Cardenal Cordes, una vida dedicada a los óԱ, los laicos y la caridad
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Cordes fue una figura querida y estimada, en primer lugar por los jóvenes, a los que prestó atención desde que fundó el Centro San Lorenzo, del que nació la iniciativa de organizar un encuentro internacional de jóvenes en Roma el Domingo de Ramos en 1984, pequeño embrión de lo que más tarde sería la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) a instancias de Juan Pablo II y a instancias del cardenal Eduardo Pironio. Lo recordó el Cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, durante la santa misa exequial del Cardenal Paul Josef Cordes, purpurado alemán que falleció el 15 de marzo a los 89 años.
Al final de la eucaristía, que se desarrolló en la Basílica de San Pedro este lunes 18 de marzo, el Papa Francisco presidió el rito de la Ultima Commendatio y de la Valedictio. Al funeral asistieron, entre otros, diversos miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, acompañados por el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, varios familiares (entre ellos su sobrino Reinhard Baumgardt) y las cuatro laicas pertenecientes a la Asociación Memores Domini que colaboraron con el cardenal hasta sus últimos días.
Cordes fue estimado también por los miembros del Camino Neocatecumenal y de la Renovación Carismática, cuyo apostolado Wojtyla le pedía siempre que siguiera ad personam. Era querido y estimado, en fin, por el personal del Consejo Pontificio para los Laicos, del que fue vicepresidente, y luego de Cor Unum, por la atención que siempre prestó a las necesidades de los más frágiles, a quienes -- "comunicó el amor y la ternura de Cristo". No sólo Cordes, continuó subrayando Francisco, "no escatimó energías para testimoniar la paterna solicitud del Papa por los más pobres".
El difunto purpurado prestó un servicio a la Santa Sede y a la Iglesia que fue recorrido paso a paso en la homilía del cardenal Re. "Mientras sus energías decaían, había acogido su ocaso con gran serenidad, dando prueba de una auténtica espiritualidad", aseguró Re. "El alma del cardenal Cordes está ahora en manos de Dios", añadió, señalando que "para el creyente, la realidad de la muerte es el paso de este mundo a la casa del Padre para gozar de la inmensidad de su amor". Es ese amor el que había impulsado al joven Paul Josef a interrumpir sus estudios de medicina para ingresar en el seminario mayor de Paderborn. Un cambio de perspectiva por el que él mismo confió que estaba en deuda con una monja franciscana de clausura conocida de su familia, Sor Cándida de Olpe, que había rezado por él para que se hiciera sacerdote durante años, sin que él lo supiera.
Fue ordenado sacerdote para la diócesis de Paderborn en 1961. Diez años más tarde, se licenció en Teología Dogmática en la Universidad de Maguncia y, pocos meses después, fue nombrado Secretario de la Comisión Pastoral de la Conferencia Episcopal Alemana. Con este nombramiento, comenzó a trabajar con asociaciones, movimientos espirituales y diversas instituciones eclesiásticas de Alemania. "Esta experiencia le permitió aportar una buena contribución al Sínodo de las diócesis de la República Federal de Alemania celebrado en 1972", recuerda Re. Cuando Pablo VI le nombró obispo auxiliar de Paderborn en 1975, eligió 'Deus fidelis' como lema episcopal porque, decía, 'Dios es siempre fiel y la fidelidad de Dios nos compromete a ser fieles también'. "Y el cardenal Cordes, en las diversas tareas que le fueron confiadas, estuvo siempre animado por un espíritu de fidelidad a Dios, a la Iglesia y al Papa", subrayó el Decano del Colegio Cardenalicio.
Re también recordó el trabajo de Cordes en la Curia Romana, su compromiso con el mundo de la juventud, en contacto con las distintas Asociaciones Juveniles y Movimientos Espirituales, la idea de crear un centro "para ayudar espiritualmente a los jóvenes de paso por Roma". Después, la dirección de "Cor Unum", durante la cual "con gran entusiasmo se ocupó de la coordinación de las organizaciones humanitarias de la Iglesia". Se le confiaron numerosas misiones en todo el mundo para llevar la caridad y la solidaridad del Papa", recuerda Re. Fue Benedicto XVI quien le creó cardenal en 2007. Y él, Cordes, escribió en su testamento espiritual: "Una mirada retrospectiva a mi historia de fe me convence de que no ha sido fruto de la casualidad ni de mi intervención... He experimentado las palabras del cardenal Dopfner: 'Dios está y es para mí, está aquí para nosotros'. A la hora de la despedida, quisiera dejar esta certeza a mis compañeros de viaje. Me queda pedirles perdón por las ofensas y solicitar sus oraciones para que pueda alcanzar la bienaventuranza eterna en la vida trina de Dios".
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