de los que se recuestan perezosamente en el desentendimiento y el individualismo: la libertad se encuentra en el cenáculo donde, sin otro motivo que el amor, uno se inclina ante los hermanos y hermanas para ofrecerles su servicio, su vida". 

Presencia real de Cristo

La Eucaristía, continúa el Papa, es la presencia real de Cristo, nos habla de un Dios que no está lejos, sino cerca, que nos busca, nos espera y nos acompaña, invitándonos a estar cerca de los hermanos, a tener un corazón grande que no escatima.

La procesión hasta Santa Maria Maggiore

Al final de la celebración, la procesión eucarística por la Via Merulana hasta la Basílica de Santa María la Mayor con la impartición de la bendición. Francisco explicó el significado de este gesto:

"No lo hacemos para presumir, ni para hacer alarde de nuestra fe, sino para invitar a todos a participar, en el Pan de la Eucaristía, de la vida nueva que Jesús nos ha dado; hacemos la procesión con este espíritu".

Desde 2017 no tenía lugar la tradicional celebración en la basílica de Letrán seguida de la procesión hasta Santa María la Mayor. En 2018, de hecho, Francisco optó por celebrar la solemnidad del Corpus Christi en los suburbios romanos por dos años consecutivos. Posteriormente, primero la emergencia pandémica y luego problemas relacionados con la salud del Papa habían impedido la celebración regular de la liturgia.

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02 junio 2024, 19:00